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Melón

Vivir la noche, Tito Allen, Malena y Lena

D

espués de darme un tremendo batacazo, pude llegar a la presentación del libro Vivir la noche, del pasado martes 9, en el que Fabrizio León tuvo a bien hacerme el honor de incluirme como uno de los personajes en el capítulo La música de la noche, memorias de un sonero, cosa que agradezco.

También mi agradecimiento por la atención de la actriz Edith González y su esposo Lorenzo Lazo, quienes se preocuparon por el estado en que me encontraba, pues era muy visible, ya que el trancazo fue marca diablo. Los delegados, en particular de la Cuauhtémoc, debían preocuparse por atender el estado de las aceras –en este caso de la colonia Roma, más específico por la calle de Chiapas–, que están para llorar.

El libro está de aquellita y se lo recomiendo de verdura, mi querido enkobio. Estuve a la vera de Alejandra del Moral, por tanto, gracias general. Me trajo recuerdos no muy gratos de Uruchurtu que tiene a esta urbe todavía convertida en un rancho grande. En aquellos años se podía caminar por la ciudad sin problemas. Los cabarets presentaban espectáculos a la altura de cualquier ciudad en el mundo y no estoy alucinando. Por fortuna, hay hemerotecas donde se pueden encontrar anuncios publicitarios de aquellos años. Fue tanta la sorpresa que causó el dizque Regente de hierro, que mucha gente que vivíamos de noche nos la vimos muy difícil.

A finales de la década de los 50 del siglo pasado, gracias a Memo –no recuerdo su apellido–, pero era dueño del Indohispano –hoy Gitanerías–, Czíngaro y Marruecos, pude tener un poco de alivio. Créame, monina, esos años fueron durísimos y parecían el cobro de los anteriores, ya que de 1949 a 1957 no me faltó trabajo.

Pero basta de malos recuerdos, ya que el 19 de este mes se presentará el cantante puertorriqueño Tito Allen en el teatro Ferrocarrilero. No se lo pierda que vale la pena. También le recomiendo una visita a la Cueva del Bolero, feudo de Rodrigo de la Cadena, donde en noches pasadas pude disfrutar de la calidad de Malena Burke, quien tuvo al personal gozando de su actuación cerca de tres horas que parecieron un suspiro.

Pude escuchar a Malena en los años 90 por medio de un disco compacto que grabó acompañada por NG La Banda, que me pareció extraordinario. Por lógica, no me la quise perder en vivo y a todo color. La acompañaron un grupo pequeño de músicos cubanos, entre ellos, el guitarrista Felipe Valdéz que me llamó la atención por su calidad, así como Oviedo, viejo conocido y buen percusionista.

Hace algunos años conocí a Elena Burke (1928-2002), en esta ocasión no sólo me deleité con la calidad de Malena, también disfruté de Lena, hija de la hija de Elena, o sea, nieta de La Señora Sentimiento, como se le conocía. Ahora, mi asombro fue mayor, pues toca el piano y en compañía de su mamá, o sea, Malena, nos regalaron dos interpretaciones a capella, bellísimas, amén de varias que Malena hizo notar que calificaba de desconocidas.

La noche puede calificarse de redonda, ya que Rodrigo intervino al cantar con Malena y antes de la actuación de la Burke hubo lo que ahora llaman un palomazo de Hugo Jordán, al que menda no conocía, pero aplaudí con mucho gusto. Mi querido asere, dese una vuelta por La Cueva del Bolero, que Rodrigo de la Cadena siempre tiene sorpresas.

Le vuelvo a recordar que el 19 nos vemos en el teatro Ferrorrilero, porque a Tito Allen no me lo pierdo. Lo conocí cantando con Tito Puente y no me queda la menor duda: es un gran cantante. Ojalá que el sonido funcione como debe ser. Espero verlo por allá y saludarnos, monina, que esa noche promete que habrá jícamo y saoco. Me despido deseándole muchas felicidades, no sólo en estas fechas, son para el resto de su existencia. ¡Vale!