Opinión
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Comida y cultura

A

l ser la comida un elemento indispensable para la vida, fuente importante de placer y una expresión cultural innegable, desde hace más de tres décadas diversos especialistas se han dedicado a analizar el impacto que han tenido en la alimentación la presencia cada vez mayor de los productos industrializados y la publicidad.

Un ejemplo es el antropólogo Sidney Mintz, quien en su libro Sweetness and Power: The place of Sugar in Modern History (1985), traducido al español como Dulzura y poder: el lugar del azúcar en la historia moderna (Siglo XXI, México, 1996). Ahí plantea varias de las ideas a seguir sobre este tema. Su pensamiento ha tenido gran influencia en un grupo compacto de antropólogos en nuestro país.

Así lo muestra el libro Comida, cultura y modernidad en México, editado en 2013 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Las coordinadoras Catharine Good y Laura Corona señalan, en la introducción, que se explorarán las dimensiones culturales de los procesos de globalización y modernización en México a partir de la comida como uno de los ejes principales de las relaciones sociales y de la reproducción cultural.

Eligen dos aspectos: la presencia de la comida en las ceremonias indígenas y en las de los pueblos originarios, y la imposición de las políticas económicas dominantes y su impacto en la comida y la alimentación. Si bien hay en la obra un rigor técnico y metodológico, el lenguaje permite al lector acompañar a los 19 colaboradores de este libro en sus reflexiones sobre la cocina y hacer viajes imaginarios y enriquecedores por diferentes áreas del país.

Así ocurre con los ensayos de la segunda parte Ritual y comida en las culturas mesoamericanas, que se refieren a las ceremonias de Día de Muertos en Iztapalapa, Mixquic y Zapotitlán, en el Distrito Federal; en la zona purépecha de Michoacán; entre los totonacas, y entre los mayas.

En la tercera parte se abordan temas como las bebidas de los afro-descendientes que forman parte de la raíz de muchos de los mexicanos, la relación no siempre pacífica entre las tortas y las hamburguesas, el sabor casero y el buen sazón que se puede encontrar en las cocinas económicas, o qué comen y por qué los estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Se concluye que la cocina en México es un espacio crítico para las identidades locales y la transmisión de la cultura. La cocina crea comunidades, agiliza la interacción social y transmite una cultura propia a las nuevas generaciones. Se trata de un documento básico para adentrarse en los valores y significados profundos de la cocina, la comida y su relación con la llamada modernidad.