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El director de la Cineteca participó en un ciclo de conferencias que se realiza los miércoles

Los años 80, la época más triste para el cine nacional; no había ningún apoyo: Pelayo
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Fotograma de la película Las apariencias engañan (1978), de Jaime Humberto Hermosillo, en el que el que aparecen Gonzalo Vega e Isela Vega
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de diciembre de 2014, p. a14

El cine independiente de los años 80 llenó el vacío que dejaron las grandes producciones auspiciadas por el Estado en las décadas anteriores. Aunque los cineastas de esa época se enfrentaron a una crisis social y económica, ofrecieron una cinematografía mexicana de calidad frente a la realización del sector privado que en ese entonces dominó la escena y que carecía de calidad, afirmó Alejandro Pelayo Rangel, director de la Cineteca Nacional.

Al participar en el ciclo de conferencias realizadas en colaboración con la Academia Mexicana de la Historia, en la Cineteca, Pelayo Rangel se remontó a los años 80 para hablar del surgimiento del cine independiente nacional y su aportación en esa década, cuando la crisis económica y social del país afectó la que hasta entonces había sido una de las industrias más sanas de México.

El también director de Miroslava (1993), Días difíciles (1987) y documentales como Memoria del cine mexicano (1993) y Los que hicieron nuestro cine (1984), entre otros, habló sobre cómo el cine de la época fue dominado por la producción privada, pero con materiales de muy mala calidad, y el Estado, aunque interesado en apoyar la industria, carecía de los recursos para hacerlo.

Modelo impulsado por Retes

Esto, explicó, originó el surgimiento de una generación de cineastas, actores, guionistas, directores y productores conocida como la de la crisis, a la cual pertenece. Todos encontraron la forma de hacer cine para sustituir la producción estatal y al mismo tiempo dar diversidad a las temáticas y géneros. Por medio del autofinanciamiento y las cooperativas, modelo impulsado por Gabriel Retes, los creadores ofrecieron un cine de calidad.

No hay momento más triste para la cinematografía mexicana que los años 80, pues el trabajo independiente era de supervivencia, ya que no había ningún apoyo, reconoció.

Directores como Jaime Humberto Hermosillo, Gabriel Retes, Ariel Zúñiga, Federico Weingartshofer y Alfredo Joskowicz encontraron la forma de filmar a pesar de la falta de condiciones. Mediante las cooperativas y el ahorro de costos, al rodar en 16 mm y blanco y negro, mantuvieron viva la cinematografía de calidad.

Se ahorraban costos al escribir el guión, al tomar todas las decisiones creativas. Además de productores nos volvimos sonidistas e incluso actores, con tal de terminar una película, recordó.

Sobre su filme La víspera (1982), Pelayo Rangel precisó que fue de los pocos que lograron recuperar los recursos, como Nocaut (1982-83), de José Luis García Agraz.

Señaló que Las apariencias engañan (1978), de Hermosillo, fue el despunte del cine independiente. El cineasta enseñó el camino para levantar la industria en un momento de crisis económica, social y política nacional, enmarcada por una inflación de 105 por ciento, el Programa Inmediato de Recuperación Económica, las iniciativas de los jóvenes tecnócratas y las políticas neoliberales, así como por el terremoto de 1985.

Reconoció que la Universidad Nacional Autónoma de México fue fundamental para la faceta independiente, pues casi todos los cineastas, excepto Retes, son egresados del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. Además, en los años 80 surgieron iniciativas gubernamentales que pretendían apoyar al cine, como la creación del Instituto Mexicano de Cinematografía entre 1983 y 1985, así como el Sindicato de Actores Independientes.

En aquellos años, a diferencia de la gran época de oro, en la que el Estado apoyaba la difusión nacional e internacional y había presencia en festivales, las producciones no tuvieron trascendencia internacional, porque eran austeras y sobre todo por el formato.

Sin embargo, no todo fue malo, pues luego de los primeros cinco años de la década, surgieron iniciativas como el tercer Concurso de Cine Experimental, del cual salieron grandes propuestas.

El ciclo se realiza los miércoles de diciembre, el próximo 17 el tema será Las relaciones México-EU a través del cine, a cargo de Francisco Peredo. Al finalizar, se proyectará La virgen que forjó una patria (1942) de Julio Bracho. La entrada es libre.