Economía
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Apenas llega a 22% del PIB: catedrático

Sigue pendiente el crédito bancario para impulsar actividades productivas
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de diciembre de 2014, p. 32

Pese a que la extranjerización del sistema bancario en México le otorgó estabilidad y mayor capitalización, aún enfrenta el reto de proporcionar una mayor derrama crediticia para impulsar las actividades productivas del país, pues el crédito apenas llega a una proporción de 22 por ciento del producto interno bruto (PIB), lo que lo coloca en niveles de países como Botsvana, República Dominicana, Argentina y Perú.

Lo anterior, consideró Stephen Haber, catedrático de la Universidad de Stanford y coautor junto con Aldo Musacchio del libro: Los buenos tiempos son éstos: la incursión de los bancos extranjeros en México después de un siglo de crisis bancarias, auspiciado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).

Durante la presentación del volumen, efectuada el pasado lunes en la Casa Lamm, Stephen Haber, profesor en ciencia política, historia y economía, señaló que uno de los retos para México es hacer que en el futuro el sistema otorgue mayores créditos a las pequeñas y medianas empresas, así como a las familias que quieran invertir en la educación de sus hijos.

Adicionalmente, sostuvo, se tiene que seguir con un sistema bancario con buena regulación y abrir espacios para que nuevos bancos regionales puedan atender nichos de negocios específicos.

Sin asegurar que el actual sistema bancario en México es el ideal, el especialista aseveró que la banca posterior a 1997 tiene varias características que la distinguen del sistema que existió en México durante la mayor parte del siglo XX. Estamos frente a uno extremadamente estable, en parte porque hay menor riesgo moral engranado en la relación entre banqueros y gobierno.

Explicó que los banqueros extranjeros en el país cuentan con fuertes incentivos para no faltar a su parte del trato. El capital que tienen en juego es real, también es importante que no tienen suficientes motivos para desviar fondos hacia sus propias empresas, pues ahora no son dueños de empresas no financieras.

Además, están sujetos a una mayor supervisión, porque cuando el gobierno abrió el mercado, reformó las normas contables. Tampoco pueden esperar un rescate de los contribuyentes, ya que si se comportan de manera imprudente es poco probable que reciban las ilimitadas garantías de las que gozaron los banqueros mexicanos entre 1995-1996.

Finalmente, no sólo son responsables ante los órganos reguladores mexicanos, sino también ante accionistas de todo el mundo, así como ante reguladores de sus propios países. En resumen, tienen mucho que perder y poco que ganar si se convierten en aliados oportunistas.

Guillermo Babatz, ex presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, aseguró que si la banca no se hubiera vendido a extranjeros el costo del rescate hubiera sido mayor, porque el gobierno no es buen administrador, y el tiempo del saneamiento hubiera sido más largo.

Manuel Rivero, representante de Banregio, criticó el actual modelo y mencionó que los banqueros mexicanos hubieran entendido mejor la conveniencia de otorgar créditos a las pequeñas y medianas empresas y no privilegiar el crédito al consumo, como se hace ahora.