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Ignacio Camacho Arroyo, de la UNAM, obtuvo el premio Canifarma por su investigación

Hallan en la progesterona posibilidad de tratar ciertos tumores cerebrales

El experto de la Facultad de Química trata de evitar las modificaciones que se producen en una proteína que participa en el proceso de proliferación y crecimiento de los tejidos afectados

 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de diciembre de 2014, p. 2

La progesterona es una hormona sexual presente sobre todo en el cuerpo femenino –aunque también en menor grado se encuentra en el organismo de los varones– que participa en el ciclo menstrual y tiene un papel fundamental durante el embarazo, pues prepara el útero para la fecundación y a la glándula mamaria para la lactancia. Una investigación científica reciente descubrió que, además, podría ser efectiva para evitar el crecimiento de tumores en el cerebro.

Un grupo de investigadores de la Facultad de Química (FQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), liderado por Ignacio Camacho Arroyo, encontró que la progesterona promueve el crecimiento de tumores cerebrales denominados astrocitomas, los más frecuentes y agresivos en el ser humano, que constituyen la primera causa de muerte por este tipo afectación en el cerebro.

Información difundida por la casa de estudios señala que desde hace más de una década, el investigador universitario trabaja en el estudio del papel de las hormonas sexuales en el crecimiento de los astrocitomas, que en su grado más avanzado se conocen como glioblastomas. Los resultados le valieron el tercer sitio del Premio Canifarma 2014 en la categoría de Investigación Básica, que otorga la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica.

Camacho Arroyo explicó que la progesterona regula la proliferación e invasión de células tumorales a través de la interacción con su receptor intracelular (RP), cuya fosforilación modifica su actividad transcripcional e incita su degradación.

Fenómeno de fosforilación

A lo largo de la investigación hemos determinado que la progesterona induce el crecimiento de los astrocitomas a través del RP. Se han identificado diferentes modificaciones que puede tener el RP, en particular, un fenómeno que se llama fosforilación, en el que se agregan grupos fosfato a la proteína, lo que modifica su actividad; esa variación trae como consecuencia cambios en el crecimiento y en la invasión de los tumores.

Agregó que hasta ahora no existe tratamiento o alternativa terapéutica eficaz que permita alargar o mejorar la calidad de vida de los afectados (con este tipo de tumores). Desafortunadamente, si un paciente con astrocitoma de alto grado (glioblastoma) acude al servicio de neurología, le queda en promedio un año de vida.

Los estudios médicos asientan que algunos de los síntomas de un astrocitoma son el resultado de una presión que crece en el cráneo. Se puede presentar dolor de cabeza, vómito y cambios en los estados mentales; también somnolencia, letargo, cambios en la personalidad, desórdenes de conducta y problemas con las facultades mentales.

El científico universitario, doctor en investigación biomédica básica, resaltó que en esas modificaciones participa la proteína cinasa C, que puede agregar grupos fosfato al RP, actividad relacionada con el crecimiento tumoral. Entonces, si de alguna manera podemos evitar esos cambios en la proteína, sería factible tener una alternativa para tratar de inhibir el crecimiento de los tumores.

Junto a su equipo de investigación, Camacho Arroyo ha realizado experimentos in vitro e in vivo en roedores y en biopsias de tumores de pacientes mexicanos. A mediano y largo plazos buscaremos llevar nuestros hallazgos a la clínica y empezar a tratar pacientes con fármacos que bloqueen el funcionamiento del RP y de la proteína cinasa C.

Los astrociomas no tienen cura ni son prevenibles, lo que pretendemos es resolver el problema una vez instalada la enfermedad, brindar tratamiento basado en el uso de bloqueadores del RP y de las proteínas cinasas C para detener el crecimiento.

Aparte de la información y conocimiento básico generado en esta investigación buscamos resolver un problema de salud; nos interesa obtener una alternativa para detener la progresión de los tumores cerebrales y así aumentar el tiempo y calidad de vida de los afectados, reiteró.

Este equipo de investigación actualmente trabaja en un modelo animal en roedores con resultados alentadores. Al bloquear el funcionamiento del RP disminuimos el desarrollo tumoral y la metástasis en el Sistema Nervioso Central de la rata. Pensamos que el uso de algunos fármacos que inhiban la fosforilación del RP podrían contribuir a obtener un mejor efecto y esto repercutir en una disminución del crecimiento, destacó el académico de la FQ.

La UNAM detalló que en los 14 años que lleva este proyecto han participado estudiantes de servicio social y se ha titulado un número considerable de alumnos de licenciatura, maestría y doctorado. Incluso, muchos de ellos se desarrollan como investigadores independientes en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la casa de estudios, así como en los institutos nacionales de Neurología y Neurocirugía, y de Psiquiatría, entre otros.