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24 Cumbre Iberoamericana

El Ejecutivo de Costa Rica dice esperar que haya mayor entendimiento del asunto

El caso Ayotzinapa se cuela en el encuentro, pese a intento de eludirlo

Compartimos rasgos identitarios, pero no siempre coincidimos en los objetivos: Felipe VI

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Los mandatarios Michelle Bachelet (Chile), Enrique Peña Nieto y José Mujica (Uruguay) se reunieron en el contexto de la cumbreFoto Presidencia
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El presidente José Mujica se fotografió con los músicos que interpretaron Sonajas sonando son en la apertura del encuentro de gobernantesFoto José Antonio López
Enviadas y corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 9 de diciembre de 2014, p. 3

Boca del Río, Ver.

A contracorriente de los deseos expresos del canciller José Antonio Meade de mantener fuera de la 24 Cumbre Iberoamericana el caso de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y asesinados en Iguala, Guerrero, dos de los mandatarios (de Perú y Costa Rica) aludieron el tema en declaraciones a la prensa.

A lo anterior se sumaron varias incidencias durante la primera jornada de lo que pretende ser, según sus organizadores, un relanzamiento de este foro regional, que a lo largo de 24 ediciones ha perdido peso e influencia.

Poco antes de la inauguración, el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, de 70 años, sufrió lo que un boletín de prensa de su gobierno llamó una leve descompensación. Su lugar fue ocupado por el canciller Hugo Martínez.

El mandatario centroamericano retomaría la agenda de trabajo de la cumbre después de someterse a los chequeos indicados por prescripción facultativa, de acuerdo con un comunicado de su oficina.

Polémica a distancia

A la distancia, pues no acudió a la cita iberoamericana, el presidente de Bolivia, Evo Morales, protagonizó una breve polémica con la casa real de España.

Según las agencias cablegráficas fechadas en La Paz, el presidente aymara cuestionó la naturaleza de estas citas. ¿Quiénes fundaron la Cumbre de jefes de Estado de Iberoamérica?: latinoamericanos y algunos países europeos, pero especialmente monarcas de España, para sus propios intereses.

En realidad, se trata de un fallo de memoria del presidente boliviano, ya que la iniciativa de crear este foro iberoamericano, en la que el gobierno mexicano jugó un papel importante, fue motivada por la idea de contar con un espacio de reunión de jefes de Estado de la región en que el gobierno cubano estuviera presente, sin la hegemónica presencia del gobierno de Estados Unidos.

Era 1991; Carlos Salinas gobernaba México. El entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, gozaba de gran vitalidad y empezaba a romper el cerco político; en Centroamérica los conflictos armados de El Salvador, Guatemala y Nicaragua aún no encontraban una salida pacífica y negociada. El presidente George Bush padre acababa de imponer mediante el desembarco de sus marines a un presidente en Panamá, Guillermo Endara. Latinoamérica y España confrontaban los balances del quinto centenario de la conquista.

Desde entonces, la monarquía española, representada hasta el año pasado por Juan Carlos de Borbón, no dejó de asistir a ninguna de las citas. Sin embargo, para Evo Morales la cumbre de Boca del Río fue ocasión para confrontar al nuevo rey, Felipe VI. Pero el intercambio no fue ni sombra del incidente protagonizado en 2007 en Santiago de Chile, cuando el rey Juan Carlos interrumpió al difunto presidente de Venezuela Hugo Chávez con un descortés: ¿Y por qué no te callas?

Felipe VI capoteó el incidente en su intervención durante el foro Repensar Iberoamérica, donde defendió la vigencia de las cumbres iberoamericanas y dijo que su balance era positivo.

Remató: “compartimos rasgos identitarios y culturales, pero no siempre coincidimos en los mismos objetivos concretos… entre otras razones porque no todos pertenecemos a las mismas áreas geopolíticas y económicas”.

Sobre todo, Peña Nieto no logró eludir la sombra de Ayotzinapa, que en los dos últimos meses le ha acarreado críticas internacionales sin precedente, una caída en su nivel de popularidad y un creciente movimiento interno de repudio.

Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica, y Ollanta Huamala, de Perú –ambos de signos ideológicos opuestos–, optaron por mencionar el caso de Iguala.

Solís expresó su esperanza de que las misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que se integraron a la búsqueda de los desaparecidos a instancias de las familias de las víctimas puedan encontrar una solución adecuada para que el pueblo de México tenga un mayor entendimiento de qué ocurrió y quiénes son los responsables.

Ollanta recordó que debido a la violencia interna en su país, que en los años ochenta y noventa causaron decenas de miles de desaparecidos, su gobierno está en condiciones de ofrecer, por la experiencia que tiene, asesoría forense.

Agregó que en los últimos años su gobierno ha podido devolver a familias restos de personas desaparecidas 20 años atrás. Lo que no mencionó Humala es que en Perú ha sido juzgado y sentenciado a más de 30 años por genocidio el entonces presidente, Alberto Fujimori. Sigue preso.