jornada


letraese

Número 221
Jueves 4 de Diciembre
de 2014



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate



editorial

Joaquín hurtado

¡Que regresen los muchachos!

Iguala, Guerrero. Las montañas del sur se tragaron a 43 jóvenes. El gobierno no los encuentra. En protesta por la desaparición de los estudiantes  y el vacío de poder de los federales, los indignados ciudadanos han apedreado los cristales de comercios y partidos políticos. Las carreteras principales han sido estranguladas.

Estampas de insurrección ejemplar: edificios hechos astillas, mobiliario oficial carbonizado, secuestro de autobuses, mítines en las capitales del mundo, arde la puerta de palacio nacional.

Su alteza escapa a China.

-Ya regresa, muchacho, tu madre estuvo llorando toda la bendita noche, algo nos reclama.
La violencia inútil contra los chavos por parte del estado es indicio de un útil siniestro: la mano de hierro. Infame cálculo del poder esquizofrénico. Que se levante un coro de selvas para que ya no digas eso, muchacho; que una rebelión de pájaros miente tu nombre para que encuentres el camino de regreso.

-¿Dónde quedaron sus hermosos cuerpos? Los días en zozobra han devorado los nuestros.
Un batallón de Monarcas nos pide que guardemos un solemne silencio. Sin embargo, ellas tan sólo son mariposas de paso, como uno.

El miedo nos puede desmoralizar. El poder tritura por nada. Nadie nos acuse por resistir: ¡cabrones revoltosos, su ceniza se irá despavorida contra el viento! Se ha decretado que nadie escuchó nada, que nadie olió la chamusquina, que nadie trató de rascarse la pestilencia de la ofrenda abominable en aquel 26-27. IX. 14.

Los colocaron, especula la parte oficial, en lumbrada bíblica. A la desesperada ardieron toda la puta noche. Atizando basuras y leños, extenuados de quemar lo más sagrado, unos zombis informaron a los podercitos: no quedó ni polvo de los 43, jefe, ¿ya nos podemos a pasar a retirar?

Padre y madre de dios padre, perdónenos. El resto carbonizado de unos cuerpos en el muladar municipal mostró los derroteros del destino mexicano: el suelo y sus recursos se malbaratan mucho mejor si los ofrecemos con un plus pintoresco: sus hartas fosas clandestinas. La tragedia de Ayotzinapa nos confronta de golpe con la banalidad del mal y su tiradero de cadáveres.

Esos pasos que ustedes oyen son del chavo que al entrar dice: ya llegué, apá. Entonces el viejo despierta aterrado. Soñaba que a su criatura le sacaban los ojos y lo despellejaban vivo, despierto, cuánto dolor.

-¿Aún le queda un resuello a este país? -Allí donde los escuches resollar es el país.

 


S U B I R