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El autor británico trae a la FIL de Guadalajara su novela más reciente y última de una saga

Me siento feliz porque cuento la historia de un siglo completo en ficción: Follet

La búsqueda de la libertad es el tema central de la centuria pasada; de ésta, no lo sé, dice a La Jornada

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Lo grandioso del siglo XX es la equidad en cuanto a derechos se refiere, celebra Ken FolletFoto Arturo Campos Cedillo
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 2 de diciembre de 2014, p. 6

Guadalajara, Jal., 1º de diciembre.

Es fácil escribir un libro, muchos pueden hacerlo, pero escribir uno que sea para el disfrute de las personas es lo complicado”, dice el escritor Ken Follet (Gales, 1949).

El autor británico, quien reconoce que escribe para vender y es uno de los que tienen mayores ventas a escala internacional, trae a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su nueva novela, El umbral de la eternidad, la tercera y última parte de la saga The century (El siglo).

Se trata de un proyecto ambicioso que le tomó siete años concluir y que narra la historia de cinco familias que viven los grandes cambios y conflictos del siglo XX, de la Primera Guerra Mundial a la caída del Muro de Berlín, en 1989. Los derechos de los tres libros, publicados por Plaza y Janés, ya fueron vendidos para convertirlos en una serie de televisión, al igual que pasó con el libro que lo puso en el panorama internacional, Los pilares de la tierra, y su continuación, Un mundo sin fin, que por cierto tendrá un tercer libro ambientado también en Kingsbridge.

La trilogía The century suma poco más de 3 mil páginas. Hoy, dice Follet en entrevista con La Jornada, “me siento triunfante porque la terminé. Al principio no estaba seguro si esto podría lograrse, nadie había tratado de contar la historia de un siglo completo en ficción. No tenía la confianza de culminar con la obra, pero después del primer libro (La caída de los gigantes), me sentí más confiado, estoy muy feliz”.

Para el último libro trabajó 10 horas diarias, siete días a la semana, para terminar la serie completa en el tiempo que había dicho: siete años.

El destino de los personajes

–Hace esta revisión del siglo XX, los cambios, las guerras, los avances en derechos humanos. ¿Cuál es su reflexión de esa centuria?

–Cuando empecé no sabía cuál iba a ser el tema, lo que hice fue seguir buscando el drama en cada una de las décadas a lo largo del siglo. Lo que quería era hablar de esa búsqueda de la libertad: el sufragio para las mujeres, la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, de la gente de Berlín Oriental que, al igual que la de España, luchó por las libertades.

La libertad es el tema central. Lo grandioso del siglo XX es la equidad en cuanto a derechos se refiere para los alemanes orientales, los españoles, los afroamericanos en Estados Unidos, las mujeres ganaron el voto, los afroamericanos derechos civiles, España es un país libre hoy y Alemania Oriental también. Al final del día tenemos una historia feliz.

–¿Si la libertad fue el tema del siglo pasado, cual es la batalla en éste?

–No lo sé. Recuerdo que cuando se hizo la primera entrevista con Bob Dylan y le preguntaban qué creía de la guerra de Vietnam, les respondió: yo toco la guitarra, por qué me están preguntando a mí, si sólo toco la guitarra. He escrito novelas en relación con el pasado, pero eso no significa que puedo decir qué nos depara el futuro. No sabemos qué tipo de luchas va a haber o cual será la guerra. En cien años más habrá un autor como Ken Follet que tome estos temas y que escriba sobre el siglo XXI.

–¿Cuál fue la parte más difícil?

–El desafío es siempre tomar la historia y llevarla a la vida de los personajes ficticios, porque estos personajes que están como parte central de una novela tienen de-seos y temores, miedos, son de ellos. Sin embargo, son los personajes del mundo. Entonces no es artificial, lo que sucede en la historia no es artificial. El reto es tomar estos grandiosos eventos, como la caída del Muro de Berlín, y resumir cómo se soluciona una crisis en Estados Unidos. Transformarlos de esta manera en el día a día de la vida común.

Cuando leemos una novela queremos escuchar sobre los personajes y el destino que ellos tienen, el destino al cual están enfrentándose y no solamente la importancia a nivel social o económico, sino su vida amorosa también, sus hijos, si ganan o pierden dinero. Eso es lo que debe ser la parte central de una novela.

Antes de ser escritor de ficción, Ken Follet se dedicó al periodismo, oficio que le ha servido para escribir ficción, desde thriller (con los que comenzó) a novelas históricas (que le dieron fama) y libros para niños (menos conocidos).

“Lo más importante aquí es que durante cinco años escribí diariamente; eso te hace más fluido. Tú y yo probablemente olvidemos esto porque nos dedicamos a ello, pero a muchas personas se les complica escribir. Nosotros escribimos diariamente, lo hemos hecho durante tanto tiempo que ya es muy fácil.

“Cuando lo haces así se convierte en una manera natural de expresar tus sentimientos. En este sentido tuvo un efecto positivo, También me ayudó a descubrir cosas, por ejemplo a través de las entrevistas, y esto lo hago para este tipo de novelas, especialmente en el tema de El umbral de la eternidad, porque hay muchos que recuerdan este periodo que describo. Tengo pláticas con policías, científicos, banqueros, es una muy buena manera de poder descubrir qué es lo que sucedió y, como sabes, hay cien maneras posibles de descubrir cosas. Los periodistas sabemos esto.”

Al tener enfrente a Follet, vestido de manera impecable, es inevitable hablar de los bestsellers y los prejuicios ante esta etiqueta.

“Sé a lo que te refieres. Muchos son como muy creídos en cuanto a los libros y quieren alzarse el cuello, creen que un libro es bueno si su lectura es difícil, como ocurre con Marcel Proust o James Joyce. Pero no creo en eso.

Mi objetivo es jalar al público hacia una historia y quiero que el lector esté completamente absorbido, no quiero que admire mis frases o el vocabulario que utilizo. No me gusta escribir como poeta, no trato de hacerlo. Lo que trato de hacer es escribir de tal manera que te olvides que estás leyendo, y así interesarte en qué va a pasar después, cómo los personajes solucionan un problema. No piensas en Ken Follet, no piensas en la escritura o cómo escribes, sino en los personajes y eso en el sentido de cómo van a estar, si les va a ir bien, si la chica va a conseguir el chico que desea.

Me parece. añadió, que es complicado hablar de una literatura dividida en bestsellers y los libros que no venden tanto o son difíciles como si la literatura fuera algo diferente a las novelas que leemos diariamente. Para mí la literatura son todos los libros, los que tenemos en esta feria, por ejemplo.