Opinión
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Las reglas de oro
M

esura, desplegar y enganchar con comunidades cercanas, con residentes y con otros accionistas dentro de cada fase de desarrollo la exploración, iniciando previo a la exploración, proporcionar suficiente oportunidad para comentar acerca de los planes, las operaciones y el probable rendimiento; escuchando las preocupaciones, y responder adecuadamente, y sobre todo, inmediatamente. Esta es la manera en que la Agencia Internacional de Energía (AIE), de la OCDE, abordó la tarea nada sencilla de editar en el World Energy Outlook, en 2012, lo que pretendía ser, y ciertamente lo fue, lo que en inglés se llamó genéricamente golden rules for a golden age of gas, fundados en lo que habría ser en todo el mundo la explotación del gas natural, comparable a la del oro, en el Yukón, y en todo el viejo oeste, que si esto no fue para siempre, sí lo tuvieron en explotación y generaron una riqueza inigualable, durante varias décadas.

Se trataba, y así fue como se consiguió hacerlo, a partir de lo que ya entró en consonancia con el United States Empire. Hasta el punto de desarrollo en que está actualmente. En este mundo es cierto también, que haya habido en Estados Unidos más de un presidente y muchos seguidores también, que mediante este tipo de sistematizaciones estructurales, no solamente nacionales, sino que alcanzan dimensiones que trascienden con amplitud sus propias fronteras. El edificio que simbolizó este pensamiento, simbolizó por algunas décadas también, esta visión.

El gas no es seguramente el Yukón de 2040, y esto ya lo saben quienes se han constituido en corrientes políticas y económicas más apegados firmemente al suelo de cualquier parte del planeta, pues los países y las potencias trasnacionales ya cuentan actualmente, por su propio enfoque internacional, y por su conciencia nacional, que les expresa claramente en cada reunión cumbre con una gran certeza, que las más poderosas naciones no pueden seguir por ese camino, pues ni el oro se mueve solo, sin energía que se genera en la actualidad gracias a una participación voluntaria y que consolida a todos los pueblos del mundo, que acuden constantemente a las organizaciones multinacionales, muy principalmente. Es innecesario mencionarlo, pero es obvio, que nos estamos refiriendo a la ONU, a la OCDE, y luego a las organizaciones supranacionales, que las integran numerosos países que se conducen, pues más o menos democráticamente, no precisamente como Jean Jaques Rousseau lo hubiera soñado, pero sí como Nelson Mandela en Sudáfrica despertó violentamente a los perezosos dormilones de todo el planeta, cuando ya lo había hecho Mahatma Gandhi en India y cuando iban desperezándose y abriendo los ojos una multitud de países que sí exigían la democracia, y que seguían a líderes nacionales, y así iban surgiendo hombres grandes que llamaban a sus pueblos ellos despertaban y no únicamente despertaban, sino que les ayudaban a materializar lo que sin ellos no hubiera sido más que quizás gases que aumentaban y disminuían en volumen, forma y presión, y temperatura, y he aquí, que se va cambiando el mundo esta vez.

El mundo esta vez va creciendo ciertamente, pero no es un crecimiento físico. Es un crecimiento que va haciendo grandes a los que eran chicos. Hablamos de resistencia a las invasiones de ideas propias, salidas a los campos de batallas ideológicos, antes y mejor con más oportunidad que antes. Sólo para ilustrar como es el fenómeno, diremos que las ideas de los mayores de la familia mundial, las lanzan con gran fuerza y gran precisión, están apuntadas pues nada menos que con rayos laser.

De cualquier manera, nos hemos alejado ya de las reglas de oro, que debió haber sido nuestro tema principal, pero ofrecemos a nuestros generosos lectores que volveremos sobre el tema, pues aunque ha pasado un poco a un segundo plano, pues no cabe duda que a las grandes potencias, en la actualidad lo que más les preocupa es la energía y, por tanto, los combustibles, de los que uno de los dos principales, en los años 2040, nos dice la AIE, que el precio, por cada uno de los tres escenarios considerados, serán: current policies (políticas actuales) será de nuy cerca de 160 dólares por barril. El correspondiente a new policies (nuevas políticas), de 120 dólares, y finalmente, el del escenario 450, sería de 118 dólares por barril. En este caso, el número 450 corresponde al último valor acordado en las cumbres del calentamiento, en México, y en Río de Janeiro, que han sido las últimas dos que se han realizado, de alcance mundial. También, por su gran importancia, seguiremos las tendencias, pues lo menos que se puede considerar, es que tanto los dos grados Celsius que se acordaron, como meta insalvable en todo el pleneta, ambas la de dos grados Celcius, como los 450 para la contaminación, ya han sido a la fecha ampliamente rebasados.