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Nada que celebrar
D

urante la visita que el presidente Felipe Calderón realizó a Tabasco en diciembre de 2007 supervisó las obras para garantizar que los habitantes de dicha entidad no estuvieran expuestos a una inundación todavía mayor a la que entonces sufrían. Que todo estaba bajo control en la cuenca del río Grijalva, afectada por un deslave, así como en las presas Malpaso, Peñitas, Angostura y Chicoasén, aseguró el ex becario de Harvard. Aunque reconoció que pueden existir riesgos mínimos de inundación, cada vez son más remotos. Ante el reclamo ciudadano de que el gobierno federal otorgara suficientes recursos para la reconstrucción de Tabasco, dijo que ascendían a 7 mil millones de pesos. Y que, gracias al Plan Hidráulico Integral puesto en marcha por su administración, no habría ya inundaciones de la magnitud de las cuatro registradas en años anteriores. Lo acompañó en esa visita el gobernador Andrés Granier.

En enero de 2011, Granier recordó que dicho plan era el más importante compromiso del presidente Calderón con el pueblo de Tabasco, y debía garantizarse su éxito con obras de calidad que se concluyan en tiempo y forma. Estaba a cargo de la Comisión Nacional del Agua y su presupuesto superaba ya los 9 mil 300 millones de pesos. Más 3 mil millones que, como señaló el titular de esa comisión, José Luis Luege, se invertirían ese año en obras para prevenir nuevas inundaciones. También reconoció fallas y errores en la ejecución del magno plan, los cuales se deben evaluar y corregir, como seguir permitiendo la construcción de urbanizaciones en zonas bajas en el municipio de Centro, donde se ubica Villahermosa. Luege destacó que “gracias a la tenacidad de Granier, el citado Plan Hidráulico Integral era la máxima inversión del gobierno federal en 2011 para la protección de centros de población. Aclaró que no era un proyecto que finaliza al concluir las gestiones administrativas de Granier y Calderón, sino una serie de acciones permanentes encaminadas en reducir al máximo los riesgos de inundaciones.

En octubre de 2012, Calderón visitó por última vez Tabasco como presidente para inaugurar el Centro Regional de Prevención, Atención y Capacitación en Protección Civil. Le deseó mucho éxito en su vida al gobernador Granier, pues pronto terminaría su sexenio. Y a los tabasqueños les dijo que con las obras que hemos hecho, independientemente de lo que la madre naturaleza diga, vivirán sin sobresaltos pues el Plan Hídrico sí funciona y funciona bien, y va a beneficiar a 700 mil personas. Tabasco había padecido cinco años de inundaciones consecutivas con pérdidas superiores a los 60 mil millones de pesos y reduciendo la calidad de vida de sus habitantes. En la de 2007 los damnificados sumaron casi 1.5 millones y en 2010, 250 mil.

El actual mandatario, Arturo Núñez, heredó una papa caliente por obras hidráulicas y de prevención mal hechas e insuficientes, favoritismo al otorgar los contratos y numerosas denuncias por corrupción de funcionarios y contratistas. Hoy el señor Granier está en la cárcel por saquear el erario junto con su familia y amigos. Pero, aunque desde 2007 está prohibido construir en áreas por debajo de una cota de 10 metros tomando como referencia el nivel del mar, autoridades municipales permiten el relleno de esas áreas para edificar fraccionamientos y comercios. En la zona conurbada de Villahermosa y de Nacajuca (las más afectadas por las lluvias recientes) se han construido más de 10 mil viviendas, varios desarrollos comerciales y otros proyectos están en ejecución en zonas que se distinguen por su fragilidad y peligro ante las inundaciones. Estas continuarán si los municipios no observan los principios para lograr el desarrollo urbano y rural sustentable y prevenir los desastres naturales. Tal como prometió el actual gobierno federal, además de las obras hidráulicas requeridas.

Hoy cumple penosamente dos años la administración que –se dijo– sí sabía cómo acabar con los graves problemas del país. El fracaso es evidente. Nada que celebrar. La costosa publicidad oficial y las explicaciones de los altos funcionarios no harán que la ciudadanía vea lo negro color rosa.