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Encuentro de cronistas
E

n varias ocasiones hemos comentado sobre los cronistas de la ciudad de México que dejaron huella desde la época prehispánica en preciosos libros pintados llamados códices.

A lo largo de nuestra historia los cronistas han estado presentes, algunos con título oficial y la gran mayoría anónimos. Sin embargo, su trabajo cotidiano, que obedece fundamentalmente al amor por su lugar, sea pueblo, barrio, colonia o ciudad, han ido conformando la memoria histórica de multitud de sitios del país.

La capital ha sido particularmente rica en esas manifestaciones; actualmente, alrededor de 40 especialistas se agrupan en la Asociación de Cronistas del Distrito Federal y Zonas Conurbadas. Sin apoyo oficial de ninguna índole, se reúnen dos veces al mes en sedes prestadas y con sus modestas cuotas cubren los gastos para realizar actos. Uno de ellos es el décimo Encuentro que se va a llevar a cabo los días 19 y 20 de noviembre en el Museo de la ciudad de México.

El tema es La ciudad de México y la Revolución de 1914. Participan cerca de 30 cronistas de todos los rumbos del DF y sus alrededores.

Menciono algunas ponencias y autores: La pasión en Iztapalapa durante la Revolución, por Jorge de León; Revolución en la arquitectura mexicana, de María Bustamante; La ciudad, la Revolución y el Peñón de los Baños, de Gema Yeretzín y Margarita Jiménez. El actual presidente de la asociación, el doctor Agustín Rojas hablará sobre la Revolución en Culhuacán. Podría seguir mencionando los diversos trabajos de gran interés, acerca de hechos que sucedieron en distintas partes de la capital y que son prácticamente desconocidos.

El encuentro está abierto a todo público y da la ocasión de disfrutar la soberbia arquitectura del antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, también conocido como Casa de los Cañones por sus gárgolas en esa forma.

En estricto sentido, el majestuoso recinto ya no cumple su función como museo de la ciudad, uso que tuvo años atrás. Muchos recordarán una enorme maqueta de la urbe que fue desmantelada.

Hace un par de sexenios cuando estuvo al frente de la Secretaría de Cultura del DF, el historiador Enrique Semo se volvió a montar una buena exposición titulada Todo cabe en una cuenca, en referencia al sitio geográfico que ocupa nuestra ciudad y que le imprime características tan particulares. La curaduría estuvo a cargo de Eduardo Matos Moctezuma y de Marcos Límenes, ambos expertos en sus temas, lo que dio como resultado una excelente muestra que también fue desmantelada.

Ahora que está por cumplir su 50 aniversario presenta tres exposiciones temporales que suenan muy interesantes, dedicadas a tres personajes relacionados con el palacio. Uno de ellos fue precisamente el arquitecto que lo construyó en el siglo XVIII: Francisco Guerrero y Torres, autor de varios de los mejores palacios barrocos del virreinato. Otra muestra es sobre el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien realizó la restauración del inmueble en los años 70 del siglo XX. No fue obra sencilla ya que estaba convertido en vecindad y había padecido alteraciones y deterioro.

La tercera exposición es acerca de Joaquín Clausell y sus contemporáneos. Es considerado por muchos como el pintor impresionista mexicano más destacado. Realizó deliciosos paisajes, entre otros de Xochimilco y alrededores de la ciudad. Vivió en el palacio al estar casado con una de las dueñas del inmueble. En la parte alta del edificio se ha mantenido su estudio, en cuyos muros realizaba bocetos, por lo que están cubiertos de decenas de pequeñas pinturas que conforman un collage pictórico único.

Ya no queda más que ir a saborear una rica comida mexicana en otra belleza barroca: La casa de las sirenas. Situada en Guatemala 32, ofrece la mejor vista de la catedral desde su linda terraza. De mis favoritos: la cazuelita de tuetanos, la sopa de ostiones y el filete Nicolás con champiñones y flor de calabaza.