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Acción artística de Alda Ardemani, en el museo Carrillo Gil

Dedican performance Lacrimatorio 43 a los normalistas de Ayotzinapa
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de noviembre de 2014, p. 4

Lloramos no porque estén muertos, sino porque están desaparecidos, aclaró la artista y activista social Alda Ardemani acerca del performance Lacrimatorio 43, que realizó la noche del viernes en apoyo, dijo, al reclamo social de que aparezcan con vida los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero.

Esta acción artística tuvo lugar en el Museo de Arte Carrillo Gil, como parte de la Noche de Performance, organizada por ese recinto, en el que también se presentaron las obras Eresun y Absorción, de Carlos Aranda y Martín Rentería, de forma respectiva.

La pieza de Ardemani consistió en cortar con un cuchillo decenas de cebollas durante más de dos horas para provocarse con ello lágrimas que, conforme iba secretando, vertió en pequeños frascos de cristal.

En total fueron 43 de esos minúsculos recipientes, en representación de los estudiantes, cuyos restos fueron presuntamente hallados, según anunciaron ayer autoridades. Al final, colocó los recipientes de su acción en pequeños estantes transparentes, donde había sendas fotografías de los jóvenes, a la manera de un altar u ofrenda.

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La pieza consistió en cortar cebollas por más de dos horas para provocar lágrimas que vertió en frascos de cristalFoto María Luisa Severiano

El efecto de la lágrima es porque en México estamos de luto. Aunque no es por los normalistas; los queremos vivos. Les lloramos no porque estén muertos, sino por su desaparición. Estas lágrimas son un ritual y una expresión de apoyo a la demanda social de que los queremos de regreso, con vida, explicó Ardemani.

En el performance participó el público que quiso hacerlo, aunque sólo partiendo cebolla. La acción fue videograbada y se proyectará durante 10 días en una sala que el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG) (avenida Revolución 1608, San Ángel) acondicionó para tal fin, junto con los trozos de cebolla, los recipientes de lágrimas y las fotografías de los 43 normalistas.

La sala cuenta además con un texto del premio Nobel alemán Günter Grass, a manera de epígrafe: Aquí se lloraba. Aquí por fin volvías a llorar. Se lloraba discretamente, sin reserva, abiertamente. Aquí corrían las lágrimas, aquí llovía, aquí caía el rocío...