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Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Antonio Cisneros
como cronista
Marco Antonio Campos
Los amores de Elenita
Paula Mónaco Felipe entrevista
con Elena Poniatowska
Retrato de Dylan Thomas
Edgar Aguilar
En mi oficio o ceñudo arte
Dylan Thomas
Presencia y desaparición
del mundo maya
Vilma Fuentes
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Magisterio de Temístocles
Un día, yendo de camino a su casa, el político y general ateniense Temístocles fue detenido por un grupo de amigos, cerca de la plaza, una mañana de sol tierno y cielo despejado. Estuvo con ellos conversando durante un buen rato sobre política y tácticas de guerra y, antes de irse, uno de ellos, que estaba preocupado porque una hija suya estaba de novia de un joven que no le llenaba del todo el ojo, detuvo por el hombro a Temístocles y le preguntó que con quién colocaría de mejor gana a una hija suya, en caso de que tuviera elección o, al menos, posibilidad de consejo: con un hombre de bien y pobre, o con un rico de poco crédito, a lo que Temístocles, inteligentemente y sacudiéndose un polvillo que le había caído en el ojo izquierdo, respondió: “Yo más quiero hombre sin dinero, que dinero sin hombre.” Luego, y sin mayores aspavientos, se despidió de sus cofrades, se abrió paso entre una multitud que se dirigía a un convite y se perdió en la siguiente esquina. |