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La entrevista especial con Forbes
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Trabajador de la mina San Carlos Tres Picos, en QuerétaroFoto Cuartoscuro.com
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orbes está considerada en algunos medios co­mo la revista de negocios y finanzas más influyente del mundo, y su eslogan la destaca como un equipo de periodistas que buscan historias en el mundo empresarial. Con esa impresionante imagen, hace unas semanas recibí una invitación para tener una entrevista como el líder sindical recién exonerado de falsas e ilegales acusaciones violatorias de la Constitución, de manera unánime y definitiva por la Suprema Corte de Justicia de la Nación a través del cuarto tribunal colegiado en materia penal.

Acepté la entrevista, pero me llamó la atención su deseo de dialogar con un dirigente sindical que ha sido satanizado precisamente por algunos empresarios muy desprestigiados, que nunca valoraron ni reconocieron nuestra capacidad ni la importancia y la contribución del factor trabajo al proceso de producción. Antes, al contrario, se dedicaron a atacarme, y a la organización que yo represento, los mineros, con una brutalidad enfermiza, derivada de su ambición desmedida de utilidades a cualquier costo, inclusive la vida y la salud de los trabajadores. Acciones sin precedente y actos que representan una vergüenza para el sector de la clase empresarial que sí se conduce en sus negocios y actividades con responsabilidad social, lo cual los distingue de los demás.

La entrevista con el periodista Pierre-Marc René de la revista Forbes de México fue muy interesante, abierta, sin conocer los temas con anterioridad y dejando correr las dudas e inquietudes, pero también las respuestas y los planes a futuro. Salvo pequeñas omisiones e interpretaciones, la conversación se inició respetuosamente con la pregunta sobre si estaba planeando mi regreso a México, a lo cual contesté que por supuesto que sí, pero que como era de esperarse lo iba a definir en las próximas dos o tres semanas, una vez que nuestra defensa legal de México y de Canadá hicieran una revisión completa de los asuntos y que juntos planearíamos una estrategia para asegurar un retorno seguro y con respeto a mi integridad. Pero desde luego esa terrible experiencia que viví junto con mi familia y mis compañeros sindicalistas de México y del mundo me había vuelto aún más humano y me había acercado más al pueblo de México.

A lo largo de estos últimos ocho años de ataques constantes, sucios y perversos, hemos crecido enormemente. Nunca nos han sometido, gracias a la unidad y lealtad internas de todos los que integramos esta histórica y gloriosa organización, así como a la firme y poderosa solidaridad internacional de más de 200 millones de trabajadores y líderes mundiales, que incondicionalmente han estado con nosotros desde el principio y nos han apoyado con toda su fuerza.

Por supuesto que esto no ha sido fácil. Hemos trabajado juntos con inteligencia, valor, orgullo, pasión y dignidad contra muchas opiniones que llegaron a dudar sobre la posibilidad de nuestra victoria. Pero llegamos al destino final con una gran satisfacción de haber derrotado a la mentira, la calumnia y la difamación, frente a la verdad y la justicia. Para algunos analistas políticos y observadores esta guerra fue como una lucha desigual entre David y Goliat, en la cual al final la verdad se impuso y se derrotó al monstruo de la maldad con base en la razón, el orgullo, el derecho y la fuerza de los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México del mundo entero.

Como lo explicaba al periodista de Forbes, nunca sentí miedo, ni desde el principio de este cobarde ataque. Por el contrario, siempre mantuve la seguridad y la confianza para ejercer mi liderazgo aun en las más difíciles condiciones, lo que me llevó a concluir que cuando uno cree firmemente y sin temor en sus principios y valores, en sus convicciones, uno puede derrotar al enemigo no importa qué tan poderoso o corrupto sea. Y así lo demostramos.

Ahora viene la reconstrucción material y moral de todo lo dañado, la elaboración de nuevos planes y programas de bienestar y crecimiento de los trabajadores y sus familias, pero también de las empresas responsables y respetuosas. También el diseño de una política laboral y económica diferente, de un nuevo sindicalismo, de la construcción de un modelo que he llamado de prosperidad compartida, para reducir la desigualdad y las injusticias, así como para abrir nuevas oportunidades de empleo, desarrollo y superación personal y profesional para todos los mexicanos.

Por supuesto también está vigente nuestra exigencia de reabrir las investigaciones para corregir abusos y vicios generados en muchas empresas, pero también para frenar y eliminar la impunidad, la irresponsabilidad y la negligencia criminal de algunas corporaciones sin ética ni moral que verdaderamente han dañado la imagen empresarial y de todo nuestro país en el extranjero. Contra éstas debe enfocarse la justicia y la aplicación correcta del estado de derecho por la destrucción, muerte y daño moral que generaron. Hoy la hipocresía, la arrogancia, la cobardía y la maldad han sido desnudadas completamente ante la opinión pública nacional e internacional, así como el impulsor de este perverso y demencial ataque contra los mineros y el movimiento sindical democrático de México, que es el mismo causante de los derrames en Cananea, Sonora, en Tax­co, Guerrero, y de la destrucción y la pérdida de vidas humanas en San Luis Potosí, Coahuila, Chihuahua y otras partes del país. Me refiero a Grupo México, que ha mostrado ser una de las empresas menos éticas del mundo, y su presidente Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, sus socios, directivos y cómplices, como unos de los peores y más negativos empresarios, de los cuales todo el mundo se avergüenza.

El pueblo de México y las zonas y regiones afectadas esperan que se haga justicia como en Estados Unidos, cuando le aplicaron una multa a esta empresa de mil 800 millones de dólares por el derrame en 2009 de un millón de litros en Texas y Arizona de su filial ASARCO, de sustancias tóxicas como ácido sulfúrico, arsénico, cadmio, vanadio, plomo y cianuro entre otros muchos metales y minerales. En Cananea, en cambio, han derramado más de 400 millones de litros desde el 6 de agosto del presente año y en Taxco, Guerrero, los desechos químicos y mortales son otra grave catástrofe de negligencia criminal. Lo menos que el gobierno mexicano debería hacer es quitarle a Grupo México todas las concesiones mineras y pedir conforme al Código Penal Federal, en su artículo 11, la desaparición de la sociedad concesionada, es decir, la muerte moral de una empresa que no es persona física, pero que resulta acreedora de graves y definitivas sanciones por todos los daños irresponsables causados al medio ambiente y a las personas.

En fin, durante la entrevista con la revista Forbes muchos temas se tocaron, pero al final de la conversación me quedó la agradable sensación de que algunas cosas están cambiando para bien en México, que no todo está perdido o podrido en el sistema judicial, como lo prueba la resolución y absolución histórica en mi favor, que realizó el 28 de agosto de 2014 el cuarto tribunal colegiado, porque refleja que todavía existen jueces honorables que no se dejan someter por las presiones y amenazas, pero tampoco por actos de corrupción.

En cuanto a Forbes, siendo una revista conservadora de corte netamente empresarial, su interés demostrado de publicar mis experiencias y conocimientos deja la impresión de que sin olvidar sus objetivos ni sus intereses, encontraron una forma de dar a conocer otras ideas y visiones para el futuro de la industria y de todo México, lo cual se nos había negado durante los últimos dos gobiernos. Enhorabuena por esa apertura.