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Nosotros ya no somos los mismos

Dicen que el DF sigue siendo bastión calderonista

¿Piensan panistas que somos estúpidos?

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Jorge Romero, delegado en Benito Juárez, ahora se proyecta como líder de la fracción panista en la próxima legislatura local. En la imagen, protesta de vecinos por la colocación de una estatua de Manuel Gómez Morín en la demarcaciónFoto Cristina Rodríguez
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ues que me visita el novel doctor en filosofía don Mario García Berger quien, con el pretexto de poner en mis manos un ejemplar de su libro La teoría kelseniana de la normatividad ( Whatever that means, diría Miley Cyrus, después de sentir el retiemble del lábaro patrio en su propio centro), me expolió algunos Bombay martinis. Pretendió compensarlos diciendo: ya que te vas a referir al concepto de sobrentendidos, con el que don Gustavo Madero pretende encubrir todas las actividades delincuenciales de sus íntimos, no dejes de mencionar el pensamiento kantiano al respecto. ¡Claro que no!, contesté. Para mí el maestro Kant me tiene impresionado con el rollo ese del imperativo categórico. Ya leí que para él un trascendido implica traspasar los límites de la experiencia sensible. Me ignoró el filósofo y predicó: para el prusiano, trascendental significa la investigación que tiene como objetivo establecer las condiciones de posibilidad del conocimiento científico. Era lo que yo decía, terminé.

Breviario: señor senador, Immanuel Kant fue un filósofo originario de Köenigsberg (aportación personal: este poblado no queda en los municipios de Carichi, Maguanchi o Coyame del Sotol, Chihuahua, sino en la histórica Prusia, hoy finada). El tal Immanuel era un tanto sedentario, lento, poco dado a ir de aquí para allá. Según trascendidos de la época, jamás salió de su municipio (creo que ni de su colonia). O séase que, durante toda su vida viajó un poquito menos que la senadora Gabriela Cuevas, su compañera de curul y de partido, que en dos años ya le dio la vuelta al mundo a un costo para nosotros, los de a pie, no de primera clase de avión, de un millón 530 mil pesos, más 837 mil, de viáticos. Afortunadamente, lo hizo en razón de objetivos plenamente justificados, según sus propias palabras: Promover el diálogo y la concertación política. Explorar áreas de oportunidad en las agendas bilaterales. ¡Que cinismo y desvergüenza! ¿Piensa que somos estúpidos? ¡Pues claro que lo piensa, lo comprueba y claro también que lo somos. ¿O hemos hecho algo al respecto?

Pero regresemos a lo que don Gustavo llama trascendido, como sinónimo de chismes, difamaciones, inventos, narrativas de los medios de comunicación. Según mis modestos diccionarios escolares, un trascendido es un hecho que comienza a ser sabido. Una noticia que empieza a ser conocida fuera de la intimidad de un cierto círculo. (Como el que, en los cenáculos de Euler, Puerto Vallarta y avenida Coyoacán 1546, conviven 12 apóstoles: Preciado, Villarreal, Villalobos, Zapata Perogordo, Torres Cafiño, Isabel Trejo, Ricardo Anaya, Glafiro Salinas, Marcos Aguilar, Máximo Sayas, Martín Orozco, Marko Cortés y, por supuesto, don Edelmiro Sánchez Hernández, patrocinador y mecenas. Como en depurado coro griego, juntos inquieren: ¿Acaso seremos nosotros, Maestro? (Marcos 14, 17-26)).

Don Gustavo, con arrogancia, asegura: estos legisladores no están marginados, seguirán trabajando y cumpliendo en sus comisiones. Aunque son víctimas de infames trascendidos en los medios, no están apestados. Y luego amenaza: Los van a seguir viendo actuar. (¡En la madre!, dijo la Hermana Superiora, interrumpiendo suavemente sus rezos.)

Interviene mi pequeño Larousse y pontifica: trascendido: Despedir una cosa olor penetrante por el cual se acusa su presencia a distancia considerable. Ni modo, señor Madero, sus apóstoles trascienden y apestan.

Apretujada relación de aconteceres panistas en los meses recientes. ¿Recuerdan que durante el Mundial de Futbol, en Fortaleza, Brasil, fueron arrestados cuatro mexicanos por haber cometido delitos de agresión contra una ciudadana de ese país? De esos cuatro bellacos, dos son hermanos: Sergio y Ángel Ereguren. De los otros, Rafael Medina Pederzini es, al igual que Sergio Ereguren, ex diputado panista y, seguramente por eso, ambos son funcionarios de la delegación Benito Juárez: director general de desarrollo delegacional, el primero y director general de gabinete y proyectos especiales el otro. Por su parte, Mateo Codinas, es un empresario beneficiario de contratos que sus compañeritos de juerga continental le entregaron. La pregunta obligada es: ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? O séase: ¿porque son amigos es contratista o por ser contratista es tan amigo, que costea el viaje de los dos funcionarios y un hermanito a Brasil? Señor don Jorge Romero, jefe de gobierno de la delegación Benito Juárez, solicito atentamente nos proporcione la información siguiente (¿tengo necesidad de anotar la fundamentación legal de la petición?): experiencia, conocimientos, méritos profesionales que, además de la común militancia partidaria (que personalmente considero válida), justificaron nombramientos tan importantes en la delegación a su cargo. Razones y fundamentos administrativos que avalaron los permisos otorgados a tan importantes funcionarios (además, de su loable espíritu y pasión deportiva, por supuesto) para llevar a cabo tan excitante periplo. Sería de interés conocer, igualmente, el motivo por el que decidió prescindir de los valiosos servicios de tan íntimos colaboradores, sin que hubiera recaído sobre ellos sentencia condenatoria alguna. ¿Y si resultaran inocentes? ¿A su triunfal retorno los desagraviarían públicamente, les regresarían sus salarios, los reintegrarían a sus puestos o los ascenderían? La hipótesis de la renuncia se evapora ante la sospecha de que usted les aplicó algunas normas conocidas como usos y costumbres de la nueva generación panista: si se enlodan no salpiquen o cuélguense de la brocha, porque la escalera regresa a la delegación. O tal vez usted los conoce a fondo y sabe la clase de pelafustanes que reclutó. Con todo, creo que no pudo dejar de sentirse incómodo con el último (¿último o el más reciente?) despropósito de sus colaboradores: la justicia brasileña tuvo a bien concederles que, el tiempo del proceso al que están sujetos no lo pasen en prisión, sino que permanezcan recluidos en un amable apartamento. Son múltiples y evidentes las enormes ventajas que dicha resolución les significaba. Sin embargo, se establecieron unas explicables limitaciones: no podían abandonar la ciudad, acudir a bares y centros nocturnos (los museos y las iglesias no abren por las noches) y, sobre todo, no podrían convocar a los diputados Alberto Villarreal, Jorge Villalobos ni menos al señor Edelmiro Sánchez Hernández a las fiestecitas acostumbradas: nada de sustancias sicotrópicas y bebidas energizantes. Pues, por favor, recuéstense todos para prevenir el impacto de la noticia que diversos medios nos hacen llegar: los cuatro procesados se han inconformado ante estas draconianas medidas. Consideran que se les aísla, discrimina, se les violan sus elementales garantías y, por supuesto, sus derechos humanos. Se consideran rehenes de la bruja Dilma Rousseff que está tratando de intimidar al gobierno mexicano, por el apoyo que, sospecha, brinda éste a su contrincante Marina Silva. Sin comentarios. Prefiero otra pecaminosa narrativa: tanto Ereguren Cornejo, como Medina Pederzini, son honorables miembros del Consejo Nacional de Acción Nacional.

Como gesto de afabilidad y benevolencia, paso a compartir con el señor Madero algunos trascendidos que le pueden ser de utilidad: dicen, dicen, que el DF sigue siendo bastión calderonista inexpugnable. La sobrina, más incómoda que unos triates, la Margaret Thatcher panista, mil veces menos inteligente pero mil veces más descocada, fue el hada madrina de Jorge Romero: lo hizo secretario de Acción Juvenil en el DF, le permitió nombrar a sus tres sucesores, lo convirtió en diputado y, hasta el momento, en delegado en Benito Juárez. Ahora lo proyecta como líder de la fracción panista en la próxima legislatura local. El actual presidente del PAN defeño fue su secretario técnico, y Santiago Torreblanca, su particular (breviario: “las torres que en el cielo se creyeron –aunque sean blancas– un día cayeron en la humillación,” dijeron Los tres diamantes). Ahora, el casi apóstol Santiago Torreblanca es secretario del PAN, en el DF. Su hermanito Pedro, portavoz de la profunda mentalidad panista, acaba de declarar en defensa de los niños héroes de Brasil que, quienes los atacan son perredistas más prietos de piel que nada, jodidos, rojillos y sin varo. ¿Narrativa o trascendido, don Gustavo? Una última acepción de trascendido: filtración, divulgación de algo secreto o confidencial.

Próxima columneta: colaboraciones de distinguidos panistas: Carlos Medina, Bravo Mena, Ernesto Ruffo, Ernesto Cordero y los que se acumulen.

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