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Shamsia Hassani figura entre los 12 finalistas del premio londinense Artraker

Grafitera afgana crea conciencia entre bombazos e insultos

Es difícil o casi imposible continuar con el arte callejero en Kabul, pero el riesgo no me hará desistir, dice la joven de 26 años

En Afganistán, el gran problema de las mujeres no es la burka, sino la falta de igualdad y educación, opina

No acudirá a la capital británica; no le dieron visa

Foto
Shamsia Hassani, en imagen tomada de su sitio en Facebook, es la única artista del grafiti en Kabul, donde jamás ha tenido problemas con la policía, pero sí recibe ofensas de las personas que condenan ese arte por no ser islámico
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 25 de septiembre de 2014, p. 3

Londres.

La única artista femenina del grafiti en Kabul no sólo tiene que evitar bombas y minas de tierra para llevar su trabajo pionero a los muros de la ciudad, sino recibe con regularidad insultos de los transeúntes.

Sin embargo, la determinación de Shamsia Hassani de continuar desarrollando esa forma artística en la ciudad, así como una campaña por los derechos de la mujer, la ha llevado a ser candidata a un premio en Londres. Es difícil o casi imposible continuar con el arte callejero en Kabul, pero el riesgo no me hará desistir, señala. Como mujer, me es difícil salir a la calle sola. A menudo acosan a las mujeres y no es muy cómodo.

Hassani, de 26 años, compite por el premio Artraker, que busca apoyar a artistas que trabajan en zonas de conflicto o cuyo trabajo se refiere a temas polémicos. Espera que la candidatura aumente su público. Así puedo compartir mis ideas y explicar la situación de mi país.

Mientras en otros países los artistas del grafiti trabajan amparados en las sombras, Hassani no puede salir de noche, y los bombazos impiden hacerlo temprano en la mañana. Se cree que algunas de las locaciones desiertas que son perfectas para el arte callejero están sembradas de minas. Da miedo, dice.

El arte callejero no es ilegal en Afganistán y Hassani nunca ha tenido problemas con la policía. Pero las ofensas de personas que condenan ese arte por no ser islámico o porque ella es mujer significan que sólo dispone de 15 minutos para completar un trabajo antes de retirarse.

Me rodean, me gritan que me detenga o profieren malas palabras. Muchos no están de acuerdo con esta forma de arte, expresa. El arte moderno es un concepto nuevo aquí y los afganos están contra él. Dicen que eso es lo que hacen los occidentales. Yo no lo veo así, si el artista es afgano y el concepto es afgano.

Hassani se graduó en 2009 de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Kabul, institución en la que ahora da conferencias. Hace cuatro años conoció en un taller el arte urbano y le cambió la vida. Nunca había visto algo así. La palabra grafiti es nueva en Afganistán. Quiero difundir este arte en mi país y que la gente sea más instruida y abierta de criterio al respecto.

El proyecto de Hassani que se ha considerado para el premio se llama La magia del arte es la magia de la vida. Ella utiliza el grafiti para ilustrar la situación de las mujeres en Afganistán. Quiere pintar mujeres “para sacarlas de la vieja forma estereotipada.

Los asuntos de la mujer están siempre en mi mente, así que trato de reflejar sus problemas, señala. Creo que el arte puede cambiar a la sociedad. No puedo hacerlo sola, pero quiero producir el cambio aunque sólo pueda cambiar uno por ciento o algo así las ideas de la gente.

La cuestión, sostiene, no es la burka. “En Afganistán las mujeres tienen problemas mucho mayores: no hay igualdad, no hay educación. Debemos enfocarnos en los grandes problemas. La burka es sólo un símbolo”.

La artista busca también ayudar a restañar las heridas de una ciudad desgarrada por el conflicto. Literalmente, mis pinturas cubren los efectos destructivos de la guerra; superficies en ruinas, orificios de balas. La gente mira de modo distinto esos edificios.

Hassani ha jurado continuar sus pinturas callejeras y también instala talleres en las calles para animar a otros a involucrarse.

Tengo esperanza, aunque a veces veo el estado del país y pienso que tal vez no debería tenerla, confiesa. Veo Afganistán como una persona que murió en la guerra, pero que ahora, después de la guerra, ha renacido y es como un niño que necesita ayuda de todos. Luego de un año, tengo esperanza: debo tenerla.

Los premios Artraker se instituyeron el año pasado, y los de este año se entregarán en la London Gallery. Hassani no estará presente, pues no le dieron visa.

Los 12 finalistas del premio 2014 proceden de todo el planeta y fueron seleccionados entre 250 postulaciones de 75 países. El miércoles se entregarán tres. Una exhibición del trabajo de los artistas itinerará a París, Colombo y Kabul antes de regresar a Londres.

Una vocera del premio señaló: Reconoce nuevas formas de crear conciencia, comunicar, estimular el debate y transformar nuestra comprensión de la guerra, el conflicto violento y el levantamiento social.

Entre los otros finalistas están San Zaw Htway, quien creó collages a partir de material tomado del tiempo que pasó en prisión en Birmania, y Tania El Khoury, quien usó una instalación de sonido para relatar la historia de activistas muertos en Siria.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya