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¿La Fiesta en Paz?

El Pana confirma en España... que la imaginación empresarial también allá escasea

Antis y pros, similitudes

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Los recientes éxitos de El Pana en España, o la confirmación de su torería y de un empresariado taurino a veces imaginativoFoto Notimex
A

l ineficaz modelo de negocio taurino imperante hace décadas en nuestro país hay que agregar otros factores como la pasividad de los distintos gremios para modificar ese modelo, la indiferencia de las autoridades para hacer cumplir la normativa, la añeja falta de apoderamiento profesional y, como cereza en el pastel, los niveles de análisis en el grueso de los metidos a críticos y cronistas.

Y que no se le ocurra a un torero mexicano ser diferente y decir sus verdades porque esta crítica mexhincada le cae encima con un rigor jamás empleado con los diestros visitantes quienes, con la anuencia de empresas, ganaderos, diestros y autoridades, hacen y deshacen a su antojo. En contraste, la crítica española no se anda con zalamerías hacia los toreros aztecas, como les llaman, por lo que sorprende cuando uno de los nuestros inspira el buen decir.

En el blog español Salmonetes ya no nos quedan, el viernes, 12 de septiembre de 2014 el escritor José Ramón Márquez escribió: “¡Menuda tarde de toros han dado hoy en Guadalajara (España) Frascuelo y El Pana!”, del cual, por su agudeza y calidad, transcribimos algunos párrafos, no sin antes informar que Carlos Escolar, Frascuelo, de los últimos coletas con solera, nació en Madrid el 21 de septiembre de 1948, tomó la alternativa el 14 de abril de 1974 en Barcelona, de manos de Curro Romero y toros de Juan María Pérez-Tabernero, por lo que hoy cumple 66 años de vida.

“Se había programado en el inicio de la Feria de La Antigua –dice Márquez– este curioso mano a mano, para que se vea que hay empresarios que son capaces de salirse del sota-caballo-rey, acaso con la idea subliminal de poner sobre la blancuzca arena del coso alcarreño la antigüedad de estos dos matadores. Su misión era la de despachar cinco toros de Juan Manuel Criado y otro de Encinagrande, o sea de lo mismo. Toros de la Plaza de Guadalajara, iguales, exactos a los que les echan por esas plazas de Dios a todos esos julypereratalavantemanza y adláteres, que nadie pensó en los achaques de la edad de los dos actuantes y les echaron la misma corrida que hubiesen echado si en vez de a ellos hubiesen anunciado a cualquiera de aquellos jóvenes maestros...”

Frascuelo y Pana han traído a Guadalajara uno de los espectáculos más revolucionarios que hoy día puede verse en una plaza de toros: el de su personalidad. Aburridos como estamos de que todos los toreros del escalafón sean tan cansinamente iguales, que ves uno y ves a todos y se te quitan las ganas, ver a estos dos tíos, cada uno con sus formas, con su manera de andar y de estar en la plaza, te hace volar a aquellos tiempos en que los toreros no se fabricaban en esas escuelas y cada cual salía de su padre y de su madre. Las maneras clásicas de Frascuelo, de una desusada ortodoxia de la cual ya sólo queda él como representante, y la desinhibida heterodoxia de El Pana han traído un vendaval de aire fresco a estos ojos hartos de ver tantísimos toreritos que son iguales –de malos– que los que les enseñan, los que les amparan, los que les animan y los que en el camino les roban el alma.

“... Y lo especial llegó también en el sexto cuando El Pana... les dejó boquiabiertos con un espectacular capoteo mexicano, rematado al paso del toro con el vuelo del capote, precioso fuego de artificio repetido otra vez por si alguien no se había enterado de cómo iba el lance, y luego otra fantasía, para después, en el segundo tercio, poner un espectacular par al quiebro muy por los adentros, dejando llegar muchísimo al toro, otro también quebrando un poco menos perfecto y un tercer quiebro al violín, que las piernas del torero no están para carreras ni efusiones atléticas de esas que ahora tanto se estilan. Y tras eso, travieso Pana, nos hace un malvado guiño cuando le arrea al toro un pase cambiado por la espalda como para demostrar que ese introspectivo recurso de algunos –Perera, Castella– para darse importancia e impresionar a ciertas damas, lo puede ejecutar sin despeinarse un torero de 62 años que se queda tan pancho, y encima con el toro arrancado y suelto... pero que a nadie le quepa duda de que esta tarde en Guadalajara se ha visto mucho mejor toreo y de más verdad en la forma de ejecutarlo que en toda la ‘triunfal’ Feria del Isidro 2014”, concluye el autor de Gente pa tó y Adiós, Madrid, entre otros.

Gilberto Durán, aficionado pensante donde los haya, hace el siguiente señalamiento: “En la edición del 8 de septiembre del programa Toros, Sol y Sombra, del Canal Once del Instituto Politécnico Nacional, le escuché a uno de los conductores, Rafael Cué, una muy lamentable opinión sobre los antitaurinos. Cuando hablaba de que en la plaza de toros Santamaría, de Bogotá, Colombia, se darían de nuevo corridas de toros después del decreto del alcalde de la ciudad, Gustavo Petro, que las prohibía, Cué recalcó el pasado guerrillero del alcalde y lo calificó de asesino, afirmó que había asesinado personas y que eso lo vieran como el perfil de un antitaurino”.

“Las poco inteligentes palabras de Rafael Cué no aportan nada a favor de la fiesta de los toros –añade Gilberto Durán–, y en cambio pintan a algunos de sus defensores (Cué entre otros) con el color de la misma intolerancia e ignorancia que distingue a los antis. Para Cué, un guerrillero es un asesino. Y ya que estamos en el mes de la Patria, ¿se habrá enterado de que precisamente muchos de los héroes que nos dieron patria, desde la independencia, durante la intervención francesa y en la revolución, fueron guerrilleros y además aficionados a la fiesta?”, pregunta Durán.