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Los sentimientos de la nación
E

l pasado 13 de septiembre de 2014 me fue conferido el honroso reconocimiento y presea Sentimientos de la Nación, que a 201 años de distancia evoca la figura, obra y lucha del prócer de la Independencia nacional, José María Morelos y Pavón, que cada año la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG) otorga en estas fechas a quienes se distinguen en la lucha social en beneficio del pueblo. En este caso, el premio es también para los miembros del Sindicato Nacional de Mineros que me honro en dirigir, y especialmente para mis compañeros de la Sección 17 de Taxco, Guerrero.

También fue reconocida la difícil y valiente lucha que durante más de siete años –desde el 30 de julio de 2007– hemos librado los trabajadores mineros por la dignidad y la justicia social, en respuesta al egoísmo, al despotismo y a la insensibilidad de la empresa Grupo México, que todo este tiempo se ha negado empecinadamente a aceptar –como está obligada por la ley– una negociación justa, legal y pacífica del conflicto laboral en Taxco, Guerrero. Grupo México está considerada una de las 10 compañías menos éticas en el mundo. En efecto, es una vergüenza para la clase empresarial que diversas entidades y organismos internacionales, como la empresa suiza de investigación Covalence, así como Mining Watch y Fair Trails entre otros, así lo han establecido.

Las huelgas en las minas de Taxco, Guerrero, de Cananea, Sonora, y de San Martín Sombrerete, Zacatecas, son la muestra más categórica de la insensibilidad y la miopía social del consorcio encabezado por Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, quien está dando nuevas muestras de su irresponsabilidad en el derrame de 400 millones de litros de ácidos y metales pesados en los ríos del estado de Sonora, que tiene convulsionada a la opinión pública nacional e internacional y afecta dramáticamente la vida de 7 municipios sonorenses.

Por cierto, sería deseable que se investigue más a fondo el derrame de un millón de litros de sustancias altamente peligrosas, que Grupo México provocó a través de su filial Asarco en Estados Unidos, donde en 2009 le impusieron una multa aparentemente de más de mil 200 millones de dólares y la obligación de remediar todos los daños que ocasionó. En el país vecino las leyes ambientales son muy estrictas. En el caso de Cananea y los ríos contaminados de Sonora, México, con una cantidad brutal de 400 millones de litros vertidos, la multa parece simbólica y no remediará la tragedia ni con un fideicomiso burocrático de 2 mil millones de pesos, equivalente a 150 millones de dólares aproximadamente.

En ello la tóxica empresa, a la que sin esperar más debía retirársele la concesión, ha contado con la complicidad abierta del gobierno federal de las dos administraciones anteriores del Partido Acción Nacional, de Vicente Fox y Felipe Calderón, junto con sus colaboradores cómplices. Está por verse si el actual gobierno consentirá una vez más que en Sonora prevalezca la impunidad que dicha compañía arrastra por lo menos desde 2006, con el Homicidio Industrial de Pasta de Conchos, Coahuila, donde perdieron la vida 65 trabajadores mineros, y aún hoy están abandonados en la mina los cuerpos de 63 de ellos. Además, ha habido otros muchos percances y tragedias por negligencia e irresponsabilidad, como en Charcas, San Luis Potosí; Nacozari, Sonora, y en el propio Taxco, que han significado la pérdida de muchas vidas de trabajadores y de lesiones.

El reconocimiento a mi persona y al Sindicato Nacional de Mineros por parte de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG), que preside el doctor Pablo Sandoval Cruz, es algo que nos enorgullece y nos estimula. Significa que no ha pasado inadvertida, y menos ignorada, nuestra lucha en estos ocho años, ni tampoco la persecución política y las campañas de linchamiento mediático a las que hemos estado sometidos. Recibimos con gratitud y satisfacción esta presea, como también en 2011 obtuvimos el prestigiado premio internacional Meany-Kirkland en Derechos Humanos y Justicia Social, que otorga la más poderosa agrupación sindical de Estados Unidos, la Federación Americana del Trabajo (AFL-CIO), con sus 13 millones de afiliados, y el muy relevante galardón en Derechos Laborales de la más grande organización de Noruega, Arthur Svensson, que en 2014 promovió IndustriALL Global Unión, con sus 50 millones de trabajadores de más de 150 naciones.

Los tres reconocimientos indican que las experiencias laborales mexicanas no son de ninguna manera ajenas a las clases trabajadoras del mundo político y sindical. Al recibir el premio Sentimientos de la Nación, nuestros representantes sindicales en Chilpancingo el sábado 13 de septiembre, declararon nuestra firme admiración a los Sentimientos de la Nación, que el 14 de septiembre de 1813, hace dos siglos y un año, expuso José María Morelos ante el Congreso Constituyente. Uno de sus pensamientos más profundos fue que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.

Palabras que tienen resonancia en plena actualidad y que siguen constituyendo un mandato a cumplir por los mexicanos de hoy, pues a dos siglos de haber sido emitidas, vemos que tenemos un país con una de las más lacerantes desigualdades sociales del mundo, donde la concentración de la riqueza en muy pocas manos y la pobreza extrema están muy lejos de haberse moderado, y donde la nación sufre depresión y crisis porque al pueblo los gobiernos y el llamado sistema no le han compartido los beneficios del progreso, los adelantos de la educación y la ciencia ni los de la tecnología moderna y menos la apertura creciente de oportunidades para superarse.

La presea Sentimientos de la Nación tiene para los mineros y la clase trabajadora de México el grandísimo valor de un emblema para la lucha de hoy, por la que nuestra organización sindical y otros sectores del pueblo mexicano nunca han dejado de trabajar. Sea este reconocimiento de los grupos populares de Guerrero un llamado a persistir en la inacabada tarea por la justicia social.