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Las dudas sobre su retiro del cuadrilátero cobran fuerza cuando piensa en su pequeña Frida

No quiero que mi hija vea las imágenes de mi trabajo: Nava

Me costó mucho volver a mi nivel anterior al embarazo, dijo la Princesa Azteca

La tijuanense unificó los cintos supergallo de la AMB y OMB, tras dos años de ausencia

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El pasado sábado Jackie Nava derrotó a la jamaiquina Alicia AshleyFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de septiembre de 2014, p. a13

Jackie Nava recuperó lo que dejó vacante un par de años. Una pausa por la maternidad le hizo temer la posibilidad de no regresar al nivel de antes. Sobre todo tenía miedo de retornar para convertirse en un hazmerreír, una pálida sombra de la peleadora feroz que había sido.

Sin embargo, volvió de forma rimbombante para conquistar no uno sino dos títulos del orbe: en peso supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). El segundo fue el pasado sábado tras vencer con dificultad a la jamaiquina Alicia Ashley en la Arena Ciudad de México.

Le costó mucho volver al nivel anterior a su embarazo, revela unas horas antes de regresar a su natal Tijuana. Fue tanto el esfuerzo, que por momentos llegó a pensar que no volvería al estado físico que le dio fama como una de las mejores representantes del pugilismo en México,

No iba a volver para que se rieran de mí, dice Jackie con la tranquilidad de la meta conseguida. Además, sabe que su prestigio creció por las demostraciones, a veces sangrientas y violentas, de un deporte que se consideraba no apto para las mujeres.

Pero nadie se atrevería a reírse de ella. Al contrario, el pasado sábado la afición le refrendó el respeto a una mujer que fue pionera en el boxeo. La arena repleta coreaba con emoción su nombre mientras intentaba acorralar a Ashley, una peleadora elusiva y veloz en el contrataque.

Fue un combate muy cerrado, lo reconozco, no pude lucirme como la gente habría querido verme. Quería noquearla, pero no pude dar esa pelea, evoca Nava con cierto pesar, pues sabe que su público espera de ella entregas demoledoras.

Me desesperé un poco por su estilo, pero al final dominé ligeramente. Creo que me hicieron falta asaltos para ganarle, añade con cierta frustración, porque al final del último episodio consiguió hacer daño a la jamaiquina, pero la campana impidió que consumara el trabajo de sus potentes puños.

Pese a que consiguió el objetivo de unificar los cintos supergallo, una gran hazaña sobre todo por la pausa de dos años para atender su embarazo y el primer año de su hija Frida, la apodada Princesa Azteca ve su carrera con cierta mirada de despedida, pues confiesa que su retiro no está muy lejos.

No sabe si será pronto o dentro de un par de años, pero siente que se aproxima. Luego titubea, como si recordara que acaba de conquistar un nuevo cinturón y eso le quitara todo argumento de jubilación.

Las dudas sobre el futuro en los cuadriláteros sólo parecen cobrar fuerza cuando piensa en su hija Frida, de un año y cuatro meses. Aunque insiste que ella es la razón por la que regresó al boxeo, que por ella volvió con espíritu más combativo y disciplinado a recuperar lo que había dejado vacante, también es su pequeña hija quien le hace pensar que lo mejor será dejar los guantes.

Pensar en que ella vea esas imágenes de sangre en las que intercambia golpes con destreza y furia con su rival provoca escalofríos a Nava.

No quiero que mi hija vea mis combates, debo enseñarla que ese es el trabajo de su mamá, pero lo ideal es que no vea esas imágenes, comenta al recordar los episodios más violentos de aquellas épicas peleas ante Ana María Torres.

Mientras habla, se escuchan algunos balbuceos de Frida, quien estuvo en la función del sábado. Jackie ríe por la interrupción y acota: Desde la pelea del sábado no sé qué pasó pero ahora está como más apegada a mí.

Dice que le pesa dejar a Frida para dedicar horas al intenso trabajo de preparación: Son sacrificios que exige este deporte y que ahora me duelen.

Ya con la tranquilidad que le otorgan los dos cintos conquistados, confiesa que no sabe si el boxeo es más exigente con las mujeres profesionales. Lo que sí puede asegurar es que ahora debe convivir con dos personalidades intercambiables.

Me pongo la de Jackie Nava la boxeadora, pero luego de la pelea debo volver a la de Jackie la mamá de Frida, cuenta con cierta premura, como si tuviera algún pendiente en ese instante. Se despide y se alcanza a escuchar, de nuevo, la voz de la pequeña Frida.