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Los libros de historia: relato gubernamental conservador
E

n estos días, los niños de las escuelas primarias han iniciado la lectura de los nuevos libros de texto gratuito de historia editados por la Secretaría de Educación Pública (SEP), los cuales fueron reformulados ante el cúmulo de errores ortográficos y de información histórica que presentaba la edición de 2011, coordinada entonces por el subsecretario de educación y yerno de la desahuciada líder del SNTE, actualmente en retiro espiritual. Con esos libros se enseñó historia a millones de alumnos de educación básica.

Casi como irónica paradoja, ahora que la nación se alquila y se vende, en los nuevos libros de historia se restableció en su portada la imagen de La Patria, de los primigenios libros de texto gratuito (González Camarena, 1962) y se explica a los alumnos que con ello se ilustra y representa el legado que la patria deja a sus hijos. Según la SEP, con estos textos los alumnos desarrollarán el pensamiento histórico, accederán al estudio de una historia plural, evitarán visiones dogmáticas sobre los acontecimientos históricos y se impulsará la reflexión sobre la historia para la formación de su identidad. Pero contradictoriamente se establece que sus aprendizajes se traducirán en el desarrollo y adquisición de competencias históricas, evaluadas, entre otras, mediante pruebas tipo Enlace.

En realidad, los nuevos libros mantienen una línea de continuidad con las concepciones e interpretaciones históricas inscritas en los textos de los gobiernos panistas, lo cual evidencia su convergencia y visión histórica común: conservadora, enciclopédica, inconexa, manipuladora de acontecimientos y procesos históricos de nuestra historia, que omite o elimina causas reales y procesos sociales que detonaron cambios en la historia de la sociedad mexicana y que, por otra parte, utiliza acontecimientos del pasado para inducir a través de la enseñanza de la historia a una formación acrítica y favorable hacia las transformaciones y reformas económicas sociales y políticas impuestas en tiempos contemporáneos por los sucesivos gobiernos neoliberales. Cabe mencionar que hasta los autores de estos libros son básicamente los mismos de 2011.

Unos cuantos ejemplos pueden ilustrar el enfoque sobre la historia de México en los textos de cuarto a sexto grados. De inicio, la conquista y colonización es presentada como el Encuentro de América y Europa, mientras la larga etapa de dominación española sólo es reconocida como de La Nueva España; se elimina la denominación de colonia o periodo colonial y no existe referencia alguna a la categoría socio-histórica sobre el colonialismo, sus significados y secuelas en la historia mexicana. En esta etapa histórica se privilegia la descripción sobre los beneficios que trajo consigo el intercambio comercial y civilizatorio, aun cuando llega a mencionarse un cierto efecto desfavorecedor hacia la población indígena. Los rasgos más oprobiosos y lacerantes del régimen colonial están prácticamente ausentes. Así, los niños en la escuela primaria difícilmente podrán conocer la historia de la conquista, genocidio, despojo, explotación y opresión de los pueblos originarios.

En otro tema se afirma que las causas que limitaron el desarrollo del México independiente fueron resultado de las enormes pérdidas económicas, destrucción y ruina generadas por la lucha de independencia que condujo al atraso y estancamiento económico y social del país. Ante lo cual, los autores del libro, parafraseando a los historiadores conservadores del siglo XIX, preguntan a los alumnos: ¿el México independiente era más próspero y más justo que el antiguo Virreinato? ¿Valió la pena separarse de España? Mucha gente de aquella época se hacía éstas y otras preguntas.

Esta visión destructiva, causante de daños y trastornos para el país, se repite con argumentos similares al referirse a las principales luchas y contiendas sociales: Revolución de Reforma, Revolución Mexicana, revueltas campesinas, luchas obreras y movimientos sociales. Implícitamente se cuestiona toda movilización social por sus efectos nocivos para el progreso, desarrollo y estabilidad del país. Pero según esta historia, toda época de crisis económica y social encontró la solución en la apertura económica, tratados comerciales y mayores inversiones extranjeras, lo que ayudó notablemente a la nación mexicana. Para lo cual, se afirma, fue necesario hacer reformas, definidas como: cambiar, innovar o mejorar algo con la intención de garantizar un orden a través de las leyes que permitan a los integrantes de la sociedad la satisfacción de sus necesidades materiales, educativas, de recreación, entre otras”. Cualesquier proyección histórica hacia el presente debe entenderse como mera coincidencia.

El relato histórico sobre las últimas décadas del siglo XX e inicios del XXI básicamente constituye un informe gubernamental sexenal, enfocado a historiar las transformaciones de las instituciones del Estado y sus personajes: una historia del poder. La sociedad realmente existente, sus conflictos, contradicciones, desafíos y padecimientos sociales no forman parte de esa historia. El rescate de nuestra historia y memoria incluye también nuestros libros de texto gratuito.