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Ver día anteriorSábado 30 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Apuntes postsoviéticos

Escenarios

L

a apertura por los separatistas de un nuevo frente de guerra en el sur de Donietsk, en la costa del mar de Azov, exitosa hasta ahora por un mayor involucramiento de Rusia en el conflicto, negado de modo oficial desde el Kremlin pero cada vez más difícil de ocultar, obedece a un doble propósito.

Obviamente, hasta ahora, queda claro, Rusia no ha iniciado una guerra contra Ucrania, ni hay una invasión militar, ni los tanques, la aviación o los 20 mil soldados concentrados en la frontera han comenzado misiones de combate.

Lo que se observa en días recientes es un creciente suministro de armas y municiones –que ya costó la vida a 100 soldados rusos que escoltaban uno de los convoyes–, la detención de paracaidistas que en carros blindados se internaron 20 kilómetros en territorio ucranio por error, así como noticias de los primeros militares rusos muertos presumiblemente en Ucrania, donde según un líder separatista entre 3 mil y 4 mil soldados rusos luchan en sus filas a título personal y durante sus vacaciones.

Todo esto indica que Rusia, por un lado, trata de evitar que el ejército ucranio derrote a las milicias separatistas, frustrando el intento de sentar a negociar al presidente Petro Poroshenko con los representantes de una formación estatal que existe sólo en el papel, Nuevarrusia, la cual, a juicio de Moscú, expresa los intereses de las regiones del este y el sur de Ucrania.

Es poco probable que Poroshenko acepte negociar con líderes separatistas que controlan apenas una tercera parte de Donietsk y Lugansk, algo así como 15 veces menos territorio del que debería ocupar Nuevarrusia, en caso de que la idea independentista hubiera cobrado auge en la totalidad de las ocho regiones del sureste ucranio.

Por otro lado, si la actual ofensiva separatista sobre el estratégico puerto de Mariupol culmina con éxito y se expulsa de ahí al ejército ucranio, se buscará reforzar los lindes de un micro Estado independiente a modo y semejanza de la República del Transdniéster, cuya separación de facto de Moldavia garantizan sólo los soldados rusos con uniforme de fuerzas de pacificación.

Pero para que se lleve a cabo este último escenario es necesario que dentro de los límites territoriales del nuevo Estado no haya un solo soldado ucranio. De conseguirse el objetivo, Moscú no tendría que reconocer la proclamación de independencia de Nuevarrusia ni tampoco propiciar su anexión como hizo con Crimea, únicamente mandar un contingente de pacificación, incluso internacional con soldados de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, formado por Rusia y cinco repúblicas ex soviéticas.

De fracasar la ofensiva separatista, en el supuesto de que el ejército ucranio logre imponerse en la contienda, aún queda la posibilidad de que el Kremlin juegue una última carta y ordene a su ejército invadir Ucrania, el escenario extremo que pondría en guerra a dos pueblos que, hasta hace unos meses, eran más que hermanos.