Cultura
Ver día anteriorSábado 30 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Disquero
Y el cielo se coloreó con cascadas y ángeles
Foto
Foto
Terje RypdalFoto
Foto
Foto
 
Periódico La Jornada
Sábado 30 de agosto de 2014, p. a16

Una melodía de encantamiento suena enmedio de campanas, jazmines, rayos y centellas. La melodía aparece y desaparece como una hada enmedio del bosque, una bailarina enmedio del escenario. Y danza. La melodía danza.

Suenan trompetas tibetanas, aquellas que utilizan los monjes budistas en sus ceremonias más importantes.

Suena la música, majestuosa.

Melodic Warrior se titula la obra. Es una partitura monumental. Durante 45 minutos, la Bruckner Orchester Linz, dirigida por Dennis Russell Davis, hace sonar la partitura en todo su esplendor. Cuatro voces solistas, The Hilliard Ensemble, una de ellos de contratenor, entonan poesía apache de las culturas chippewa, navajo, pima y papago.

Por su naturaleza espiritual, la música de Guerrero melódico rompe la contradicción aparente entre la idea de un guerrero apacible y la paz interior que destila la obra. Algo así como la explicación de arcángeles con dagas, o budas fieros.

Listen to this song. Listen to this song of life, cantan los integrantes de The Hilliard Ensemble, agrupación de culto identificada con la música de Arvo Pärt, Karlheinz Stockhausen, pero también con Jan Garbarek.

El disco Officium y su secuela Officium Novum (http://goo.gl/ra1Fm2) es una obra maestra de conjunción de geografías sonoras, estilos, épocas, atmósferas.

El nuevo disco de Terje Rypdal (Oslo, Noruega, 23 de agosto de 1947), paisano de Garbarek, es exultante, pleno, sumamente interesante y pide mucho del escucha. Es todo lo contrario al easy listening. En este caso es deep listening.

Los títulos de los nueve movimientos en los que está dividido este gran poema sinfónico con guitarra eléctrica solista (la de Terje Rypdal), reflejan la poesía apache y guiñan con la cultura budista, sobre todo el inicial ‘‘Awakening”; ‘‘Canción de relámpagos”, ‘‘A prayer”, ‘‘Mi música alcanza el cielo” y especialmente hermoso el tema motívico de ‘‘Magician song”: una escala ascendente-descendente llena de magia, misterio, encantamiento, como en un bosque poblado por hadas.

El disco contiene una segunda obra sinfónico-monumental, de 27 minutos de duración: ‘‘Y el cielo se coloreó con cascadas y ángeles”, interpretada por la Wroclaw Philharmonic Orchestra y también llena de encantamientos.

Disonancias, sonidos granulados, campanas pequeñas, trompetas tibetanas, profusión de música de arco, fascinación.

Cuando se refiere a este par de partituras, Terje Rypdal sostiene que entre sus intenciones figura ‘‘devolver a la música contemporánea de concierto la melodía y la belleza”.

Y vaya que lo logra. Haymelodías encantadoras y belleza en esta música no exenta de grandes complejidades formales, estilísticas, técnicas. De inmediato el escucha identifica la influencia de György Ligeti, el autor admiradísimo de Terje Rypdal. Pero también escuchamos guiños a Olivier Messiaen y Einohuani Rautavaara.

El prestigio de Terje Rypdal se circunscribe a los conocedores del sello alemán ECM, a pesar de que su dedicación a la música de concierto data de siempre. Ha escrito seis sinfonías, mucha música de cámara y sonatas.

De hecho, su debut como compositor ocurrió con una obra también de título espiritual: Eternal circulation, con el Cuarteto de Jan Garbarek y la Oslo Philharmonic Orchestra. Otros títulos similares: If mountains could sing; Lux aeterna.

Estamos, claramente, frente a un músico místico.

Su nuevo disco es ciclo, viaje, meditación, la iniciación del chamán.

O en palabras del propio Terje Rypdal: ‘‘es una hoja en la cadena del ser”.

[email protected]