Política
Ver día anteriorSábado 23 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Gendarmería: alarmantes limitaciones
¿Q

uién quiere apostarle al fracaso? Nadie. Menos en materia de esperanza de mejorar los niveles de la seguridad ciudadana. Pero se han dado tantos palos de ciego desde el sexenio de Zedillo, cuando se creó la Policía Federal Preventiva, que la verdad, el que no era escéptico se hizo.

La manoseada Gendarmería Nacional, si fuera un proyecto serio, llevado a cabo con base en cánones, levantaría grandes esperanzas. No es así, se optó por lo espectacular, la improvisación, las prisas presidenciales, se festinaron vísperas y resultó que después de retrocesos en la ambiciosa idea original, en lugar de un cuerpo lustroso por los méritos que proyectaba, quedamos en un parche, pero un parche peligroso.

Hoy tendremos que conformarnos con policías de proximidad. Sólo se trata de un aggiornamento de lenguaje. Antes se llamaban policías de crucero, luego policías de barrio y ahora son de proximidad. ¡Vaya! La misma gata, nomás que…

Pero lo sustantivo, lo que debe verdaderamente sobresaltarnos es que esos policías NO están capacitados para cumplir las difíciles tareas que le encomienda el nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales.

Hay tres razones de alarma: UNA. El código plantea la primera alarma. En él se asignan al policía como individuo rigurosísimas responsabilidades que no tienen respuesta en las facultades que requerirían para atender lo que les impone el código. Esto es: tienen responsabilidades y no tienen facultades legales ni capacitación.

El código les exige ser aptos para impedir que se consumen delitos, preservar el escenario del delito, asegurar bienes, aprehender a un supuesto responsable, recibir denuncias, practicar averiguaciones, iniciar la custodia del inculpado, conducir los interrogatorios preliminares, mantener íntegros e intocados los instrumentos y pruebas del delito. Los gendarmes nacionales no saben de eso.

DOS. Alarma que su adiestramiento como policías a nivel de la demanda es inexistente y sólo tienen el barniz que les dio el Ejército que, a decir de uno de sus responsables, consistió en orden cerrado (cómo marchar), armamento y tiro y acondicionamiento físico, como a los reclutas. ( Reforma, 14 de julio, página 11). Carecen de infraestructura inmobiliaria, ¿cómo vivirán? Estarán en constante movilidad, se dijo.

En Estados Unidos hay tal alarma por la militarización de las policías que ha sacudido a Obama; aquí la estamos promoviendo. La Secretaría de la Defensa ha hecho muy cumplidamente todo lo que sabe, todo lo que puede, el engaño es de Gobernación.

La gran pregunta: ¿se les imbuyó el instinto agresor, aniquilador, destructor de enemigo que se inculca a todo soldado en todo el mundo? ¡Qué peligroso en un policía! La actitud del policía deseable debe ser contraria a todo exceso. Debe ser protectora del ser humano, cautelosa en el uso de la fuerza, respetuosa y considerada incluso con presuntos delincuentes, aún ante agresiones.

El profesionalismo exige al policía estar adiestrado para la contención de la fuerza. El peligro de abuso policial, de atropello o exceso es indeseable, peor aún si se les ha incitado al enfrentamiento brutal.

TRES: Alarma que su creación fue un acto de autoritarismo. Nunca se presentó un proyecto, nunca se dijo cuál sería la base legal de sus atribuciones, nunca se pidió opinión a quienes pudieran darla. Los procesos y normatividad de su formación se mantuvieron en la opacidad. ¿Por qué? ¿Qué podemos esperar que resulte de tanto traspié?

De esta preocupante forma, todos nosotros, potenciales actores de un problema, activos o pasivos, los involucrados en un delito, víctimas y victimarios, estarán ante el hecho de que una persona sin preparación sea responsable de establecer las bases determinantes de una averiguación deficiente y por ende inclinando, con intención o sin ella, el sentido de la sentencia.

Entonces el ya añoso proyecto de tener una policía definitivamente mejor, una corporación de rango y proyección históricos, como se anunció tantas veces, quedó para otro día.

Hoy tendremos que preocuparnos por no caer en la zona de influencia de un gendarme, porque puede ser fatal. El protector de la sociedad se transformó en un peligro.

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