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Se abrirá exposición alusiva al hallazgo de Manuel Gamio, adelanta Carlos González

Hace cien años emergió el Templo Mayor; anuncian festejo múltiple

Proseguir con la remodelación del centro ceremonial mexica en 2015, entre los retos, dice a La Jornada el director del museo de sitio

En esta área de la antigua Tenochtitlán está una ciudad sobre otra y en cualquier punto donde se excave se hallarán vestigios: Eduardo Matos Moctezuma

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Investigadoras del Instituto Nacional de Antropología e Historia que localizaron un entierro al pie del Templo Mayor, que data de hace más de 550 años, durante las excavaciones que realizaron en enero de 2011, inscritas en el Programa de Arqueología Urbana, fundado por Eduardo Matos MoctezumaFoto Héctor Montaño/ INAH
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de agosto de 2014, p. 4

Este 2014 se cumplen cien años de que el Templo Mayor de Tenochtitlán emergió en pleno corazón del Centro Histórico, en la intersección de las calles de Santa Teresa (hoy Guatemala) y Seminario.

La celebración incluye múltiples actividades, cuyo eje –adelanta en entrevista Carlos González, director del museo de sitio– son los trabajos arqueológicos realizados por Manuel Gamio, los 100 años de la zona prehispánica, además de sumarnos a las conmemoraciones por los 75 años del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y los 50 del Museo Nacional de Antropología (MNA), que este último cumplirá el 17 de septiembre.

A lo largo de un siglo el recinto sagrado de los mexicas ha sido sujeto de innumerables investigaciones, publicaciones y dio conocimiento de la antigua y poderosa cultura.

Al respecto, destaca la exposición que será abierta en el Museo del Templo Mayor (en octubre próximo), así como una serie de conferencias que darán cuenta del trabajo multidisciplinario efectuado de manera ininterrumpida sobre la civilización tenochca y el centro ceremonial.

La muestra que albergará el recinto en el último trimestre del año girará en torno al hallazgo del Templo Mayor y a la figura de Manuel Gamio, quien descubrió en 1914 la esquina suroeste de lo que los arqueólogos denominan la etapa III del recinto sagrado de Tenochtitlán (1430-1440).

Construido sobre un medio lacustre y devastado por las huestes de Hernán Cortés tras la conquista, el majestuoso edificio mostró por primera vez en 1914 una parte de sus cimientos ocultos al arqueólogo Manuel Gamio (1883-1960).

Ese hallazgo fue determinante para las investigaciones, porque corroboró que en el lugar se hallaban los vestigios del gran centro ceremonial mexica, lo cual se reforzó mediante la confrontación de los trabajos arqueológicos, así como de las fuentes históricas.

Después se realizaron investigaciones y hubieron hallazgos que dieron origen a un pequeño museo etnográfico en el cual –durante varios años– se exhibieron las piezas que habían sido descubiertas hasta los años 50 del siglo pasado, época en la cual fue realizada la maqueta de Ignacio Marquina que mostraba el esplendor de la otrora Tenochtitlán.

A partir de marzo de 1978, explica el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, me hice cargo del Proyecto Templo Mayor y ya llevamos 36 años de trabajar, e investigar lo que fue el antiguo y principal templo mexica. Uno de los objetivos desde aquel momento fue precisamente conocer hasta donde fuera posible todo este contexto arqueológico que ofrecía el Templo Mayor.

Unas semanas antes, el 21 de febrero de ese año, se aceleró el proceso de conocimiento y excavaciones del centro ceremonial con el hallazgo fortuito –por trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza– del gran y emblemático monolito de Coyolxauhqui, deidad de la Luna, cuyo acontecimiento propició meses después la construcción del actual museo de sitio, al tiempo que Matos Moctezuma fundaba el Programa de Arqueología Urbana (PAU).

Tlaltecuhtli, otro hito

“Uno de los aspectos –prosigue Eduardo Matos Moctezuma, profesor emérito del INAH– que siempre destaco es que en el caso del Templo Mayor, corroboramos que lo que decía la fuente histórica (sobre cómo eran los templos de Tláloc y Huitzilopochtli o cómo se veían las figuras o las estructuras), la arqueología lo ha comprobado.”

En octubre de 2006, otro hallazgo cimbró a los investigadores con la colosal Tlaltecuhtli, la más grande escultura mexica hasta ahora conocida, con la representación de la deidad de la Tierra. Este monumento prehispánico emergió en el predio de Mayorazgo de Nava Chávez (conocido como Las Ajaracas), al pie del Templo Mayor.

El descubrimiento, también fortuito, propició una serie de investigaciones y la puesta en marcha de la séptima temporada de campo en ese sitio prehispánico encabezada por el arqueólogo Leonardo López Luján, actual director del Proyecto Templo Mayor, quien junto con Matos Moctezuma, planteó la hipótesis de que en el lugar donde fue hallada Tlaltecuthli podrían estar los restos del emperador mexica Ahuízotl.

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Pieza de cerámica incluida en un descubrimiento de 2011, efectuado en la plaza Manuel Gamio de la zona arqueológica del Templo Mayor, donde se localizaron más de 50 sahumadores con restos de resina –que podría ser copal–, con antigüedad estimada de más de 500 añosFoto Héctor Montaño/ INAH

Desde el principio en que apareció el gran monolito mexica, Leonardo y yo planteamos que esta escultura podría tratarse de la lápida mortuoria de Ahuízotl y las subsecuentes excavaciones en ese lugar han brindado una información impresionante”, explica el galardonado arqueólogo.

Y aclara: Sin embargo, no se ha encontrado el dato clarísimo y fehaciente de la evidencia de una olla con las cenizas o con el glifo del tlatoani. Esto todavía no se ha encontrado, pero, aún no han terminado las excavaciones en el lugar, y, todo apunta a que lo descubierto se remonta a la época en que gobernaba y muere el antecesor de Moctezuma II.

Incluso, prosigue Matos Moctezuma, las ofrendas detectadas son impresionantes con una cantidad enorme de objetos y muy diferentes a otras halladas en el centro ceremonial.

También en esa área del Centro Histórico han sido descubiertas en diversas épocas las emblemáticas esculturas de la Piedra de Tizoc, la Piedra del Sol (conocido como Calendario Azteca), Coatlicue, la Piedra de Moctezuma I, Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli, por citar algunas.

Seiscientos mil visitantes al año

El año pasado, Leonardo López Luján detalló a este diario los aspectos relacionados con la elaboración del mapa digital de la antigua Tenochtitlán, por especialistas del INAH y de la Universidad Prefectural de Aichi, Japón.

Los expertos recurrieron a los adelantos tecnológicos, además se valieron de posicionadores satelitales, estaciones totales de última generación, escáneres tridimensionales, cámaras digitales y programas de cómputo.

Esa ocasión López Luján explicó que el estudio servirá de base para la reconstrucción hipotética del recinto sagrado, el cual tiene como características principales su precisión milimétrica, su información de tipo tridimensional y su formato digital.

Esto último, añadió el arqueólogo, permite modificarlo y enriquecerlo de manera constante con los resultados de trabajos de campo y gabinete que están en curso.

“Hasta ahora la superficie total topografiada –detalló– representa poco más de 18 mil metros cuadrados” y fueron incorporados al mapa todos los vestigios prehispánicos hoy expuestos en el Centro Histórico de la ciudad de México: la zona arqueológica del Templo Mayor, el Palacio del Marqués del Apartado, el Colegio de Cristo, el Centro Cultural de España, el Mayorazgo de Nava Chávez, la Plaza Gamio, el predio de Guatemala 16, además del Sagrario Metropolitano, el antiguo Arzobispado, el Palacio Nacional, la casa de los Condes de Santiago Calimaya y la estación Pino Suárez del Metro.

Hay que recordar, dice Matos Moctezuma, que en esta área de la antigua Tenochtitlán se halla una ciudad sobre otra y desde esa perspectiva en cualquier punto donde se excave se hallarán vestigios.

Y para celebrar el centenario del sitio prehispánico mexica, puntualiza el arqueólogo Carlos González, podría abrirse para finales de año el nuevo acceso al Templo Mayor, pero, la apertura de ese nuevo acceso al sitio depende de otras situaciones.

Para la exposición que recordará el hallazgo de Manuel Gamio hace 100 años, Eduardo Matos y Carlos González son los curadores del contenido y serán exhibidas algunas de las primeras piezas halladas en el sitio, así como objetos personales y fotografías de Manuel Gamio.

Mientras, en el ciclo de conferencias participarán Ángeles González Gamio (nieta de don Manuel), Gabriela Sánchez Reyes y Eduardo Matos Moctezuma.

Entre los retos del sitio prehispánico y su museo que reciben unos 600 mil visitantes al año se perfilan –explica González– la continuidad de la remodelación del recinto en 2015, así como de los proyectos de investigación de la séptima temporada de campo y los de divulgación que han sido muy prolíficos en torno al Templo Mayor de Tenochtitlán.