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Acusa a Hamas de suspender el cese de hostilidades al secuestrar a soldado y matar a dos

Roto el cese el fuego, Israel lanza feroz ataque; más de 100 muertos

Un hospital, casas y edificios públicos, entre los inmuebles de Rafah que fueron destruidos

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Médicos palestinos atienden a niños que resultaron lesionados ayer por los bombardeos de Tel Aviv en la franja de GazaFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 2 de agosto de 2014, p. 20

Gaza, 1º de agosto.

Un cese el fuego humanitario, que supuestamente abriría camino a un acuerdo de paz, se derrumbó bajo salvaje violencia en tres horas fatídicas después que el ejército israelí acusó a Hamas de romper la tregua al secuestrar a un soldado y matar a otros dos en una emboscada en la que usó un atacante suicida.

El embate ocurrió cuando las fuerzas israelíes intentaban destruir una de las redes de túneles que Hamas usa para realizar ataques con cohetes e infiltrarse a través de la frontera. El soldado capturado, según se informó, es el teniente Hadar Goldin, de una familia de inmigrantes judíos británicos y primo del ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon.

Hamas reconoció en un principio la captura del soldado, pero después la negó. El secuestro de ciudadanos israelíes siempre ha provocado represalias del Estado judío: la captura del cabo Gilad Shalit, hace ocho años, condujo a la primera ofensiva israelí hacia Gaza luego de haberse retirado de ese territorio, desmantelando asentamientos.

Los residentes de Rafah no sabían del supuesto rapto ni del ataque suicida, pero experimentaron toda la furia de la respuesta militar israelí. Fuego de artillería y tanques se abatió sobre la ciudad, y parte de los proyectiles dieron en casas, tiendas y edificios públicos, entre ellos el hospital Yussef Al-Najjar, adonde personas lesionadas habían sido transportadas en autos particulares, taxis y algunos en brazos.

Hacia el anochecer se informó que 101 personas habían muerto, y que los heridos, más de 200, habían sido transferidos bajo el fuego a otras instalaciones hospitalarias de la zona.

Uno de ellos fue Shahed abú-Namla, una niña que corría por la calle con su familia cuando los proyectiles estallaron en las cercanías. Lo último que recuerda antes de sentir un dolor insoportable y desmayarse fue ver a su madre extender el brazo y después caer. La niña de 10 años estaba en el hospital con graves quemaduras y preguntaba con desesperación por su madre.

Algunos pobladores acababan de regresar a sus hogares después de que se anunció la tregua. Wael al-Zambi había vuelto poco después de las 9:30 de la mañana a su casa en Mashrua Amar, donde viven 18 de sus parientes, de una escuela de la ONU en Shabura, donde se habían refugiado dos semanas atrás. No hubo tiempo de desempacar: 10 minutos después estaban de nuevo en la calle, tratando de escapar.

Zambi, de 37 años, con heridas de metralla en los brazos y el cuerpo y tendido en una cama del Hospital Europeo, en el extremo de Rafah, expresó: “Creímos que como esta tregua no era de unas horas, sino de tres días, sería seguro regresar a casa. En la escuela de la ONU la gente decía que tal vez era el fin de los combates. Así que nos vinimos; había más de 3 mil personas en el campamento, y 90 por ciento salieron en la mañana.

No sé por qué empezaron los bombardeos. Me dieron; creí que me partían el cuerpo a la mitad. Sólo después supe de los muertos. Mi esposa y mis hijos están de nuevo en la escuela de la ONU. Sé que no son lugares seguros, también los bombardean, pero están mejor allá que en Rafah.

Dos miembros de la familia, Harbi, de 55 años, y Sami, de 40, murieron de manera instantánea. Otros tres –Salama, de 48; Sofía, de 43, y Mohammed, de 47– perecieron más tarde, cuando trataban de salir por otra calle. Un pariente, Abdel Sheikh Eid, había llegado al hospital cuando oyó decir que trasladaban a los heridos allí. Acababa de recibir en su celular la llamada de una prima. Quiere saber de su marido. No vivirá, pero no puedo decirle eso por teléfono, comentó.

Hay en el hospital pacientes de otras partes de Gaza, en tránsito hacia tratamiento especializado en el extranjero. Pero, como el cruce de Rafah hacia Egipto está cerrado por los combates, estaban varados allí, mientras se escuchaba el ruido cercano de los bombazos.

Entre ellos hay dos de los muchachos que fueron alcanzados por un ataque de misiles en el campo Beach de la ciudad Gaza, donde perecieron otros 10 chicos y el abuelo de uno de ellos. Hamas y el ejército israelí se acusaron mutuamente por ese ataque letal.

Zahar al-Aila intentaba llevar de nuevo a su sobrino de 10 años al hospital Shifa en la ciudad de Gaza, donde lo habían atendido. Pero le dijeron que no había cama para él en el hospital; estaba lleno. Sólo quiero llevarlo de vuelta a la ciudad de Gaza, pero dicen que no hay ambulancias. Me advirtieron que no lo llevara en auto, porque el camino es peligroso.

Mohammed al-Aila, cubierto de vendajes, susurró: Por favor, necesito que me ayuden a regresar a Shifa. No me gusta aquí. Se oyen muchas bombas, da mucho miedo.

Rami Abdel al-Helo, de 9 años, es otro sobreviviente del campo Beach en el hospital. Un hermano suyo de 5 años, Osama, y su abuelo, Sobhay al-Helo, murieron en el ataque. Su padre, Ahmed, dijo: No veo que Rafah vaya a abrir pronto con todos estos combates. Ya perdí un hijo y debo proteger a este. Creí que con la tregua sería un buen día para salir, pero ahora temo que se vaya a poner mucho peor.

El personal médico estaba reunido en torno a la cama de Shahed abú-Namla. La niña se la pasa pidiendo agua y quiere saber de su familia, señaló una enfermera, Halina Um Abdullah. Las ambulancias no pueden regresar a buscar hasta que haya otra tregua. Sólo podemos orar por que así sea.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya