Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 27 de julio de 2014 Num: 1012

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Víctima colateral
Víctor Ronquillo

Poesía reciente
de Michoacán

La vida o la bolsa:
ser parisiense o morir

Vilma Fuentes

El zombie como representación
Ricardo Guzmán Wolffer

Historias al margen
del Segundo Imperio

Andreas Kurz

Breve, por favor.
La minificción

José Ángel Leyva

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Columnas:
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Naief Yehya
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Cabezalcubo
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Bombas y goles: de Brasil a Gaza (I DE II)

¿Días de gracia?

Cada cuatro años quisiéramos imaginar que el mes en que tiene lugar la Copa Mundial de la FIFA fuera un período de días de gracia, como postuló Everardo Gout en su ópera prima. Treinta días en que nada nos distrajera del futbol, un sabático de las preocupaciones mundanas, de los deberes como padre, empleada, profesionista, político, decorador de interiores o criminal. Sin embargo, las catástrofes naturales y humanas tienen esa necia manía de no posponer sus planes ni siquiera si se trata del mejor Mundial de la historia. La edición XX de la Copa FIFA comenzó en un momento particularmente tormentoso de la historia. Sólo en el Medio Oriente, Siria está hundida en una espantosa guerra civil; un grupo de fanáticos delirantes, el Estado Islámico de Irak y el Levante, avanza desde el oriente sirio hacia Bagdad con la intención de crear un califato sunita trasnacional; Libia se colapsa, en Afganistán y Pakistán los cotidianos atentados con bomba cobran decenas de vidas y el mundo no parece incomodarse por ello.

La catástrofe

El día de la inauguración, en que Brasil derrotó muy dudosamente a Croacia 3 a 1, tres adolescentes israelitas fueron secuestrados en Gush Etzion, en la Cisjordania ocupada, mientras pedían aventón. Inmediatamente el gobierno israelí responsabilizó a la organización Hamas y lanzó un operativo para buscarlos que se convirtió en una campaña de castigo colectivo. Inicialmente hubo poca resistencia de parte de los palestinos. Más de 2 mil 500 soldados, policías, agentes de seguridad y de operaciones especiales confiscaron bienes y efectivo por más de 3 millones de dólares de las casas de los sospechosos (de acuerdo con la organización suiza Euro-Mid Observer for Human Rigths), arrestaron a más de 350 palestinos, todos los líderes de Hamas en Cisjordania que pudieron encontrar, y en confrontaciones asesinaron a cinco jóvenes palestinos y dejaron cientos de lesionados. Estas últimas muertes no tuvieron resonancia alguna en los medios ensordecidos por el crescendo de violencia.

Fanatismo y futbol

El 30 de junio fueron localizados los cadáveres de los tres adolescentes israelíes. La espantosa tragedia de perder hijos fue reciclada por el poder con fines políticos, de la misma manera en que las muertes de niños palestinos son usadas como propaganda. El ejército israelí demolió las casas de los sospechosos. Dos días más tarde dos jóvenes israelíes de diecisiete años y un hombre de veintinueve secuestraron a un muchacho palestino de dieciséis años, lo esposaron, lo golpearon con una llave de tuercas y le prendieron fuego. Esta venganza fue llevada a cabo por fanáticos del equipo Beitar Jerusalén, el cual se distingue por la ideología antiárabe de sus seguidores. Los presuntos asesinos pertenecen a una facción extremista de los seguidores de este equipo conocida como La Familia, la cual es cercana al partido ultranacionalista Shas. Aunque el gobierno de Netanyahu y gran parte de la sociedad israelí denunciaron el horrendo asesinato del muchacho palestino, la maquinaria de guerra una vez más se había echado a andar.

La escalada

La agresión militar indiscriminada y el asesinato revanchista del joven, sumados a la situación económica desesperada de la población palestina, provocada en parte por la retención del gobierno israelí del dinero de los impuestos que corresponden a la Autoridad Palestina (régimen bien conocido por su corrupción e incompetencia), el desempleo endémico y el cerco brutal que supuestamente regula la entrada y salida de bienes para evitar la importación de armas y materiales peligrosos, pero que en realidad sirve únicamente para asfixiar a la población que vive en los 360 km² de la franja de Gaza (como referencia, Ciudad de México tiene mil 500 km² de extensión), incitó a la resistencia a aprovechar el momento y emprender una intensa campaña de lanzamiento de cohetes en contra de Israel.

Espectáculos

Mientras el mundo miraba el futbol en las pantallas, comenzaron a circular por internet fotos de grupos de israelíes en las colinas cerca de Sderot, sentados en sillas plegables, bebiendo, fumando y comiendo mientras contemplaban los bombardeos de Gaza, como si se tratara de una alternativa al Mundial. Imágenes como éstas fácilmente puede usarse para la desinformación y son complementarias de aquellas en las que los palestinos celebran la muerte de israelíes. La guerra lo pervierte todo. Hace algunas décadas teníamos la ilusión de que la paz en Medio Oriente dependía de que los jóvenes se liberaran de los prejuicios y odios de sus padres y abuelos. Hoy podemos constatar que el odio sobrevive entre los jóvenes y está más lejos que nunca de ser erradicado o por lo menos mitigado.

(Continuará)