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La Jornada en Brasil 2014

Las celebraciones se prolongaron hasta casi el amanecer del lunes en la capital alemana

Berlín estalló en júbilo y para algunos se convirtió en una sucursal de Río de Janeiro

Disturbios y vandalismo en el obelisco de Buenos Aires tras la derrota en el Maracaná

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Cerca de la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, cientos de miles de personas festejaron el cuarto campeonato mundial de Alemania. Pese a que muchas personas consumieron cerveza no se reportaron incidentesFoto Eva Usi
Periódico La Jornada
Lunes 14 de julio de 2014, p. 7

Berlín, lunes 14 de julio.

Berlín fue un estallido de júbilo hasta altas horas de la madrugada del lunes para celebrar que Alemania había conquistado un doble título: la cuarta estrella de campeón mundial y lograr la primera copa como equipo europeo en suelo americano. Alemania se impuso a Argentina 1-0 en la prórroga, un partido muy parejo en el que los hinchas sufrieron hasta el final.

Desde la mañana los medios comenzaron un conteo contra reloj para que comenzara el partido que no dudaban ganaría Alemania.

El mayor atractivo para los aficionados y turistas llegados desde otras latitudes fue la llamada Fanmeile ante la Puerta de Brandenburgo. Desde la tarde y bajo un sol radiante, ríos de gente poblaron la calle 17 de junio con capacidad para 500 mil personas.

Había familias con niños como la de Rabi Al Rifaee, de Jordania, quien llegó con su esposa alemana y sus dos hijos. Él llevaba puesto la casaca de Argentina y dijo que no le daba miedo estar rodeado de hinchas alemanes. Soy aficionado de Argentina desde que vi llorar a Maradona cuando perdió ante Alemania por un penal en el Mundial de 1990.

Felipe, de Brasil, se mostró seguro de la victoria alemana, pese a que el partido seguía en cero. Después de que mataron a Brasil, creo que ganarán, quiero que ganen, los prefiero a los argentinos, dijo el sudamericano. En Brasil no nos gusta Argentina en el futbol, son un poco arrogantes, agregó.

Cuando el partido terminó y Alemania quedó como campeona, los fuegos artificiales y los cláxones empezaron la fiesta que se prolongó hasta la madrugada.

Alemania se desbordó entonces en la euforia al grito de Deutschland, Deutschland, (Alemania, Alemania). Los aficionados con banderas, matracas y las playeras con los colores nacionales, eran efusivos, algo poco usual para los alemanes. En la fiesta de la victoria se abrazaban, lloraban, se envolvían en banderas y la cerveza corría por litros.

Los alemanes reunidos en la Puerta de Brandenburgo comparaban este ambiente con el de Brasil.

Aquí en Berlín está casi como en Río de Janeiro, afirmaban algunos.

En Buenos Aires, un grupo de hinchas violentos, conocidos como barrabravas, provocaron incidentes en los alrededores del Obelisco, donde decenas de miles de personas homenajeaba a su selección tras la derrota ante Alemania.

Decenas de estos hinchas desafiaban a policías antimotines lanzándoles objetos contundentes, mientras barricadas de oficiales respondían disparando balas de goma, bombas lacrimógenas y usando carros lanzagua.

La gran mayoría de las personas que se reunieron en este centro emblemático de las celebraciones argentinas se dispersaron tras el inicio de los incidentes, aunque en calles aledañas seguían las caravanas de autos y muchedumbres expresando mucho orgullo por el seleccionado de Alejandro Sabella.

En Río de Janeiro, en la playa de Copacabana no había fiesta para los argentinos. Bajo la hostil rivalidad de los brasileños, los aficionados albicelestes se marcharon dolidos por la derrota y por las puyas que les lanzaron los locales.

Tras el gol de Mario Götze, los rostros de los argentinos estaban desencajados y el ambiente se tornó frío. Algunos brasileños ovacionaban a Alemania y los aficionados albicelestes se marcharon antes de que aquello terminara en bronca. En varias ciudades brasileñas también festejaron la derrota de los argentinos, algunos decían que de ganar los albicelestes las burlas contra los verdeamarelos durarían por años.

En la ciudad de México, poco más de 500 personas se reunieron en el Zócalo capitalino para ver el partido de la final en la pantalla gigante instalada en este lugar.

Aficionados de ambos países permanecieron en el lugar a pesar de que el sol caía a plomo. Sin embargo, ninguno de los asistentes requirió algún tipo de atención médica. La Secretaría de Seguridad Pública del DF desplegó alrededor de mil elementos para resguardar a las personas que acudieron a este punto a disfrutar el encuentro en el primer cuadro de la ciudad.

Al término del partido, una decena de aficionados de Alemania se trasladó al Ángel de la Independencia para celebrar la victoria. La policía no reportó incidentes.

(Con información de Eva Usi y Alia Lira Hartmann, corresponsales; Mirna Servín, reportera y agencias)