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El ex locutor de Radio Educación narra en 24 relatos sus vivencias en su pueblo natal

Cimarrón, que revela la veta literaria de Sánchez-Aldana, va en su tercera edición
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Eugenio Sánchez-Aldana fue locutor de Radio Educación de 1973 a 2010. A su cargo estaba el programa El ChahuiztleFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de julio de 2014, p. 9

La veta literaria de Eugenio Sánchez-Aldana (1937), archiconocido como locutor de Radio Educación, donde laboró de 1973 a 2010, se empieza a difundir. Para sorpresa y deleite suyo, su primer libro de cuentos, Cimarrón, ganó el primer lugar en 2011 en el entonces novel concurso literario Cuéntame una historia, de la revista Letra Plateada, organizado por el Gobierno del Distrito Federal y el Instituto Nacional de las Personas Adultos Mayores.

Cimarrón, libro de autor, ya lleva tres ediciones, aunque con su particular sentido del humor Sánchez-Aldana dice que la segunda al parecer se imprimió en una carnicería, porque estaba llena de errores. El prólogo es de Carmen Guadalupe Sáenz Lince. Los 24 cuentos que lo integran retratan el lugar donde nació, Maravillas, municipio de Nopala, Hidalgo, y sus personajes, entre ellos doña Máxima, el caballo El Periódico, don Trení, Tata Lino y Güicho.

En entrevista, Sánchez-Aldana habla de su interés por la escritura: Como nací en un lugar muy pequeño no había más comunicaciones que el tren, que, por cierto, quitaron años después infaustamente; entonces, nos comunicábamos por medio de cartas. Siempre traté de ser lo más pulcro posible, también escueto, no extenderme mucho en los conceptos, ni nada, sino al grano.

A la hora de escribir cuentos, no todo el mundo lo alentó: “Dos personas me descalificaron. Tomás Mojarro me dijo: ‘Lo que escribes no sirve para nada’, mientras el compañero Alain Derbez me dijo: ‘No puede ser que empiezas con tal frase’”.

El poeta Carlos Illescas, por su parte, le comentaba: Mire, Eugenio, no sé si es porque usted es locutor y lo lee bien, o porque deveras está bien escrito, pero sígale por allí. También lo animó su colega Pepe González Márquez.

–¿Escribe sobre su lugar de origen por nostalgia?

–La verdad es que estoy enamorado de la población. Buena parte de mi familia del lado de madre aún está en Maravillas. Mi papá era de Zapotitlán El Grande, Jalisco, ahora Ciudad Guzmán. (En el libro escribe que su padre se fue de gira artística cuando el bebé Eugenio tenía dos meses de edad. Lo encontró a sus 21 años y de inmediato nos hicimos buenos amigos y el abandono que tuve en la infancia quedó olvidado.)

–¿Son recuerdos agradables?

–Muy agradables, dos o tres no tanto, como cuando dos primos discutían en una milpa ya seca, recién barbechada. Uno le arrojó un terrón al otro y le pegó en una rodilla. Entonces, le dije: “Aquiles –mi tío era un enamorado de la cultura griega y latina–, ¿por qué le pegas a Homero?” A lo que me contestó: Tú, cállate, desgraciado cimarrón, porque crecí como yerba silvestre, aunque no tanto, porque sí me protegían, sobre todo mis tías.

Por lo general, los cuentos están escritos en primera persona, El cazador no, porque ese relato me lo narró una antigua vecina. Los demás son de las vivencias y las personas a las que Sánchez-Aldana les vio algún colorido. Faltan muchas personas de quienes me admiraba su manera de ser y proceder”, aunque el protagonista es el mismo poblado.

El entrevistado no sólo crea cuentos. También cultiva el género poético del haikú y ha escrito cerca de 200, 60 de los cuales fueron traducidos al japonés por Yoko Yokoyama, con los caracteres y la pronunciación figurada. Basta un ejemplo: Hoy no hay estrellas. Se las merendó todas la Luna llena.

Asimismo, tiene presupuestado el libro Del invierno al infierno, que habla de las nevadas en Monte Alto, donde nací, hasta la cárcel en que estuve hospitalizado tres meses en Veracruz, a los 23 años, por defenderme de un asalto.

Igualmente prepara una especie de novela histórica sobre el militar Nicolás Romero, “una leyenda para mí y mi familia. Hay un lugar entre Maravillas y Nopala, la cabecera municipal, llamado La Matanza, donde Romero le dio chicharrón a los franceses. Al indagar sobre su vida como persona y guerrillero que peleó en la Guerra de la Reforma y en la Segunda Intervención Francesa en México, me di cuenta de que fue un peleador generoso. Siempre ganaba las batallas, pero les decía: ‘no regresen, porque si lo hacen, los ejecutamos’. Y se iban hasta que en una ocasión regresaron, entonces, fusiló a todos”.

Al renunciar a su plaza en Radio Educación, hace cuatro años, Sánchez-Aldana perdió su programa El Chahuiztle, que condujo durante 19 años, mismo que le gustaría recuperar, ya que está en muy buenos términos con la radiodifusora.