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Carlos Quintana dice a La Jornada que no pertenece a ninguna cultura específica

Artista cubano exhibe su pintura pura
Foto
Sin título, 2011, mixta sobre tela de Carlos Quintana, incluida en la exposición del pintor cubanoFoto Cortesía del Museo de Arte de la SHCP
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de julio de 2014, p. a10

“Si el editor de cómics Stan Lee tiene a Spider-Man, yo tengo a un monje budista”, expresa el pintor Carlos Quintana (La Habana, 1966) a modo de explicar la presencia de personajes asiáticos en sus cuadros, 21 de los cuales, e igual número de dibujos, se exhiben en el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda.

Que fue un samurái en una vida anterior, es la explicación que alguien le dio alguna vez. Quintana, quien ha trabajado y expuesto en 2008 en Pekín, China, con la galería coreana Arario, asegura que los personajes asiáticos ya estaban en su obra. ¿Por qué? Todo el mundo me lo pregunta, reitera el artista cubano, que no es muy afecto a hablar de su obra.

Si Quintana es incapaz de explicar esa presencia, respecto de la imaginería afrocubana, otro elemento presente en su obra, dice: Es la influencia que está en el arte cubano y lo van a encontrar en mi obra y en la de muchísimos artistas de mi país. Al igual que el arte africano deslumbró a Picasso, quien en una época empezó a comprar sus máscaras, y terminó pintando lo que veía en los mercados, en Cuba donde todos tenemos en nuestra sangre algo de África por la importación masiva de esclavos que hubo, es nuestra cultura. Allí lo va a encontrar siempre en el arte cubano.

El entrevistado se dice también una persona religiosa, de allí que su obra encierra muchas preguntas sobre la muerte.

También pinta cuadros europeizantes y asegura: No quiero suscribirme a ninguna cultura específica, ni a ningún contexto cerrado; mi arte va mucho más allá. Podría ser de cualquier país, no pinto palmitas ni el muro del malecón.

Su obra no es desconocida en México. Expuso con la galería Arcaute Contemporary Art en Monterrey, en 2003 y 2005, incluso, con ellos en la feria de arte Zona Maco 06, en la ciudad de México, y en el Museo Metropolitano de Monterrey en 2004.

Lo suyo es pintura pura y contradice la idea de que la pintura está muerta. A Quintana le es más fácil pintar un cuadro grande que uno pequeño, que casi nunca me sale bien. Trabaja sus telas sobre la pared, así como el piso –las obras más grandes de la exposición son de 250 x 300 centímetros y hay un díptico de 200 x 400 centímetros.

Emplea materiales tradicionales, aunque de pronto improvisa, como cuando pinta en Cuba. Utiliza lo que tiene a la mano, como la vez que empleó un poco de pintura de barco echada a perder. La emulsioné con gasolina y utilicé una lona que había traído de China para proteger unos cuadros.

También hay elementos arquitectónicos en su obra. Le gusta recrear espacios y casas, aunque luego los tape con historias humanas. Hay cuadros que parecen inconclusos: Algunos los resuelvo de modo más zen, más rápido, y hay piezas que son más elaboradas. Soy un pintor de amplio espectro.

La exposición Apócrifos: Carlos Quintana terminará el 27 de julio en el recinto de Moneda 4, Centro Histórico.