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Preparo un proyecto semejante sobre artistas mexicanos, adelanta a La Jornada

Asoman en un libro los rostros de la escena neoyorquina captados por Von Hohenberg

Trilce Ediciones recoge el trabajo del fotógrafo en Another Planet: New York portraits, 1976-1996

Figuran Allen Ginsberg y Andy Warhol, así como caras anónimas retratadas en la calle

Foto
Imagen de las páginas 182-183 del libro Another Planet: New York portraits, 1976-1996, de Christophe von Hohenberg, quien captó a Peter Beard y una modelo. El volumen ya fue presentado en Estados UnidosFoto Cortesía de Trilce Ediciones
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de julio de 2014, p. a13

Una miríada de rostros de la escena neoyorquina de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado se asoma entre las páginas de Another Planet: New York portraits, 1976-1996 (Trilce Ediciones), del fotógrafo estadunidense Christophe von Hohenberg.

Algunos, como el poeta Allen Ginsberg, el artista pop Andy Warhol, el actor Edward James Olmos, el cineasta Wim Wenders y el político Robert F. Kennedy, Jr., se han vuelto íconos de una era, mientras que otros famosos del momento apenas se recuerdan. Qué decir de las caras anónimas retratadas en la calle.

La muerte representa la pérdida del conocimiento. Cada vez que alguien muere perdemos conocimiento y tiempo. La fotografía retiene el tiempo y mantiene vivo el conocimiento, escribe Von Hohenberg al final del libro, con prólogo de Jay McInerney y relatos de Bob Colacello, Candance Bushnell, Rudolf y Anthony Haden-Guest.

Aunque el fotógrafo formó parte de ese mundillo glamoroso, y no tanto, que registró con fidelidad, no tenía pensado publicar un libro al respecto. De él es Andy Warhol: el día que la fábrica murió (2006).

Si se animó fue porque “me cansé de ver cómo los medios de comunicación tergiversaban el tema del Studio 54, más allá de su tiempo y antes. Presentaban una y otra vez las mismas personas –también existen 50 o 60 buenos libros que hacen lo mismo–. Allí están de nuevo Robert Mapplethorpe, Patti Smith y Diana Brille, como si fueran los únicos representantes del periodo. Siempre es la escena de los clubes o del arte. En la televisión entrevistan a los mismos, que hablan de lo mismo: ‘No sabíamos que las drogas eran malas para nosotros y adictivas’.

“Mi novia me dijo: ‘Deja de quejarte, haz algo, tienes todo un archivo de negativos de esa era’. Después de un tiempo, saqué todo y me di cuenta que cómo vivía es la manera en que están armadas mis fotografías y mis archivos.

En mi opinión representaba un estilo de vida más equilibrado en ese entonces, porque me llevaba con todo el mundo desde lo más vanguardista hasta lo más bajo. Me caen bien las personas, tengo amigos muy buenos en todos los diferentes grupos y mis fotos tienen ese espíritu.

Regreso a las raíces

Christophe von Hohenberg estaba tan inmerso en los vaivenes de la escena neoyorquina, a la vez que hacía muchos proyectos para revistas, que no advirtió que los tiempos habían cambiado. Ya no me llamaban, además, me di cuenta que no tomaba fotos digitales. Luego, la mayoría de las personas con las que trabajaba, o se casaron, dejaron el negocio o el país. De repente me sentía perdido, entonces regresé a mis raíces cuando tomaba fotos en España.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York exhibió una de sus series, Bajo Franco, consistente en imágenes tomadas en la calle.

Oficialmente el entrevistado recuperó su alma en México, en el sentido de lo que deseaba hacer, aunque el proceso comenzó con viajes a Cuba a partir de 2000, contratado por la empresa de espectáculos de Rick Garson, con la que viajó por el mundo en sus giras de paz.

Ya había estado en México, pero no en la capital. Entonces, en el otoño de 2009, también a instancias de su novia, vino aquí. Después de unos 10 días la ciudad me agarró como una droga. De repente sentí un escalofrío y una conciencia. Me levantaba a las siete de la mañana a caminar las calles, como Henri Cartier-Bresson, hasta oscurecer. Exploraba, me perdía, sentía miedo y me recuperaba. A veces uno no toma una sola foto en un día, pero de repente la imagen te encuentra. El transcurrir de la vida mexicana le remitía a la magia de esa época perdida de la Gran Manzana.

De regreso a Nueva York, después de seis semanas en México, el fotógrafo encontró que las librerías no tenían nada acerca del país más allá de libros para turistas, había Frida Kahlo en todos lados. Claro, había novelas de Carlos Fuentes, etcétera, pero nada acerca de la escena artística realmente. Eso me inspiró a hacer un proyecto mexicano. Cada que podía viajaba acá. Quería hacer todo en México, incluso publicarlo aquí, entonces alguien me recomendó ver a Deborah Holtz (directora de Trilce), quien se emocionó, pero más acerca de mi libro sobre Nueva York. Por eso se publica primero.

Another Planet... fue presentado ya en Estados Unidos. Ediciones Trilce planea montar una exposición con la obra del fotógrafo, pero todavía no hay nada al respecto.