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Nosotros ya no somos los mismos

Petición tutelada en un derecho constitucional

Causas y consecuencias del vocablo puto

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“Respecto del significado del vocablo ‘puto’ no coincido en que la expresión homofóbica es un derecho, como la estupidez. La homofobia, expresión de estupidez plena, es un acto volitivo en el que suelen incurrir personajes con títulos académicos, miembros prominentes de las élites económicas y sociales y, por supuesto, de las jerarquías religiosas”. La imagen, durante un juego del Mundial de Futbol Brasil 2014Foto Reuters
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eñor Alejando Luna Ramos. Presidente de Tribunal Federal Electoral.

Señor magistrado:

Sin mayor sustento que lo establecido en el artículo octavo constitucional, mismo que considero innecesario transcribirle, me permito presentar a usted la siguiente petición: tener a bien ordenar al órgano administrativo correspondiente enterarme cuáles son los conceptos que constituyen las percepciones mensuales de cada uno de los siete magistrados que integran el órgano jurisdiccional que preside. Está por demás decir que esto incluye prestaciones en efectivo, en especie, bonos, apoyos, compensaciones, pagos extraordinarios, seguros de riesgo, vida y gastos médicos (diferentes a los correspondientes a todo trabajador al servicio del Estado), transportación dentro y fuera de nuestras fronteras, viáticos, personal que le ha sido asignado a cada uno, tales como secretarios particulares, privados, asesores, choferes, vigilantes y algunos otros rubros, como instrumentos electrónicos de comunicación o insumos para su traslado, que me es imposible especificar, pero que, seguramente, están dentro del presupuesto que el tribunal ejerce con plena autonomía, tal como la ley lo establece.

Con motivo del debate que se dio, tanto en el Congreso como en los medios de comunicación, en relación con la pensión/haber de retiro, de los señores magistrados, se hicieron públicos diversos conceptos y cantidades que no siempre eran coincidentes, por eso considero de justicia que sea ese órgano colegiado quien dé a conocer, oficialmente, las cantidades reales que tanto han impactado a los ciudadanos contribuyentes.

Me queda claro el hecho de que existe en la Internet toda la información que le solicito pues, por ser de carácter público, tiene que ser debidamente publicitada, tal como la ley lo ordena. Sin embargo, por la impericia que me limita en el uso de estas tecnologías no quiero arriesgarme a una equívoca transcripción de datos tan importantes. Por esta razón le agradeceré no remitirme a otra fuente, sino cumplimentar lo establecido en el texto constitucional, dado que la presente petición se apega a los requisitos de: presentarse por escrito, de manera pacífica y respetuosa. De igual manera le solicito que la información sea de carácter individual, es decir, que se refiera a cada magistrado por separado, así sabremos, por ejemplo, qué prestaciones son semejantes y cuáles, por razones, supongo válidas, difieren. Por ejemplo: ¿el número de vehículos que a cada uno se le ha asignado, sus características y costo dependen de la amplitud del núcleo familiar y, en este caso, ¿qué criterio es el imperante al respecto? ¿El de la legislación vigente en el DF, la inusitada opinión de don Germán Martínez Cázares, la esperanzadora de don Francisco Bergoglio o la de ese rescoldo del Neardental, presidente de la Comisión de la Familia y el Desarrollo humano que es el senador panista, José María Martínez? El apoyo alimentario es parejo, o depende del volumen de la ingesta particular requerida individualmente? ¿Los gastos médicos se circunscriben al servidor público, o son una concesión de carácter patrimonial y cubren a los allegados? ¿El apoyo por concepto del Día de la Madre es universal o sólo incluye a quienes pueden demostrar merecerlo, y excluye a los que carecen de motivo fehaciente?

Anexo la copia de mi credencial de elector, que comprueba mi derecho a ejercer el derecho de petición a que esta comunicación se acoge. Espero conocer en breve término su acuerdo escrito, a que obliga el artículo octavo constitucional 8 antes citado.

Anticipo mi reconocimiento por su atención.

La anterior comunicación será entregada a su destinatario con esta fecha. A partir de su contestación o su silencio podremos ir pensando la estrategia necesaria para implementar la vigilancia indispensable sobre el comportamiento de los señores magistrados, durante las diferentes etapas de los próximos comicios. Recuérdese que en todos sus posicionamientos ellos dejaron claro que el haber de retiro era elemento fundamental de su probidad y buen desempeño. Si tal era la condición sine qua non y ésta no fue atendida pues, como diría cualquiera de las abuelas reciclables: Dios nos pille confesados. Por eso la propuesta que formulo es tan sencilla como eficaz: en las facultades de derecho, ciencias políticas, sociología y, pensándolo bien, en todas las escuelas, en todas las universidades, y también en las ONG preocupadas por la salud de nuestro país, deben organizarse comandos que se dediquen a dar seguimiento al comportamiento de los siete señores ministros durante los casi dos años que les restan de poder y privilegios. Que vigilen sus interpretaciones a las normas jurídicas, sus alegatos y consideraciones, que las cuestionen cuando sea necesario y los exhiban, los denuncien o los aplaudan, los estimulen y hasta hagan olas en su reconocimiento, cuando sus fallos sean apegados a derecho, y en bien de este antiguo y obsesivo afán de llegar a ser un país, como lo pregona nuestra Carta Fundacional, democrático. Organicémonos.

Sin duda los dos trending tropics del momento son el affaire Carpinteyro y el significado y uso del vocablo puto. Tengo frente a mí interesantísimas opiniones, inteligentes y agudas todas ellas, coincidentes en lo fundamental, aunque evidentemente hay extremos y algunas diferencias en causas y consecuencias. Silva Herzog Márquez, Guadalupe Loaeza, Adolfo Sánchez Rebolledo, Julio Muñoz Rubio, José Woldenberg, Germán Martínez y Julio Muñoz Rubio. Absolutamente todos coinciden en que la expresión es ofensiva, estúpida y homófobica. Hay, sin embargo, matices: Silva Herzog es uno de los comentaristas que nunca me pierdo, con cuyas opiniones suelo coincidir y a quien envidio la profundidad de sus argumentos y los enfoques singulares de sus argumentaciones; sin embargo, por esta ocasión me formo en la escuadra de enfrente. No coincido en que la expresión homófoba es un derecho, como la estupidez. Esta última es una deficiencia mental de orígenes diversos: genéticos o de carencias alimentarias en los primeros meses de vida. Delitos que se cometen por estupidez extrema no pueden ser castigados como los culposos o los que conllevan las agravantes de premeditación, alevosía y demás. La homofobia, expresión de estupidez plena, es diferente. Es un acto volitivo, en el que suelen incurrir personas con títulos académicos del más alto nivel, miembros prominentes de las élites económicas y sociales y, por súper supuesto, de las jerarquías religiosas. Estúpidos y homofóbicos causan daños, perjudican, hieren al conjunto social y éste, por elemental espíritu de supervivencia, no debe tolerar su nocivo comportamiento. Su reacción obviamente debe corresponder a la diferente categoría de ser responsable, o de ser culpable. Un estúpido no debe manejar un vehículo, si lo hace merece una sanción (y más quien lo permitió). Un homofóbico no debe (claro que puede, ya está pudiendo) presidir una comisión senatorial tan trascendente como la de la Familia y el Desarrollo Humano. En síntesis, la estupidez es una fatalidad, La homofobia es la asunción de una conducta estúpida de la que es posible liberarse. La ley no nos obliga a ser listos ni tampoco a ser respetuosos. Claro que la ley no puede obligarnos a lo imposible, pero sí puede, y debe hacerlo, a constreñir nuestra libertad y nuestros derechos a la exacta frontera donde se inicia la y los de nuestros semejantes. Desde el viejo maestro Rousseau sabemos que la sociedad en que vivimos solamente es posible asumiendo el compromiso colectivo del respeto mutuo. Esta palabra es clave, fundamental. Detesto la de tolerancia. Esta me suena a la aceptación totalmente forzada de algo en que en modo alguno estás racional o emocionalmente de acuerdo: (Sí, cielo: tú mamá se puede quedar con nosotros los próximos meses). Respetas, porque entiendes que la realidad, múltiple, diversa, contradictoria, es la condición de nuestra existencia común. El respeto es un valor moral exigente que la política no puede imponer. No sólo con timidez, sino con susto, daré también una opinión al respecto, en la próxima columneta.

A Neus Espresate le retorno, en estos tiempos de tristeza, la solidaridad y afecto que me brindó, durante los oscuros días del septiembre del 73.

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