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Crisis humana

Insuficientes, los albergues de tránsito en las fronteras norte y sur: organizaciones

Aumenta cada año el número de menores no acompañados que viajan hacia EU
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de junio de 2014, p. 5

El número de menores migrantes no acompañados en el país ha ido en aumento año con año, y desde 2012 es insuficiente la red de albergues de tránsito localizados en las fronteras norte y sur, a cargo del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Famila (DIF), se advierte en un análisis de las organizaciones Alianza por los derechos de las niñas, niños y adolescentes y Rikiri Intervención Social.

Durante los primeros nueve meses de ese año, de acuerdo con el reporte de las organizaciones sociales, había 33 albergues cerca de Estados Unidos y cinco en la frontera sur, y durante ese lapso fueron atendidos 16 mil 92 niños, niñas y adolescentes no acompañados, aunque oficialmente, a fines de 2012, fueron un total de 17 mil 723 menores.

De ellos, conforme al anuario estadístico correspondiente, 89.60 por ciento eran varones, con rangos de edad de 13 a 17 años, representando el grupo de mayor riesgo. El 49.95 por ciento del total de menores migrantes no acompañados tiene estudios de secundaria; 35.53, primaria y sólo 11 por ciento bachillerato.

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos habilitó una línea telefónica (1-800-203-7001) para aquellos centroamericanos que piensan que sus hijos están en los albergues o centros de detención que el gobierno federal abrió tras la oleada de menores migrantes a esa nación. Las organizaciones Alianza y Rikiri destacan en su análisis que de enero a septiembre de 2012 se devolvieron 3 mil 8 menores no acompañados a su país de origen, siendo la mayoría, 2 mil 955, de Centroamérica, representando un incremento de 50 por ciento respecto del año anterior.

A su vez, la organización civil Sin fronteras se pronunció porque los países de la región establezcan nuevas políticas para atender a los migrantes menores de edad, incluida la posibilidad de otorgar visas de tránsito, porque no es suficiente con registrarlos y deportarlos.

Alertó que los migrantes, niños y jóvenes, particularmente los que viajan solos, huyen de la violencia en sus lugares de origen, lo mismo de agresiones en el entorno familiar que en el comunitario.

También hay casos en que son entregados a polleros, quienes cobran por llevarlos a Estados Unidos, pero en el camino pueden abandonarlos, lo que ubica a los menores en situación de extrema vulnerabilidad y peligro durante su paso por nuestro país.

Sería interesante saber cuántos menores de edad solicitaron refugio en México y a cuántos se les dio esta condición, dijo Carolina Carreño, coordinadora de atención y servicios de Sin fronteras.

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados no detalla la condición de los solicitantes, sólo informa que en 2013 hicieron esa petición mil 164 personas y se concedió la calidad de refugiado a 245, mientras a 35 les dio protección complementaria.

La mayoría de los solicitantes de refugio, el año pasado, eran salvadoreños, 285; 92 procedían de Cuba; 42 de Guatemala, y 40 eeran colombianos, aunque no da más datos acerca del perfil de los migrantes.

De este punto, Carolina Carreño dijo que en las visitas a centros de detención (estaciones a cargo del Instituto Nacional de Migración) se han encontrado con niños alojados en el área de mujeres; hay otro espacio para varones y uno más para jóvenes de entre 15 a 17 años.

Según los testimonios recogidos por Sin fronteras, las autoridades locales y federales del DIF “en muchas ocasiones no aceptan en sus instalaciones a los menores. México sólo los registra y los expulsa (…) Los menores que hemos entrevistado, incluso algunos de seis u ocho años de edad, refieren que los agentes mexicanos sólo les toman sus datos y no exploran la condición de cada uno. Es decir, la deportación es casi en automático”.

Por su parte, Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México, afirmó que esta organización comparte totalmente la advertencia hecha el lunes pasado por el sacerdote Alejandro Solalinde de que esta situación es ya una crisis de graves dimensiones.

“Es una situación muy compleja porque hay un contexto de invisibilidad de los niños y niñas migrantes. Hablamos de las madres de los migrantes desaparecidos, de las mujeres que son agredidas sexualmente durante el trayecto, de las personas que caen de La Bestia y quedan mutilados, pero pocas veces se retoma el drama de los menores no acompañados”, subrayó.

Por su parte, Nashieli Ramírez, directora de la organización Rikiri Intervención Social, coincidió en que los niños que cruzan la frontera con la idea de que las autoridades estadunidenses los dejarán permanecer en aquel país están expuestos a gran cantidad de abusos, debido entre otros elementos a la criminalización de la que son objeto.