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Alejandro Springall produce con Bertha Navarro el primer largometraje de Celso García

“La delgada línea amarilla muestra la majestuosa geografía de México”

Ahora (con la mayoría de las historias de la cinematografía nacional) estamos perdidos en departamentos de la Condesa y de Polanco; estoy harto de eso, expresa el productor

Foto
Damián Alcázar, Américo Hollander, Joaquín Cosío y Silverio Palacios, a la izquierda. Alcázar con Gustavo Sánchez Parra, a la derechaFoto cortesía de Springall Pictures
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de junio de 2014, p. a14

La delgada línea amarilla es el viaje de cinco hombres. Fueron contratados para pintar la línea divisoria de una carretera que conecta a dos pueblos de México. A bordo de una vieja camioneta, más que realizar el trabajo en más de 200 kilómetros, encuentran la metáfora que cambiará su manera de entender la vida.

Una aparente historia sencilla puede detonar en una poderosa narración y de ello está convencido el productor Alejandro Springall, quien además destaca que esta película, que hace unos días terminó su proceso de rodaje, mostrará la geografía de la provincia de México. Lo majestuosa que es.

Su gusto por exhibir esto parte de que ahora (con la mayoría de las historias en el cine nacional) estamos perdidos en departamentos de la Condesa y de Polanco. Estoy harto de eso; quiero volver a ver los caminos de México, la fuerza de su naturaleza, y eso nos lo darán esas imágenes que vimos en San Luis Potosí. Fueron las locaciones adecuadas que nos permitieron hacer el viaje que los personajes necesitaban, comenta en entrevista con La Jornada.

La película es la opera prima de largometraje de Celso García. Cuenta con un elenco que es una maravilla, comenta Springall, productor del proyecto junto con la experimentada Bertha Navarro.

Alejandro Springall es director de Santitos, Morirse está en Hebreo y No eres tú, soy yo. Ha producido Cronos (de Guillermo del Toro) y Casa de los Baby’s y Go for sisters (del reconocido estadunidense John Sayles).

Poder de la historia

El poder de la historia, según él, proviene de los personajes. Es una historia que tiene su fuerza en lo sutil y la capacidad de contar con redondez sobre cinco hombres que tienen que convivir, sorteando obstáculos y tomando decisiones colectivas, dice.

Bajo la inclemencia de la naturaleza y en zonas de riesgo carretero, cada uno muestra su visión de esos momentos de existencia, pintando una simple raya amarilla, que es la línea delgada que divide la felicidad y la tristeza. Por eso es una gran metáfora.

En el largometraje aparecen Toño (Damián Alcázar), Gabriel (Joaquín Cosío), Atayde (Silverio Palacios), Mario (Gustavo Sánchez Parra) y Pablo (Américo Hollander). Cinco histriones que se dieron el lujo de improvisar en la puesta en escena, lo que al director y productores les pareció interesante dejar. Falta su proceso de edición.

Con este filme, Alejandro Springall se volvió a asociar con Bertha Navarro, quien cuenta con más de 25 títulos de producciones nacionales e internacionales, entre los que están la mencionada Cronos, Cabeza de vaca, de Nicolás Echevarría; Un embrujo, de Carlos Carrera; Crónicas y rabia, de Sebastián Cordero, y El espinazo del Diablo y El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro.

Volvió a reunirse con Bertha luego de varios años. “La vida nos volvió a juntar en historias que nos entusiasman mucho. Cuando vimos el corto La leche y el agua, de Celso García, conocimos el guion de La delgada..., el cual nos pareció hermoso. Le dijimos al director que podríamos darle el potencial máximo que tuviera su historia, y en seis semanas, lo acabamos”, afirma el realizador.

Springall revela que la película se hace por medio del apoyo de Fidecine, Eficine, y los Estudios Churubusco, lo que le da solidez. También quiero destacar el apoyo de la Secretaría de Turismo local y de Seguridad Pública de San Luis Potosí, las cuales nos ayudaron en el trabajo en las carreteras, donde era peligroso filmar.

El plus del proyecto es que los actores se dieron la oportunidad de improvisar juntos, lo que ha hecho que quede más divertida de lo que originalmente era el guion; en términos de humor, más simpática de lo que imaginamos.

El director Celso García tiene en su quehacer audiovisual algunos cortometrajes como Su radito, Pata de gallo y La leche y el agua (2006), con el que ganó varios premios.