Opinión
Ver día anteriorDomingo 15 de junio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El despertar

Madrid en una hora difícil

M

adrid siempre me parece espléndida. Después de muchos viajes en 50 años, de un arco que va desde los 60 con Franco hasta el ascenso de Felipe VI siempre he admirado su señorío. Aquí todo el mundo habla de una grave crisis pareciera que la reciente abdicación de Juan Carlos remata un súbito declinar después de muchos años de ascenso.

A primera vista todo parece ir bien en la parte tradicional de Madrid. Los hermosos parques, suntuosas avenidas, una vida bulliciosa que dura más allá de la media noche. Estas impresiones se diluyen cuando me percato por lo que me platica la gente cercana, lo que leo en los periódicos, en fin el testimonio vivo que una larga época de bonanza término. Es muy difícil saber lo que viene: en la famosa cafetería de Gijón donde han hecho tertulia los intelectuales durante más de un siglo converso con Armando Tejeda buen amigo y estupendo corresponsal de La Jornada. Mientras hablamos vemos transcurrir la vida madrileña en el paseo de la Castellana. Armando se siente fuertemente vinculado con España donde ha fincado una familia y está muy preocupado. No sólo el crecimiento raquítico ha estado por debajo de todas las espectativas sino la pobreza llega a un rango de 32 por ciento. Hace unos 10 años punteaba a 8 por ciento. El paro rebasa el 26 por ciento de la población laboral. Los desahucios llegan a 20 mil en un año. Miles de familias han quedado sin techo. Hay hambre para ellos.

En el momento de abdicar, el rey reconoció que el pueblo español está afrontando un mal momento. Bueno, no todo el pueblo: una minoría rapaz acumula el ingreso. La corrupción y la impunidad se vuelven escandalosas. Juan Carlos ha tenido un gesto muy astuto y parece darle un plazo de vida a la monarquía. A pesar de algunos errores puntuales el rey merece reconocimiento no hay duda que supo apostar a favor de la democracia y que frenó el golpe del 23 F. Es cierto que sin el no se hubiera completado la transición y ese mérito no es poca cosa.

Quizás la monarquía pueda sobrevivir pero es más difícil que sobreviva la partidocracia. Los grandes partidos han pactado un acuerdo para conservar sus ventajas. Están surgiendo muchas formas nuevas de participación. En la castiza plaza de Tirso de Molina vi como Casa Solidaria en la que participan gentes de todos los credos e ideologías se ha organizado para proporcionar cenas a los indigentes y no son los únicos, en Madrid voluntarios reparten 10 mil cenas. Y su ejemplo cunde en toda la península. Hay novedosas iniciativas políticas para romper el oligopolio PP-PSOE. Podemos, agrupación de nuevo cuño dio el campanazo al ganar más de un millón de votos en la votación al Parlamento Europeo. Viviendo en Madrid unos cuantos días me di cuenta que empieza a surgir una nueva sociedad política: interesante paralelismo con lo que pasa en México.