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Por lo pronto, seguirá viviendo en el Palacio de la Zarzuela

Agenda, trato, recursos y más temas sin resolver para la figura de ex rey: expertos
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de junio de 2014, p. 19

Madrid, 3 de junio.

El rey Juan Carlos de España seguirá viviendo en el Palacio de la Zarzuela cuando su hijo Felipe sea rey, en unas cuantas semanas. Ahí, en un palacete de tres plantas, se instaló en 1962 junto a la reina Sofía luego de su boda. Y ahí se quedaron una vez que fue proclamado rey de España, en 1975.

En la primera planta tiene su despacho oficial, de forma oval, lugar donde abordó algunas de las cuestiones más importantes de España en el transcurso de sus 39 años de reinado.

Pero cuando su hijo se convierta en el rey Felipe VI, será él quien lo ocupe.

Felipe, junto a la princesa Letizia y sus dos hijas, las infantas Leonor y Sofía, seguirán viviendo en el mismo lugar, el Pabellón del Príncipe, vivienda de dos plantas a 500 metros del palacio, dentro del mismo complejo.

Estos son los únicos detalles que la casa real dio a conocer por ahora sobre la futura vida del monarca, que comenzará cuando su hijo sea proclamado rey de España en un ceremonia cuyos detalles también son un misterio.

La abdicación de Juan Carlos es la séptima en España, pero la primera en la historia reciente del país. Los reyes se mueren, no abdican, solía repetir el monarca español hasta hace no mucho tiempo.

Su decisión, en medio de un vacío legal sobre la figura del ex rey en España, pone sobre la mesa cuestiones sin resolver como su futura agenda, su asignación presupuestaria, su tratamiento o su situación jurídica, que no está reglada.

La Constitución española determina en el artículo 56.3 que la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad, pero no recoge qué ocurre en caso de abdicación.

¿Seguirá teniendo Juan Carlos protección jurídica ante los tribunales? Constitucionalmente no tiene asegurado un trato especial, afirma a Dpa Juan José Solozábal, catedrático en derecho constitucional de la Universidad Autónoma de Madrid.

Según el experto, con la legislación vigente Juan Carlos no conservaría los privilegios que tiene actualmente. Pero esto no se puede resolver diciendo: el rey pasa a ser un ciudadano más; es necesaria una ley orgánica que desarrolle esta figura de ex monarca, concluye.

También queda en el aire la situación de la reina Sofía, después de que en abril el gobierno español dio el primer paso para blindarla judicialmente junto a Felipe y Letizia para ponerles al nivel de los altos cargos del país.

Otro de los flecos sueltos es el trato que recibirá Juan Carlos. No hay precedente en España y en su legislación no existe la figura de ex rey.

En otras monarquías europeas, sin embargo, sí hay ejemplos: en Holanda la reina Beatriz volvió a ser princesa tras dejar el trono en manos de su hijo Guillermo. En Bélgica, el rey Alberto II pasó a ser llamado antiguo rey de Bélgica cuando su hijo Felipe fue coronado en 2013.

En el caso de España todo apunta a que el rey recibirá el título de conde de Barcelona, que conlleva el tratamiento de alteza real, explica Gerardo Correas, presidente de la Escuela Internacional de Protocolo. Se trata del título que tuvo su padre, Juan de Borbón, quien no llegó a reinar y renunció a sus derechos monárquicos en favor de Juan Carlos.

Tampoco existe previsión sobre el estatus que tendrá dentro de la familia real. En los actos oficiales, por protocolo, parece probable que aparezca en un puesto inmediatamente inferior al de Felipe, según el experto.

¿Y su sueldo? Hasta ahora, Juan Carlos percibía una asignación anual de 292 mil 752 euros (400 mil dólares) procedente de los presupuestos generales del Estado, el doble de lo que recibía Felipe como príncipe. Pero no existe una norma que regule la dotación de los reyes salientes ni la distribución de las cuentas de la casa real que, en 2014 por primera vez, contemplan un sueldo fijo para la reina y para la princesa Letizia.

Es probable que muchas de estas cuestiones se acuerden entre Juan Carlos y Felipe, explica Solozábal.