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El Comité contra la Tortura le aconseja crear un mecanismo propio e independiente

Pide la ONU al Vaticano ayudar a procesar a los sacerdotes acusados de pederastia

Segunda vez en tres meses que un organismo de derechos humanos critica medidas contra curas

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Claudio Grossman, integrante del Comité contra la Tortura de la Organización de Naciones Unidas, durante una conferencia de prensa en Ginebra. La institución pidió ayer al Vaticano separar de su cargo a religiosos que enfrenten acusaciones de abusos sexualesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de mayo de 2014, p. 21

Ginebra, 23 de mayo.

El Comité de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra la Tortura instó este viernes al Vaticano a cooperar con las autoridades civiles en el procesamiento de todos los casos de abuso sexual de menores por sacerdotes y a establecer un mecanismo propio e independiente sobre esas demandas.

Es la segunda vez en tres meses que un organismo de derechos humanos de la ONU critica la forma en que los funcionarios de la Iglesia católica manejan los abusos de menores por sacerdotes. Las víctimas acusan al Vaticano de seguir protegiendo a los agresores y de encubrir este tipo de delitos al no castigar a los autores ni entregarlos a las autoridades o proporcionar una compensación adecuada.

El comité de la ONU rechazó la afirmación del Vaticano de que no puede ser responsabilizado por delitos cometidos por sacerdotes en todo el mundo, sino sólo por aquellos cometidos en los confines de su pequeño estado, e insistió en que las partes que ratificaron el tratado contra la tortura, incluyendo el Vaticano, son responsables internacionalmente de las acciones y omisiones de sus funcionarios y otros que actúen en una capacidad oficial o actúen en nombre del Estado.

Pidió que cualquier religioso sospechoso de cometer abusos sexuales sea suspendido de sus obligaciones, en espera de una investigación y que no sea transferido a otra diócesis para evitar un castigo. Las autoridades eclesiásticas deben supervisar a los sacerdotes, así como detener y sancionar una conducta que viole el tratado de la ONU contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Roma, que firmó la Convención Internacional contra la Tortura en 2002, presentó a principios de mayo su primer informe ante el comité de la ONU, del que hoy dijo que se equivocó al dar la impresión de que todos los sacerdotes asignados por el mundo son indirecta y legalmente ligados al Vaticano.

Añadió que no es ni siquiera indirectamente responsable de hacer cumplir las obligaciones del tratado contra la tortura entre los 440 mil sacerdotes de todo el mundo, y las leyes vaticanas no implican ese nivel de control legal.

Además, señaló que el comité no ha hallado que se viole el tratado. Por el contrario, reconoció los importantes esfuerzos (del Vaticano) para impedir abusos sexuales contra menores y otros. Por otro lado, indicó que Roma toma nota y tendrá en seria consideración sus recomendaciones.