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Gustavo Aceves emplaza un caballo de 130 toneladas en la Plaza de Armas de Pietrasanta

Un artista mexicano desarrolla un ambicioso conjunto escultórico en Italia

Lapidarius involucra la creación de cuatro equinos monumentales de 12 por 8 metros y cien únicos de 3 por 3 metros, indica a La Jornada

La muerte de los migrantes es el eje de esta desmesurada producción estética, explica

Expectación y afluencia turística por su obra

Foto
Alfonso Cuarón, Domenico Lombardi, alcalde de Pietrasanta, la fotógrafa Gabriela Malvido y el pintor y escultor Gustavo Aceves, el pasado fin de semana en esa localidad italianaFoto Mario Basilio
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de mayo de 2014, p. 6

Una gran expectación y afluencia turística provocó la exhibición de una escultura monumental de un caballo de 130 toneladas –creada en mármol antiguo y bronce blanco– por el artista Gustavo Aceves (Monterrey, NL, 1957), la cual fue instalada, el pasado fin de semana, en la Plaza de Armas de Pietrasanta, Italia.

Gustavo Aceves, quien reside en esta zona de Italia desde hace tres años, explica a La Jornada vía telefónica que Lapidarium se ha convertido en un ambicioso proyecto, debido a que involucra la producción de cuatro caballos monumentales de 12 por 8 metros, además de 100 equinos únicos de 3 por 3 metros (en bronce, piedra, madera, metal y mármol).

Cada etapa corresponde, explica el artista, a un mar, con una estética propia (bronce patinado en negro, bronce blanco, fierro oxidado –guisa– y mármol), dentro de una geografía emocional como emular a los mares Negro, Rojo, Muerto y Mare Nostrum.

También en las obras es inherente la temática de la muerte representada por cráneos al triunfo de la esperanza y la vida simbolizadas por el corazón, comenta.

“En todos los casos –refiere el pintor y escultor– tiene que ver con el flujo de los migrantes, entendiendo el caballo como ícono por excelencia de Occidente, del intercambio y flujo entre las personas y no sólo como instrumento del poder, la guerra, y la conquista”.

El fenómeno migratorio es el eje medular de esta desmesurada producción artística, puntualiza Aceves, quien posee gran prestigio en Europa y desarrolla este gran proyecto en varios talleres y fonderías ubicados en Pietrasanta.

Cuatro etapas

El proyecto consta de cuatro etapas y se inició como parte de la Bienal de Venecia en 2013 y el work in progress de Lapidarium se inauguró, en marzo pasado, con la exhibición del primer caballo así como tres cabezas dentro de la iglesia de San Agustín.

También se mostraron cinco bronces de 3 por 3 metros en el patio principal del Claustro de San Agustín y una cabeza monumental en asfalto, en el Campanille –escalera helicoidal realizada por Miguel Ángel en 1519.

El pasado 10 de mayo, explica el artista, José Botaya y Alfonso Cuarón presidieron la presentación del segundo Caballo monumental en la Plaza de Armas, lo cual permitirá la realización de un programa de televisión internacional a propósito del diálogo entre Gustavo Aceves y Alfonso Cuarón, producido por Sky Art.

La exposición consistirá en piezas realizadas hasta este momento en las fonderías de bronce y en los talleres de mármol de Pietrasanta.

De manera simultánea al trabajo de Aceves, José Botaya realizará una película de los naufragios y rescates del mar de estas esculturas, que se proyectará junto con la exhibición de los 100 caballos (de 3 por 3 metros) en el Arsenal de Venecia, para continuar en Berlín, París y Pekín durante 2015 y finalmente el Zócalo de la ciudad de México en 2016.

En alusión a esa propuesta, el artista escribió: “Lapidarium nace como proyecto en las aguas del Níger: una piragua a tope de hombres, mujeres y niños, mitad barca de Caronte, mitad caballo de Troya.

“Lapidarium es un testimonio mudo. Silencioso como el silencio de los inmigrantes a mitad del trayecto”.

Lapidarium, prosigue, “no es una instalación. Cada escultura es una esquela. El total de ellas forma un obituario. Lapidarium no es una arqueología de las migraciones humanas, por más que eso pareciera ser su motivo.

Lapidarium es una relectura de ese nuevo léxico que empieza con la B de bárbaro y termina con la X de xenofobia; y entre ellos, como puente ignominioso la S de Schrecklich, de Schrecklichkeit, la S de los sans papiers”.

Además, “Lapidarium se remonta al día donde el hombre ha salido de África. Lapidarium testimonia el día donde el hombre sigue saliendo de África. La topografía de Lapidarium está conformada sólo por agua: el mar Rojo que se abre a los hebreos en su camino a la tierra prometida, y hoy se cierra al retorno de los desplazados. El mar Negro testigo de las migraciones de los Peuples de la mer, hacia el oriente próximo, y que hoy siguen hundiéndose frente a la indiferencia de todos”.

Y puntualiza: “El mar Muerto, mar sin olas, desolado. Mar donde se inventó la resurrección para los hombres todos, y hoy mar de errantes en su último día. El Mare Nostrum. Por fin, la otra orilla”.

Barbarie contra migrantes

Sobre la esencia del proyecto, Gustavo Aceves retoma el tema y explica: Tengo muchos años fuera del país, lo cual me sensibiliza ante la migración y, por otra parte, provengo de una nación exportadora de migrantes, lo cual permite abrir los ojos sobre lo que sucede con este fenómeno y la barbarie que se comete contra ellos.

Por eso, el aliento y espíritu de este proyecto es la indignación de ver cómo se están muriendo mujeres y niños en el mar y sólo se publica como una nota periodística con números.

En 2008, Gustavo Aceves participó en la primera Bienal de Arte Contemporáneo de Pekín, China, invitado por su presidente y curador Vicenzo Sanfo y el gobierno de la República Popular de China le hizo una invitación para que de manera individual exponga dentro de la Ciudad Prohibida y su Templo Imperial.

Después –en octubre de 2010– develó el mural Nombres propios, en el Museo Memoria y Tolerancia, de la ciudad de México, el cual rinde homenaje al filósofo Emmanuel Lévinas, realzado por una gran huella digital, sobre la que se inscriben tres principios de la Carta de los Derechos del Hombre: ...nadie será torturado, nadie será perseguido, nadie será desterrado.

En julio de 2011, Gustavo Aceves asistió con el Papa, en el Vaticano, como el único pintor latinoamericano en el que 60 artistas invitados rindieron al jefe de la Iglesia católica, entre los que figuraron Santiago Calatrava, Zaha Hadid, Peter Greenaway, Bob Wilson y Arvo Pärt.