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Ocupaban una tumba de tiro en Zacatecas y pertenecen a la cultura del Cañón de Bolaños

Difunde el INAH hallazgo de 28 osamentas que datan de unos mil 600 años

Esa costumbre funeraria es única en México, dice la arqueóloga que dirige las excavaciones

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En el enterramiento, cuyo hallazgo sucedió en 2009, fueron sepultados 18 adultos, dos adolescentes y ocho niños, informa la arqueóloga Laura Solar Valverde. En la imagen, algunos de los restosFoto Alfredo Valadez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de mayo de 2014, p. 6

Zacatecas Zac., 13 de mayo.

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) investigan los vestigios de lo que podría ser una tumba real, donde fueron sepultados 18 adultos, dos adolescentes y ocho niños pertenecientes a la cultura del Cañón de Bolaños que floreció entre los siglos II aC y IV dC, en el occidente de México.

Se trata del registro de una tumba de tiro, hallazgo que el INAH hizo en 2009 y hasta ahora es revelado, donde lo más relevante para los arqueólogos son los 28 individuos localizados en este sepulcro ceremonial que, se afirma, data de unos mil 600 años.

El hallazgo ocurrió gracias a que un ciudadano no identificado informó en 2009 al INAH del saqueo de uno de los sepulcros, dando a conocer la ubicación exacta del sitio, dice a La Jornada la arqueóloga Laura Solar Valverde, coordinadora del equipo enviado a realizar la investigación inicial, consistente en dos excavaciones.

El lugar está en la población de Valparaíso, 155 kilómetros al occidente de esta capital.

Tumbas de tiro

Al acudir al sitio en 2009, los arqueólogos confirmaron el saqueo, pero junto –para su sorpresa– se localizó otro entierro intacto, al parecer más importante que la tumba profanada.

Por el número de personas inhumadas ahí –hombres, jóvenes y niños– no se descarta que el sepulcro pudiera pertenecer a una familia o grupo con un linaje importante dentro de esa sociedad que prosperó entre los siglos II aC y IV dC, indica Solar Valverde.

“Eso es algo que no es factible responder, porque estaríamos aplicando nuestros criterios modernos sobre qué hace a un lugar más importante. Por ejemplo: no sabemos si para estas sociedades eran personajes relevantes, si estaban enterrados todos juntos, si fuera un linaje o personas asociadas a cierto culto, a quienes estuviera reservado un espacio, o bien si fuera la manera de distinguir a un individuo, enterrarlo solo. Esto es difícil conocerlo porque hablamos de sociedades muy antiguas.

“Lo que no es común –prosigue Laura Solar– es que haya tantos individuos” en una tumba de tiro. No es fácil explicar a qué se debe, pues lo ordinario es que en estos entierros sólo hay cuatro o cinco individuos.

La cultura del Cañón de Bolaños abarca una enorme región del occidente de México, desde el borde limítrofe del norte de Michoacán, siguiendo por los estados de Colima, Nayarit, Jalisco y el sur occidente de Zacatecas.

Las tumbas de tiro son pozos excavados en la superficie del suelo, de unos 80 centímetros de diámetro y entre siete y 10 metros de profundidad. Al final del pozo los integrantes de esta cultura construían entre una y tres cámaras ceremoniales para depositar los restos de personajes importantes. En la parte superior colocaban además losas de piedra y sobre el lugar erigían un enorme montículo de tierra.

Cuando el INAH tuvo conocimiento del saqueo, refiere Solar Valverde, se presentó un proyecto de rescate del sitio ante el Consejo de Arqueología. La propuesta fue aceptada y una vez que los arqueólogos comenzaron su labor, ocurrió el hallazgo de un segundo sepulcro que no había sido afectado.

Se inició un trabajo de rescate, se recuperaron osamentas en un terreno contiguo y ahí se descubrió la cámara funeraria, con 28 osamentas, algo inusitado.

La arqueóloga indica que esa costumbre funeraria es única en México, sobre todo en Jalisco, Nayarit y el norte de Michoacán, pues nunca habían encontrado tantos individuos en una sola cámara.

Esa tumba de Valparaíso está –indica la especialista–, donde se inicia el río Bolaños por lo que se puede considerar asociado a esta cultura. Hasta 2009, el INAH y sus arqueólogos nunca habían podido excavar una tumba de tiro intacta en ese estado.

Recuperan dos anillos lanza dardos

Respecto del hallazgo de las 28 osamentas el INAH emitió el pasado 6 de mayo un comunicado, en el que informó: La disposición de la mayor parte de los huesos refiere que los muertos fueron colocados de manera extendida sobre su espalda, algunos con los brazos a los costados o flexionados sobre el pecho, con la cabeza orientada a la entrada de la cámara.

Entre los objetos recuperados en esta tumba de Valparaíso, “los que más llamaron la atención de los investigadores, están dos pares de arillos de átlatl (lanza dardos) que guardaban relación con dos individuos”, los cuales según el INAH se corresponden con la idea que tenían los integrantes de esa cultura sobre una serie de batallas que se libraban después de morir, de ahí que algunos de los difuntos eran armados con un carácter ritual.

Otro aspecto interesante “es el hecho de que sobre las osamentas dispuestas de manera extendida, estaba el entierro de un personaje que fue acomodado en posición fetal dentro de un fardo. Lo anterior evidencia que al menos hubo dos momentos de actividad dentro de la cámara.

Desconocemos si los otros individuos (los 27 que se hallaron en decúbito dorsal) fueron colocados de manera simultánea. Existe la discusión en torno a si las tumbas de tiro contienen los restos de personas sacrificadas o fallecidas en un hecho simultáneo; o bien, si son inhumaciones consecutivas de personas emparentadas o de personajes con un cargo sociopolítico similar.