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Salario mínimo difunto

Cepal: México, el peor

Mini ingreso = pobreza

C

omo la Constitución obliga, el salario mínimo debe ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un trabajador y su familia en el orden material, social y cultural y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. De tiempo atrás es conocido que en México el salario mínimo no alcanza ni para comer, y que en los últimos 27 años la pérdida de su poder adquisitivo se aproxima a 78 por ciento.

Eso y más se sabe, como por ejemplo que el citado mandato constitucional por el arco del triunfo se lo han pasado, y lo siguen haciendo, el gobierno y los empresarios, pero ya en el exceso lo que ha documentado la Cepal es verdaderamente terrorífico: el salario mínimo que se paga en México resulta ser el menor entre los menores en toda América Latina, medido tanto en dólares constantes como en términos de paridad de poder adquisitivo.

Todavía en el año 2002 México podía presumir que en materia de salario mínimo real ocupaba el escalón 20 de 22 posibles, sólo por arriba de Nicaragua y Uruguay, pero los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón hicieron la hombrada de terminar de hundir lo que quedaba de poder adquisitivo y lograron colocar al país en la última posición regional. Ningún país latinoamericano retrocedió. Por el contrario, todos avanzaron… a excepción de México.

Días atrás en este espacio se publicó que el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM documentó que en México las políticas públicas lograron reunir lo roto con lo descosido, es decir, los bajos salarios y la pérdida de poder adquisitivo: la carestía también se refleja en el tiempo de trabajo que un trabajador requiere para adquirir una Canasta Alimenticia Recomendable, pues el 16 de diciembre de 1987 un trabajador tenía que laborar sólo cuatro horas con 57 minutos por día para poder comprarla completa, mientras 27 años después el mismo trabajador (al 12 de abril del 2014) requirió trabajar 22 horas (medido en ingreso) para adquirirla, lo que representa un incremento de 400 por ciento en el periodo.

Y añadió: el precio por día de esa canasta era de 3.95 pesos en 1987; al 12 de abril de 2014 esa misma canasta registró un precio promedio de 184.96 pesos. Así, mientras el salario mínimo se incrementó 940 por ciento en el periodo, el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable lo hizo en 4 mil 582 por ciento. Al cierre de 2013, los trabajadores que no lograron comprar los alimentos que integran la CAR por ser insuficiente su ingreso sumaron 10 millones 350 mil, cuyas percepciones no rebasaron los dos salarios mínimos diarios. Aquellos con un ingreso equivalente a tres salarios mínimos pueden comprar la CAR íntegramente, pero sólo les sobrarían 16.91 pesos para atender todo lo demás (salud, vivienda, educación, etcétera).

Pues bien, ahora la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) subraya que México es uno de los países de la región donde el salario mínimo no muestra una recuperación en la última década. Si bien a mediados de los años noventa se detuvo el sostenido descenso que venía experimentado desde los años ochenta, la última década está pautada por su relativa estabilidad. La última información disponible muestra que casi 14 por ciento de los ocupados recibe un ingreso inferior al salario mínimo, mientras alrededor de dos de cada cinco ocupados percibe hasta dos salarios mínimos.

Para efectos internos, detalla la Cepal, el salario mínimo tiene una importante función de ancla nominal para el mercado de trabajo y para la economía en general, dado que algunos beneficios sociales, las pensiones y las becas, entre otros, se expresan con relación al valor del salario mínimo. También influye en la determinación de los salarios a lo largo de toda la distribución, ya que suelen fijarse como múltiplos del salario mínimo. En un estudio reciente sobre los efectos del salario mínimo en México se descubrió que una parte significativa del incremento de la desigualdad en México entre fines de los años ochenta y comienzos de la década de 2000 se debe a la fuerte caída del salario mínimo real en ese periodo. Más aún, esta evolución explica prácticamente todo el incremento de la desigualdad en los quintiles inferiores de la distribución de ingresos durante los años noventa.

La relación entre el salario mínimo y el valor de la línea de pobreza per cápita demuestra la capacidad de compra del salario mínimo. Esta relación presenta una gran variación en el contexto latinoamericano: desde 0.66 en México hasta 3.18 en Costa Rica en 2011. Dado que este salario debe cubrir las necesidades del trabajador y su familia, para que un hogar de cuatro miembros, dos de ellos perceptores de ingresos, logre superar el umbral de pobreza, la relación debe ser superior a dos. Esto sucede en ocho de los 17 países considerados en 2011, mientras en 2002 solamente ocurría en cinco.

Así, subraya el citado organismo, México es el único país, al final de la década analizada, donde el valor del salario mínimo es inferior al del umbral de pobreza per cápita. La relación se ha incrementado significativamente en Brasil, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Uruguay. En los países del Caribe sobre los cuales existen datos, los salarios mínimos superan alrededor de dos o más veces la línea de pobreza anual para adultos, excepto en el caso de Jamaica, donde en 2009 la proporción fue de 1.8.

En el periodo analizado (2002-2011), hubo una tendencia general a la apreciación cambiaria en la región, con el consecuente incremento de los salarios en dólares. El promedio simple de los salarios mínimos pasó de 158 a 298 dólares, alcanzando el valor máximo para el final del periodo en Bahamas (693 dólares) y el mínimo en México (112 dólares). La consideración del salario mínimo expresado en dólares corregidos por PPA muestra un ordenamiento de países similar al que surge al considerar el poder adquisitivo en relación con la línea de pobreza. Se destacan Bahamas, Costa Rica, Ecuador y Paraguay como los países donde el salario mínimo tiene mayor poder adquisitivo en términos de dólares PPA, y México como el caso opuesto.

He allí un ejemplo de la paz laboral presumida por el gobierno peñanietista.

Las rebanadas del pastel

Siguen los tijeretazos a la proyección sobre crecimiento económico en México. Tocó el turno a la OCDE y a los empresarios encuestados por el Banco de México. A ese ritmo, el navío de gran calado no llegará lejos… Un enorme abrazo a mi amado Chicharín por su velita número 12.

Twitter: @cafevega