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Las autoridades de Kiev declaran duelo nacional por los 46 muertos en el puerto de Odesa

EU, Rusia, Ucrania y activistas se culpan de enfrentamientos

Medios de información difunden ya partes de guerra; activistas toman sede oficial en Antratsit

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 4 de mayo de 2014, p. 19

Moscú, 3 de mayo.

Día de duelo nacional en Ucrania por los 46 muertos, reconocidos oficialmente, en los enfrentamientos de ayer en el puerto de Odesa. El gobierno de Kiev y los activistas pro rusos, en el frente interno, y Estados Unidos y Rusia, en el externo, dedicaron este sábado a culparse unos a otros de la tragedia, ofreciendo su versión, desde luego opuesta, de los cruentos hechos.

Para el gobierno de Kiev, políticos corruptos afines al destituido presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, refugiado en Rusia, financiaron a grupos de maleantes –entre los detenidos, presentaron ante la prensa, entre otros, a tres ciudadanos de Rusia–, quienes armados de bates de beisbol, cadenas y fierros atacaron a los participantes en una manifestación pacífica en favor de la unidad de Ucrania y causaron tres muertos y decenas de heridos.

Conforme a los activistas pro rusos, ayer se produjo un enfrentamiento con grupos pro occidentales, y al sumarse las porras de dos equipos de futbol, formadas por jóvenes agresivos de corte neonazi, tuvieron que retirarse a la Casa de los Sindicatos, donde los perseguidores prendieron fuego al edificio y, por asfixia y saltar por la ventana huyendo de las llamas y el humo, murieron 46 personas y 125 requirieron ingreso a hospitales.

Otras versiones

Rusia afirma que la junta gobernante en Kiev lanzó ayer grupos de militantes neonazis contra la población civil desarmada, que –asesorados por personas que hablaban inglés– los acorralaron en la Casa de la Sindicatos y los quemaron vivos, ante la mirada cómplice de Estados Unidos y la Unión Europea.

Estados Unidos revira que en Odesa hubo una provocación organizada desde Rusia y que los únicos extranjeros que intervinieron en los enfrentamientos eran oficiales del GRU (inteligencia militar rusa), que repartieron armas de fuego, bates y cadenas a los supuestos activistas pro rusos, llegados en vehículos desde Donietsk, y coordinaron sus ataques a los manifestantes pro occidentales.

Mientras cada quien crea la versión que más le guste –ya sea por su preferencia ideológica o por su desconocimiento del contexto–, en este conflicto Ucrania seguirá poniendo los muertos.

Al margen de si son pro occidentales o pro rusos, católicos u ortodoxos, ucranioparlantes o rusohablantes, originarios de las regiones agrarias de occidente o de las mineras e industriales del este, los muertos, en esencia, son de una misma nación.

Las consideraciones geopolíticas y los intereses foráneos, junto con las ambiciones de las élites políticas ucranias apoyadas desde fuera confluyen para distorsionar la situación y crear la impresión de que en Ucrania se enfrentan a muerte dos pueblos distintos.

En realidad, esos adversarios –hasta la vergonzosa huida de Yanukovich, hace apenas unos meses– convivían sin problemas en un solo país, sufriendo por igual la miseria a que los condenaban los gobernantes en turno, de corte pro occidental o pro ruso en igual medida, al tiempo que los funcionarios públicos y los magnates de su entorno multiplicaban sus fortunas a dimensiones insultantes.

Ahora, por la injerencia de Estados Unidos y Rusia, por las provocaciones de los grupos pro occidentales y de los pro rusos, por los temores de la población civil creados de modo artificial y en función de qué medio de comunicación llega a cada provincia, los ucranios se encuentran al borde de la guerra civil.

Las noticias procedentes del este de Ucrania parecen ya partes de guerra: hoy la guardia nacional liberó de separatistas la ciudad de Kramatorsk y se dispone a lanzar el ataque definitivo contras los terroristas que quedan en Slaviansk, informan los medios de información afines al gobierno de Kiev. Las milicias pro rusas aseguran que todavía mantienen Slaviansk bajo control.

Por su parte, la televisión y las agencias noticiosas de Rusia al servicio del Kremlin, que se convirtieron en voceros oficiosos de las milicias pro rusas en el este de Ucrania, reportan “la exitosa toma de la sede gubernamental en la ciudad de Antratsit (en la región de Lugansk, con 90 mil habitantes) por activistas que rechazan al gobierno ilegítimo en Kiev”. Éste sostiene que el asalto lo realizaron cosacos llegados de Rusia y que pretenden establecer en Antratsit un segundo Slaviansk.

También se reportaron este sábado combates en Konstantinovka, donde pro rusos intentan irrumpir en la sede administrativa local, y en Mariupol, donde la guardia nacional comenzó el asalto para expulsar del palacio de gobierno a las milicias pro rusas.

A juzgar por los reportes de prensa de uno y otro lados, podría concluirse que todos los implicados en el conflicto ucranio tienen razón: todos, menos los muertos que se incrementan cada día por la negativa de los gobernantes pro occidentales y de los líderes pro rusos a negociar un arreglo político, impulsados por sus respectivos protectores foráneos que siguen entrometiéndose en los asuntos internos de Ucrania, vista por ellos como un apetecible trofeo geopolítico.