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Por primera vez, se integra un equipo interdisciplinario para preservar patrimonio cultural

Utilizan tecnología de punta para revertir los severos daños en El Caballito

De la pátina, lo que se perdió, se perdió, indica experta del INAH

Cuando termine el proceso, la afectación será invisible al ojo humano, afirma el Fideicomiso del Centro Histórico

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La escultura, ubicada en la Plaza Manuel Tolsá del Centro Histórico, en imagen del pasado miércoles. La obra permanece cercada a la espera de ser tratada para recuperar su esplendorFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de mayo de 2014, p. 5

La restauración de la escultura ecuestre de Carlos IV, conocida como El Caballito, marcará un hito en la historia de la preservación del patrimonio cultural en el país.

Se trata de la primera vez que se conforma en México un grupo interdisciplinario que utilizará tecnología de punta para proveer a una obra de arte un estado óptimo de conservación.

Así lo informó el director del Fideicomiso del Centro Histórico, Inti Muñoz, durante la conferencia de prensa en la cual presentó a parte del equipo de especialistas que desde el 11 de abril realiza trabajos de diagnóstico en la pieza que fue construida entre 1793 y 1802, y que en septiembre del año pasado fue dañada por la empresa Marina Restauración durante un fallido intento por limpiarla con ácido nítrico.

Luego de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detuvo hace siete meses ese procedimiento que no contaba con su autorización y que fue denunciado por la ciudadanía a través de redes sociales en Internet, ahora han iniciado estudios de alto nivel para determinar cuál será el mejor proceso de remozamiento.

Se utilizan equipos similares a los empleados para detectar fallas de seguridad en motores de avión o reactores nucleares.

También se realizará un minucioso registro fotográfico y levantamiento arquitectónico, así como escaneo en tercera dimensión. Además, se harán estudios de fluorescencia de rayos X para identificar la composición de la aleación de metales, inspección con ultrasonido y radiografía industrial (gammagrafía), metalografías, colorimetría, análisis de tipo microestructural aplicados a los materiales pétreos y metálicos y termografía infrarroja.

En el pedestal: inspección por líquidos penetrantes en áreas localizadas y susceptibles, medición de la velocidad de absorción de agua con presión atmosférica, petrografía, además de determinación del contenido de humedad y sales en la estructura de concreto armado por medio de conductividad eléctrica de contacto.

Prospección con georradar

Habrá también una prospección con georradar para localizar e identificar estructuras que pudieran ubicarse bajo la superficie actual de la Plaza Tolsá, donde se encuentra El Caballito, con la finalidad de determinar si dichas estructuras pudieran repercutir en la estabilidad estructural del monumento. Cabe recordar la existencia de instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro en la calle de Tacuba, y las múltiples ocupaciones que ha tenido el sitio. Se podrá detectar si existen asentamientos diferenciales que comprometan la estabilidad de la obra, explica el proyecto que fue autorizado por el INAH el 7 de abril y que será supervisado por sus coordinaciones de Conservación del Patrimonio Cultural y Nacional de Monumentos Históricos.

A todo lo anterior estará sometido El Caballito durante, al menos, tres meses, después de que en sus poco más de 200 años sólo ha sido limpiado, en diferentes épocas, con agua y jabón, o en el mejor de los casos, con gasolina para quitar la grasa y mugre, según comentó el ingeniero Luis Torres Montes, uno de los decanos en restauración de sitios y monumentos históricos, adscrito al Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El especialista dijo que en los años 70 del siglo pasado era común que la limpieza de monumentos y esculturas ordenada por el entonces Departamento del Distrito Federal se realizara con cincel (en el caso de las piezas de piedra) y que en los bronces se dejara el metal expuesto, es decir, que se eliminara la pátina y se sustituyera por otra.

Se sabe que El Caballito recibió en esa década al menos dos limpiezas sin mayores pretensiones, en una de las cuales se le aplicó una resina de acrílico para que actuara como barrera contra daños ambientales. Hay registros también de una intervención en 1993.

Ello significa, coincidieron los especialistas, que la estatua ecuestre no cuenta en la mayor parte de su superficie con la pátina original aplicada por Manuel Tolsá (1757-1816), su creador.

Quizá haya restos de la pátina histórica bajo la capa de la figura de Carlos IV y bajo la cola del caballo, eso es lo que vamos a determinar con los estudios que realizamos, explicó el restaurador responsable, Mauricio Jiménez, coordinador de la licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

También se sospecha que el pedestal tiene problemas de humedad y de corrosión en su estructura interna, no atribuibles a la fallida intervención del pasado septiembre.

La coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, Valerie Magar Meurs, reiteró que lo que se perdió, se perdió, respecto de la remoción de 50 por ciento de la pátina que cubría a El Caballito y que fue afectada luego de que Marina Restauración aplicó ácido nítrico al 30 por ciento.

No obstante, se aclaró que el deterioro fue solamente en la superficie y que no hay daño volumétrico ni estructural en la emblemática escultura.

Los especialistas añadieron que se intentará aplicar una pátina a la obra lo más parecido a la real; Muñoz afirmó que una vez concluido todo el proceso de restauración, será invisible al ojo humano la afectación de septiembre.

Luego de los trabajos de análisis que el INAH autorizó se realicen en un término máximo de un año, aunque los involucrados aseguran que tardarán tres meses, el Fideicomiso del Centro Histórico de la ciudad de México presentarán una propuesta de restauración que también deberá ser aprobada por el instituto.

Inti Muñoz aseguró que los especialistas e instituciones participantes (entre ellas los institutos Politécnico Nacional, de Investigaciones Nucleares, la Universidad Autónoma Metropolitana y la UNAM) no están cobrando ni los honorarios de los expertos ni el uso de los aparatos. Será hasta que se inicie la restauración cuando el organismo a su cargo asigne la suma que se requiera.

En representación del grupo ciudadano El Caballito, Restauración, el cual presionó para que la escultura recibiera el tratamiento adecuado, Lucía Ruanova agradeció a las autoridades haber escuchado el sentir de quienes conformaron ese colectivo de defensa del patrimonio, en particular a su fundador, el historiador Guillermo Tovar de Teresa, fallecido en noviembre de 2013.