Opinión
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México SA

Economía desinflada

Jaloneos por migajas

Lejana, la meta oficial

E

l navío de gran calado (Fox y Calderón dixit), que no es otro que la economía mexicana, es tan sólido y potente que en febrero de 2014 reportó un avance de apenas 0.54 por ciento con respecto al mes previo, y de 1.7 por ciento en términos anualizados, de acuerdo con el Inegi, resultados que dan cuenta que la susodicha embarcación de plano no tiene con qué abandonar el dique seco en el que lleva años estacionada.

En la fiesta de las adivinanzas, el ex subsecretario calderonista de Hacienda y actual director del Departamento del Hemisferio Occidental y el Caribe del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner, tuvo a bien informar que el citado navío surcará las aguas del crecimiento… sólo si lo arrastra el desconchinflado motor económico del vecino del norte, si es que algún día arranca.

Tercero en el orden al bate, el Banco de México, encabezado por el beisbolero Agustín Carstens, dice que las cosas no son tan optimistas como las pinta el ahora funcionario del FMI ni que las cifras del Inegi son para celebrar, porque a nivel mundial las perspectivas de crecimiento económico sólo han mejorado marginalmente, y en México la actividad económica del primer trimestre de 2014 ha reportado un crecimiento menor al esperado.

De cualquier suerte, todos los declarantes –los citados y los demás– sólo se jalonean las migajas, y ninguno de ellos, ni por aproximación, aborda el tema central: la economía mexicana reporta un severo daño estructural, producto de un modelo impuesto a capa y espada por la élite gobernante, que nadie está dispuesto a corregir por ser aquel factor decisivo en la acumulación de fortunas de ensueño para unos cuantos, por mucho que entre las patas se hayan llevado al país.

Que la economía crecerá 3 puntos dicen unos; que en realidad serán 2.7, aseguran otros; que todo apunta para 2.4, aseveran algunos más; que, de plano, no pasará de 2 si bien van las cosas, y así por el estilo. Es el juego de todos los días, por mucho que, en los hechos, año atrás año la tasa de crecimiento se asemeja más a un conteo boxístico de nocaut: 4, 3, 2, 1, 0… En fin, mientras sigan jugando al tío Lolo seguirá la caída, hasta que ellos mismos revienten.

En este contexto, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) comenta que el avance anualizado de 1.7 por ciento resulta totalmente insuficiente para las necesidades del país y de sus habitantes, al tiempo que subraya que no se trata de algo coyuntural, pues el crecimiento acumulado en los primeros 15 meses de la actual administración apenas ronda el 1.2 por ciento, proporción superior, para un periodo igual, al -4.2 de Zedillo y al -0.5 de Fox, pero inferior al 3.2 de Calderón.

Tal resultado, apunta el IDIC, es insuficiente para sostener los niveles necesarios para generar un entorno social y de negocios favorables. En este sentido, es prioritario fortalecer el ritmo de crecimiento económico del país. De igual manera se debe precisar que este resultado se da sobre una base de un crecimiento de sólo 0.4 por ciento de febrero del año pasado, evidenciando la debilidad que sostiene la economía mexicana.

Una de las fallas estructurales a resolver de inmediato es la precarización del mercado laboral, ya que los bajos salarios y la ocupación en la economía informal restringen el desarrollo del mercado interno. Además, el que la mayor parte de la población desocupada corresponda a personas con niveles de educación media y superior, así como de personas que ya cuentan con una experiencia profesional es uno de los elementos que revela que la debilidad del aparato productivo y la necesidad de implementar estrategias integrales que favorezcan el desarrollo económico y la generación de valor agregado en el país.

El costo de la supuesta competitividad mexicana ha sido enorme en términos de bienestar, pues sólo se basa en bajos costos laborales, en salarios de hambre para los trabajadores, que permiten maximizar las utilidades. La población lo ha pagado con creces, pero también el desarrollo del mercado interno y el propio aparato productivo, ambos en la lona.

Por ello, la posibilidad de alcanzar la meta oficial en materia de crecimiento económico de 3.9 por ciento en 2014 se desmorona día a día. ¿Qué se requiere para alcanzar la citada meta? Simple: que en cada uno de los próximos tres trimestres del año la economía reporte un crecimiento de, cuando menos, 5.1 por ciento para que, a la hora del promedio, se alcance ese 3.9 por ciento.

De acuerdo al análisis del Fondo Monetario Internacional, señala el IDIC, en 2014 se espera que la economía mexicana repunte gracias a la recuperación de Estados Unidos. “Si bien en los primeros meses del año las exportaciones se han incrementado, ello no necesariamente continuará ocurriendo con el mismo vigor, y el problema es la postura proteccionista de Estados Unidos. En las últimas semanas se han colocado barreras comerciales a productos industriales y agropecuarios mexicanos, lo cual incidirá en el crecimiento económico del país. En este sentido, las acusaciones de dumping que han sufrido las exportaciones mexicanas son una mala noticia para un sector productivo” que en febrero solamente creció 0.54 por ciento respecto de enero.

En este entorno, apunta el IDIC, si la actitud proteccionista de Estados Unidos sigue avanzando, el eventual beneficio de su recuperación podría no llegar a México. De allí la urgencia de tomar medidas de política pública que fortalezcan el estado actual del entorno económico, ya que si bien las reformas estructurales representan un avance de fomento al aparato productivo, estas medidas son de largo plazo y no necesariamente atienden el problema de rezago productivo que muestra el país, lo cual puede condicionar sus futuros resultados.

Para revertir lo descrito será necesaria una rápida actuación del gobierno mexicano, lo cual es de dudar. En la parte del comercio internacional el Tratado de Libre Comercio de América del Norte debería garantizar que no se apliquen medidas discrecionales y unilaterales a las exportaciones mexicanas; sin embargo, ello no está ocurriendo y ahí las autoridades deberán tomar cartas en el asunto. Lo anterior es todavía más relevante cuando se toma en consideración que esto constituye un antecedente negativo para las negociaciones de un acuerdo comercial como el denominado transpacífico (TPP): ¿quién garantiza un trato equitativo?

Las rebanadas del pastel

Lo único que, oficialmente, faltaba en el Vaticano: un par de patronos de los pederastas. Ya entrado en gastos, que santifique a Marcial Maciel.

Twitter: @cafevega