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En 10 días la Secretaría de Desarrollo Social presentará un diagnóstico final

Guerrero realiza censo; hay 4 mil viviendas dañadas por el sismo

Lluvias, temblores y otros meteoros han afectado un total de 60 mil casas en casi 24 meses

Petatlán, Zihuatanejo, La Unión, Coahuayutla y Atoyac, entre los municipios con más deterioro

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Vivienda en la comunidad de Papanoa, la cual resultó dañada por el sismo del viernes 18 de abrilFoto Rodolfo Valaez Luviano/ La Jornada Guerrero
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 25 de abril de 2014, p. 33

Chilpancingo,Gro., 24 de abril.

El sismo de 7.2 grados Richter ocurrido el viernes pasado, con epicentro a 41 kilómetros al sur de Petatlán, en la Costa Grande de Guerrero, dejó más de 4 mil viviendas dañadas; 400 de ellas son pérdida total, informó Beatriz Mojica Morga, secretaria de Desarrollo Social de Guerrero.

La funcionaria señaló este jueves en conferencia de prensa que los municipios más afectados por el temblor fueron Petatlán, Zihuatanejo, La Unión, Coahuayutla, Tecpan de Galeana, Coyuca de Benítez, San Jerónimo y Atoyac, en la Costa Grande; Chilpancingo, en la zona centro; Coyuca de Catalán, Ciudad Altamirano, Ajuchitlán del Progreso y San Miguel Totolapan, en la Tierra Caliente.

Beatriz Mojica indicó que se conformaron brigadas, en las que participan unas 500 personas, que llevarán a cabo un censo en los municipios afectados, y anunció que en un plazo de 10 días se entregará un diagnóstico final para determinar el número de casas, escuelas y carreteras dañadas por el movimiento telúrico. Señaló que desde el lunes pasado se integró el comité de daños, y pidió esperar el resultado que presentarán los encuestadores, para dar una visión global.

Comentó que si bien este jueves llegaron a Guerrero los primeros apoyos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), que incluye despensas y cobertores para atender a las 4 mil familias cuyas casas resultaron afectadas, en esta primera etapa se atiende la emergencia, pero hay retraso en la reconstrucción de las viviendas; no se conoce el mecanismo que se seguirá.

Recordó que en el sismo de 2012 al menos 22 mil casas resultaron dañadas; por las lluvias del año pasado el número se incrementó a 60 mil, y en esta ocasión, por el sismo de la semana, hay otras 4 mil casas que padecieron daños.

Durante la conferencia de prensa, José Francisco García, representante de los damnificados del municipio de Tlapehuala, en Tierra Caliente, intervino para informar a la funcionaria que cientos de personas que perdieron sus casas y cosechas por las lluvias de septiembre anterior fueron marginadas en los censos, por lo que no recibieron apoyo de ningún gobierno.

Recordó que únicamente en la cabecera municipal de Tlapehuala las lluvias dejaron daños en 26 viviendas, 15 en Morelita, 13 en Tiringueo, 25 en San Juan Minas y 30 en Nuevo Guerrero, además que hay que sumar otras 60 en los pueblos de San Cristóbal y San Jerónimo, municipio de Ajuchitlán del Progreso, sin contar las que resultaron dañadas en las márgenes del río Balsas, tan sólo en la Tierra Caliente.

Reclaman damnificados a la CFE

Damnificados de la comunidad Mezcala, municipio de Eduardo Neri, ubicado en la zona centro de Guerrero, exigieron ser indemnizados o que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) reconstruya sus casas, debido a que responsabilizan a la paraestatal de negligencia.

“Más que el daño causado por los huracanes Manuel e Ingrid –en septiembre pasado–, nosotros acusamos a la CFE de haber cometido una irresponsabilidad al no haber abierto con tiempo las compuertas de la presa El Caracol, lo que provocó que el agua del río Balsas saliera de su cauce hasta 200 metros, inundando decenas de casas”, afirmó Quirino Malavar López, uno de los afectados.

Los damnificados lamentaron que ninguno de los tres niveles de gobierno haya atendido la demanda de reconstrucción o reubicación de al menos 230 viviendas dañadas por los meteoros.

Recordó que entre el 15 y el 17 de septiembre de 2013, los ciudadanos de Mezcala vivieron una pesadilla luego de que el agua del Balsas se metió a nuestras casas. Narró que la gente corría y gritaba al percatarse que el agua del río Balsas inundaba sus casas. Algunos dicen que el agua subió hasta siete metros. Lo cierto es que la iglesia de San Cristóbal se inundó; el nivel llegó arriba de la puerta principal. Desde entonces permanece cerrada, adentro todo quedó lleno de lodo.