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Lourival Possani Postay, de la UNAM, y su equipo exploran con inmunoglobinas

Trabajan en antídoto para veneno de alacrán a partir de defensas humanas

Necesario, invertir para generar nuevos productos de este tipo, ya que México tiene la tasa más alta de picaduras de ese animal en el mundo, alerta el investigador emérito del IBt

 
Periódico La Jornada
Martes 22 de abril de 2014, p. 2

Debido a las altas tasas de intoxicación por piquete de alacrán en el país, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollan una nueva generación de antivenenos que permita utilizar anticuerpos humanos para reconocer y neutralizar las toxinas.

Lourival Possani Postay, toxicólogo e investigador emérito del Instituto de Biotecnología de esa casa de estudios, reconoce que para alcanzar esa innovación, la cual permitirá sustituir el antídoto elaborado a base de suero de caballo, debes responder antes a muchas preguntas.

Experto en el estudio de este arácnido al que le ha dedicado 40 años de su carrera científica, alerta sobre la importancia de invertir en la generación de nuevos antivenenos en una nación donde cada año 280 mil personas sufren la picadura de ese animal.

Datos de la Secretaría de Salud (Ssa) indican que el alacrán está presente en todo el territorio nacional, pero 16 estados son considerados de mayor riesgo debido a la presencia de especies de alta toxicidad.

Algunas de esas entidades son Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Sinaloa y Zacatecas, donde se presenta el mayor porcentaje de casos mortales.

El biólogo, experto en biofísica molecular, señala que nuestro país tiene la tasa de mayor incidencia de picadura de alacrán en el mundo. Sin embargo, la tasa de decesos es baja, pues se presentan entre 30 y 70 casos anuales, mientras a escala mundial suman tres mil.

Proteínas tóxicas que requieren respuesta inmunoprotectora

De acuerdo con el Manual de procedimientos estandarizados para la vigilancia epidemiológica de la intoxicación por picadura de alacrán, elaborado por la Ssa, de 2006 a 2011 el promedio anual de casos fue de 281 mil 72, con una media de 2 mil 70 casos por cada cien mil habitantes.

Llevamos, dijo, muchos años trabajando para generar nuevos antivenenos. Lo primero fue determinar cuáles eran las proteínas tóxicas que ameritarán nuestra atención para contrarrestar el efecto. Las aislamos, identificamos su estructura y función para tratar de dar una respuesta inmunoprotectora.

En entrevista con La Jornada, destacó que en todo el planeta mil 200 millones de personas sufren la picadura del alacrán, y dos mil millones viven en zonas endémicas como el norte de África y Sudamérica, y países como Turquía, México y parte de Estados Unidos.

Ganador del premio Carlos Slim en Salud 2014, por su destacada trayectoria científica, Possani Postay aseguró que junto con su equipo de trabajo busca alcanzar una innovación no sólo para México, sino para el mundo, ante la alta tasa de incidencia de picadura de este arácnido, que puede ser potencialmente mortal.

Recordó que en 1985 colaboró en una campaña con el sector médico, que generó la reducción en el número de muertes, debido a que “los convencimos de que no tuvieran miedo de usar el antiveneno, porque esa primera generación era de suero de caballo –empleado por sus anticuerpos– y podía generar efectos secundarios”.

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Ya no se usa el suero de caballo ni se inyecta como en la primera generación de antídotos, explicó el toxicólogo de la UNAM. La imagen, durante la extracción del veneno de una las especies del arácnido que estudian en el Instituto de Biotecnología de la UNAMFoto Marco Peláez

Actualmente, dijo, se usa una tercera generación de antídotos, denominada faboterápicos, un plasma hiperinmune con gran cantidad de anticuerpos que permiten neutralizar la actividad tóxica del veneno.

Ya no se usa el suero de caballo ni se inyecta como en la primera generación de antídotos, luego avanzamos a una segunda con la purificación de los anticuerpos, para luego alcanzar el uso de los faboterápicos.

Reconoció que durante muchos años trabajó para el desarrollo de una vacuna contra el veneno del alacrán utilizando péptidos sintéticos que corresponden a las secuencias de los aminoácidos de las toxinas.

La investigación fue exitosa en la generación de anticuerpos, dijo, pero éstos no eran protectores del piquete de alacrán.

Por ello, explicó, decidimos explorar la selección, dentro del repertorio de inmunoglobinas humanas, algunos anticuerpos que reconozcan las toxinas. Y esa es la línea que trabajamos en este momento.

Possani Postay destacó que avanzar en el conocimiento del veneno de alacrán es un tema relevante para México, pero también para otras naciones donde se presentan casos de piquetes de ese arácnido, como Argentina, Brasil, Venezuela y Cuba, entre otras países de América Latina, muchas de cuyas especies han sido estudiadas por el investigador.

En México, la Ssa detectó que en los estados con mayor número de personas intoxicadas por la picadura de alacrán son Jalisco, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Morelos y Nayarit.

Según cifras de la Norma Oficial Mexicana para la vigilancia, prevención y control de la intoxicación por picadura de alacrán, entre 1979 y 2003 ocurrieron 6 mil 77 decesos, con un promedio de 243 por año. Para el periodo de 2004 a 2007 se registraron 201 defunciones, con una media de 51 casos anuales.

Las autoridades de salud destacan que a escala mundial hay mil 259 especies de alacrán, de las cuales se detectó la presencia de 190 y otras 52 están en proceso de ser descritas. Se agrupan en siete familias. Las especies tóxicas incluyen el género Centruroides, de la familia Buthidae, que incluye algunos de los alacranes cuyo veneno es altamente tóxico.

Este género tiene 30 especies, de las cuales son de relevancia médica la Centruroides noxius o alacrán de Nayarit, considerada una de las más peligrosas en la República; C. limpidus, C. tecomanus, C. suffusus, C. infamatus, C. elagans, C. sculpturatus, C. balsasensis y C. meisei.

Por rango de edad, se detectó que el mayor número de casos se da en el grupo de 25 a 44 años, con 26 por ciento; de 15 a 19 años, con 12.1 por ciento, y de 10 a 14 años con un 11.9; mientras en los menores de cinco años la frecuencia fue de 9 por ciento de los casos.