Opinión
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México SA

Empleo estancado

Nubarrón laboral

Paro en Monclova

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Oferta de diversos servicios frente a la Catedral, en el Zócalo de la ciudad de MéxicoFoto Carlos Ramos Mamahua
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aen las hojas del calendario sexenal, discursos van y discursos vienen, se reforma aquí y allá, pero el empleo en el sector formal de la economía brilla por su ausencia. Cómo estará el ambiente que hasta los más optimistas de plano no ven por dónde se resolverá el entuerto, calificado por los genios tecnocráticos como un asunto coyuntural (una coyuntura que se ha prolongado por más de tres décadas), cuando a todas luces se trata de un grave problema estructural.

A cinco años del estallido del catarrito (léase el terrorífico terremoto económico de 2008), gobierno y sector privado ni siquiera han sido capaces de reducir la tasa de desocupación oficial al nivel registrado poco antes del tardío reconocimiento gubernamental de que la economía mexicana caía en picada. A estas alturas, tal indicador se encuentra 50 por ciento por arriba del reportado en el año citado, y nada halagüeña resulta la perspectiva.

En este contexto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que para el caso mexicano la escasa generación de empleo formal resulta más que preocupante, independientemente de la constante precarización laboral que se registra en el país. De hecho, pronostica que, en el mejor de los casos, entre este 2014 y hasta 2016, cuando menos, la creación de plazas formales en el país ni de lejos será significativa, de tal suerte que la tasa oficial de desocupación abierta se mantendría estática.

En pocas palabras, si los mexicanos quieren empleo formal bien remunerado y permanente, pues tendrán que buscarlo en otra parte, aunque en otras latitudes el panorama tampoco es grato. Así, estima la OIT, la tasa oficial de desocupación en el país prácticamente no reportaría cambios, y concluiría 2014 en un nivel de 4.9 por ciento de la población económicamente activa; en 2015, cuando se supone –versión oficial– que los efectos benéficos de las reformas se comenzarían a registrar, tal indicador llegaría a 4.8 por ciento, y en 2016 (con tales efectos a todo vapor) se ubicaría en 4.7 por ciento.

La situación ha ido de mal en peor. El gobierno zedillista heredó una tasa oficial de desocupación abierta de 2.1 por ciento de la PEA (todas las cifras son del Inegi); llegó Fox y su cambio, y tal indicador se elevó a 3.6 por ciento, Calderón y su oferta de vivir mejor lograron incrementarlo a 5.1 por ciento. Así, la tasa oficial de desocupación abierta se multiplicó por 2.4, y si el registro no es mucho mayor se debe a la creciente importancia de la ocupación en el sector informal, aunque los gobiernos involucrados, todos, prometieron empleo formal a manos llenas y una mejoría en los niveles de bienestar sólo comparables con los del paraíso.

El panorama no ha variado ya en tiempos del actual inquilino de Los Pinos. Como en días pasados se comentó en este espacio, tras 16 meses de gobierno peñanietista, alrededor de un millón 200 mil mexicanos quedaron fuera del mercado laboral en el sector formal de la economía (tres de cada cuatro que intentaron colocarse), sin incluir a los que de tiempo atrás, en administraciones anteriores, ya los habían mandado a paseo, es decir aquellos que obligadamente fueron incorporados a la informalidad, a la desocupación abierta, a la población disponible o a la emigración. En tal periodo debieron generarse no menos de un millón 600 mil nuevos puestos de trabajo en el sector formal de la economía, pero sólo se registraron poco más de 426 mil. Y el pronóstico no se modifica significativamente para los próximos años.

La OIT advierte que México ocupa el escalón número cuatro (entre los 40 países considerados por la organización) en los que a número de ninis se refiere. Sólo es superado por Turquía, Macedonia e Israel, naciones en las que, como en la nuestra, crece a paso veloz el inventario de jóvenes que no trabajan ni estudian. Cómo estará el horno, que España se encuentra dos peldaños abajo de México.

En este contexto, la citada organización subraya que en el mundo los jóvenes siguen siendo los más afectados por esta recuperación débil y desigual. Se calcula que en 2013 alrededor de 74.5 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad han estado desempleados, casi un millón más que el año anterior. La tasa mundial de desempleo juvenil ha aumentado hasta 13.1 por ciento, un valor tres veces superior al de la tasa de desempleo de los adultos.

De hecho, detalla, la relación entre desempleo juvenil y desempleo de los adultos ha alcanzado un máximo histórico, registrando valores particularmente altos en el Oriente Medio y África del Norte, así como en algunos países de América Latina y el Caribe y Europa meridional. En los países sobre los que se cuenta con datos, la proporción de jóvenes que ni trabajan, ni estudian o están recibiendo formación ha seguido aumentando fuertemente desde que se inició la crisis. En algunos países, se calcula que cerca de una cuarta parte de los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad se encuentra en esta situación.

En fin, señala la OIT, el desempleo mundial seguirá empeorando aunque de forma gradual, para situarse en más de 215 millones de personas en 2018. Durante este periodo se crearán alrededor de 40 millones de empleos nuevos netos al año, un número menor que el de personas que se prevé entren en el mercado de trabajo, unos 42.6 millones cada año.

En las circunstancias actuales de recuperación tímida, la duración media de los periodos de desempleo ha aumentado considerablemente, un signo más de la debilidad que reviste la creación de empleo. En muchas economías avanzadas, la duración del desempleo se ha multiplicado por dos desde el inicio de la crisis. Estos periodos de desempleo tan largos impiden una recuperación más rápida del mercado de trabajo, y suponen una considerable carga para el erario, obligando a los gobiernos a subir los impuestos o a aplicar recortes para no aumentar el déficit fiscal.

Las rebanadas del pastel

Más de mil trabajadores de la empresa italiana Teksid Hierro, planta Monclova, realizan paros laborales escalonados en demanda de un mejor reparto de utilidades, mayor seguridad en las instalaciones, reinstalación de los trabajadores despedidos con motivo de esta protesta y el cambio de representación sindical (exigen afiliarse al Nacional de Mineros), pues la CTM nos ha mantenido en el abandono y permitido todo tipo de abusos, sin meter las manos por nosotros. Ante la movilidad obrera, el dirigente seccional cetemista rápidamente se fue de vacaciones.

Twitter: @cafevega