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Un crecimiento más débil de la nación asiática puede tener repercusiones globales

Se desacelera a 7.4% la economía de China; bajará el empleo en países socios
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Un empleado alimenta cabras en la comunidad de Guide, en la prefectura autónoma tibetana de Hainan, en la provincia de Qinghai, en el noroeste de ChinaFoto Xinhua
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de abril de 2014, p. 25

Pekín, 16 de abril.

El crecimiento económico de China se desaceleró en el primer trimestre a 7.4 por ciento, lo cual eleva el peligro de la pérdida de empleos y de posibles secuelas para los socios comerciales del país. La cifra que difundió el miércoles el gobierno fue inferior a la de 7.7 por ciento del trimestre pasado. También está por abajo de la meta oficial de crecimiento para todo el año de 7.5 por ciento que las autoridades anunciaron en marzo.

Sin embargo esa contracción superó las expectativas del mercado de una expansión de 7.3 por ciento. Otros datos divulgados junto al PIB mostraron que la producción industrial creció 8.8 por ciento en marzo respecto del año previo, frente a expectativas de un aumento de 9 por ciento en un sondeo de Reuters.

Un crecimiento más débil en China podría tener repercusiones globales, perjudicaría a las economías asiáticas y de otras latitudes, como Australia y Brasil, de las que el gigante asiático es el principal mercado para materias primas y componentes industriales.

Pekín intenta conducir a China, la segunda economía más grande del mundo, hacia un crecimiento más lento y más sostenible basado en el consumo interno más que en el comercio y la inversión después de una década de explosiva expansión. También se ha desacelerado el aumento de las ventas minoristas, de la producción en las fábricas y de la inversión, lo cual eleva la posibilidad de la pérdida de empleos, una coyuntura políticamente peligrosa.

Las autoridades del gigante asiático han dejado entrever que están dispuestas a tolerar un crecimiento inferior al objetivo oficial si la economía continúa generando suficientes trabajos para evitar una posible agitación social.

En un indicio de preocupación hacia el empleo, las autoridades emprendieron en marzo un programa de miniestímulos que prevé inversiones en la construcción de vías férreas, viviendas de bajo costo y otras obras públicas.

En un discurso la semana pasada, el primer ministro Li Keqiang, el funcionario económico de más alto rango del país, planteó que la economía todavía enfrenta presiones bajistas, pero descartó la adopción de medidas adicionales de estímulo. Señaló que Pekín podría centrarse en acciones a largo plazo para lograr un desarrollo sostenible y saludable.

Las cifras más recientes sobre el crecimiento son las más débiles desde el tercer trimestre de 2012, cuando el crecimiento se contrajo imprevistamente debido a una declinación en la demanda de las exportaciones chinas mientras el gobierno restringía los controles a los préstamos y las inversiones para enfriar la inflación.

Las importaciones chinas registraron en marzo una fuerte contracción de 11.3 por ciento, señal de una débil demanda de materias primas por parte de los sectores manufacturero y de la construcción.