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Después de recorrer el mundo, regresa a México la muestra ¡Pintemos murales!

El trabajo en colectivo, tesoro de pueblos indígenas: Ofelia Medina

La actriz es fundadora de un fideicomiso para la salud de los niños de estas comunidades

Los pequeños de las ciudades, clavados en un aparatito, no se ven a los ojos, explica

 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de abril de 2014, p. 3

El muralismo no está muerto, está vivo en las comunidades indígenas, expresa la actriz y activista Ofelia Medina, con motivo de ¡Pintemos murales! El arte mural de las niñas y los niños, exposición de 18 obras, itinerante por dos décadas, que regresa a México para exhibirse en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola, en Guadalajara.

Para Medina, fundadora y directora del Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas (Fisanim), formado en 1990, el trabajo en colectivo es un tesoro de los pueblos originarios. Es tal vez uno de los mejores regalos que nos tienen, es un yo colectivo. Los niños urbanos pierden cada vez más ese placer.

La niñez de hoy está más clavada en un aparatito, no se ven a los ojos, pero esta experiencia los revitaliza, asegura en referencia a los talleres que acompañan siempre a la exposición a donde sea que vaya. Aparte de pintar, los niños también bailan, porque les llevan música, y reflexionan sobre los niños que trabajan y que en muchas ocasiones son de familias que nos dan de comer.

Trabajo y gozo

Después de inaugurarse en 1994 en el Palacio de Bellas Artes, cuya museografía original fue de la pintora Carmen Parra, la muestra ha viajado a Dinamarca, Finlandia, Rusia, Noruega, Groenlandia, Suecia, Estados Unidos, Alemania y Japón. También se contó con el apoyo de artistas como Alberto Gironella y Juan Alcázar.

No pretendemos hacer arte, pero muchas de esas piezas lo son. Para mi son expresiones muy auténticas que muchas veces resultan un acto creativo. En otras es un ejercicio, no pretendemos producir grandes pintores, sino decir que los niños y jóvenes pueden gozar al trabajar. Por ejemplo, el gozo de embarrar la pintura que también los libera, asegura la entrevistada.

El Fisanim se formó con el fin de, como sociedad civil, “hacer algo respecto de la violación de los derechos humanos de la niñez indígena de México. Desde un principio hemos hecho propuestas que se siguen llevando a cabo. Trabajamos en seis comunidades de Las Abejas en el municipio de Chenalhó, atendemos a 185 familias en un programa de nutrición. Estamos en la recuperación para la dieta diaria del amaranto y la chía. Estamos en actividades creativas. Los niños pintan y se expresan también en las comunidades. A través del tiempo hemos hecho propuestas como, por ejemplo, el programa nacional en cumplimiento al derecho alimentario de la niñez indígena de México.

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Cada vez hay más desigualdad, cada vez se violan más los derechos de los niños indígenas denuncia la actriz Ofelia MedinaFoto Carlos Ramos Mamahua

Tenemos propuestas de fortalecimiento de la mujer por medio de programas de nutrición encaminados a la mujer gestante y lactante de niños menores de cinco años en los lugares donde hace 24 años los llevamos a cabo.

Sin embargo, cuestionada si a dos décadas de distancia ha cambiado la situación de los niños indígenas, Medina contesta que está mucho peor. Cada vez estamos más desiguales, cada vez se violan más los derechos de los pueblos indios de México, a excepción de donde son comunidades organizadas como las hay en Chiapas, Oaxaca, Yucatán y Veracruz.

Para Medina el pintar murales se remonta a la Chiapas zapatista. “Fuimos los primeros en empezar en La Garucha. También gracias a Doris Palvio –una doctora danesa– todos los letreros de Coca-Cola que había en Polhó se sustituyeron por murales. Creemos que la pintura mural es una expresión moderna y gozosa, entonces, el pintar murales lo hacemos cada vez que tenemos un dinerito extra, porque requiere la pintura, los pinceles y las personas que se entrenan. Tratamos siempre de tener actividades creativas en las comunidades donde trabajamos, porque queremos a los niños nutridos y que llenen el mundo de color, de alegría”.

Palvio, una apasionada de los movimientos sociales y los indígenas del mundo, tras ver la exposición en el Palacio de Bellas Artes, se responsabilizó por su itinerancia, al conseguir el financiamiento para transportarla, durante todos estos años. Una vez concluido su ciclo, Doris nos dijo, mi mundo ya está explorado, con unos resultados maravillosos. Entonces, decidimos regresarla a México y empezamos a buscar en dónde exhibirla.

Jalisco, la primera sede

Medina quisiera llevarla a todos los estados y en particular los más problematizados: Creemos que hace mucha falta en Chihuahua, Sinaloa y Michoacán, para que los niños tengan esparcimiento, pero también puedan expresar sus miedos y carencias. Es una especie de terapia.

¡Pintemos murales! permanecerá hasta el 30 de abril, acompañada de talleres, en la biblioteca pública Juan José Arreola. Luego estará, del 21 al 25 de mayo, en la 19 edición de Papirolas, festival cultural para niños y jóvenes que realiza anualmente la Universidad de Guadalajara.