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Con una lectura de obra de Efraín Huerta y una comilona colectiva cerró el encuentro

Una sensación poética tangible permeó el cierre del Festival de Literatura al Aire Libre

Además de un espacio para las letras es un ejercicio ciudadano, dijo Antonio Calera-Grobet

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Durante el encuentro, los transeúntes pudieron apreciar y adquirir las ediciones de un grupo de publicaciones independientes, emergentes y alternativasFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de abril de 2014, p. 9

A las 13:15 horas de este domingo se inició la lectura de poesía –en voz de sus autores– del segundo y último día de actividades del tercer Festival de Literatura al Aire Libre y del Encuentro de Publicaciones Alternativas en el Centro Histórico, realizado en la Plaza de San Jerónimo.

Poetas, en su mayoría jóvenes, fueron leyendo uno a uno cada 20 minutos, durante la tarde de un soleado domingo, junto a una de las fuentes que se ubican en dicha plaza, alrededor de la cual se sentaron niños, jóvenes y familias.

Como invitado especial y para celebrar el centenario del poeta Efraín Huerta, se presentó, a las 19 horas, David Huerta, quien antes de leer Permiso para el amor y La muchacha ebria, de su padre, señaló: Esto es lo que el país necesita: más lectura de poesía en plazas públicas .

El escritor y ensayista Antonio Calera-Grobet comenzó la lectura con el poema Confesión general, escrito por Raymundo Ramos, al que le siguieron Alejandro Albarrán, Alejandro Ortiz, Adrián Medina, Jessica Díaz, Inti García Santamaría, Oscar de Pablo, Luigi Amara, Rocío Cerón y Carlos Martínez Rentería, entre otros programados para el anochecer.

Para el cierre de actividades, se llevó a cabo también, una comilona colectiva, para la cual algunos amigos invitados al festival poético llevaron y compartieron algunos platillos hechos en casa, así como la comida preparada por Hostería La Bota, uno de los comercios organizadores del festival. Conforme transcurrió la tarde, de manera paulatina, fueron llegando escuchas, poetas y comesanles.

Durante el encuentro, los transeúntes pudieron apreciar y adquirir las ediciones de un grupo de publicaciones independientes, emergentes y alternativas, que ofrecieron libros de poesía, literatura, novela, ensayo y novela gráfica. Entre las que se encontraban: Pluralia Ediciones, La Cifra, Taller de Tinta Neo, editorial ALDUZ y Mantarraya, Astrolabio, Almadía, Filodecaballos, Jus, Fontamara, Ediciones sin nombre, Casa Editorial Abismos, Los Libros de Ariel, editoral Literal, con su colección Limón Partido, Ediciones del Lirio, Colectivo La Piedra, de Cuernavaca, Editorial Runa, Verso Destierro, La Verdura Cartonera, Era y Gedisa Editorial, entre otras.

Ayer sábado, de acuerdo con Calera-Grobet, fue una jornada exitosa y muy satisfactoria. De los 28 poetas convocados, sólo dos no pudieron asistir. Además, se leyeron poemas en homenaje a José Emilio Pacheco, Juan Gelman, Efraín Huerta, Sergio Loo y Marco Fons.

Se concretó una especie de epifanía. La gente estaba imantada por una sensación poética y sensible. Casi se podía medir. No había mucho sol, pero había calor humano. La gente convivía como si estuvieras en Lavapiés, de Madrid, o en Trocadero, de París. Para las nueve de la noche, muchos se sentaron en las jardineras y alrededor de la fuente a escuchar. El número de asistentes fluctuaba. Hubo un momento en que había alrededor de mil personas, comentó Calera-Grobet.

Organizado por el Frente de Operaciones Comunitarias, Cultura y Arte (FOCCA), Mantarraya Ediciones y Hostería La Bota-Cultibar, con el auspicio del Fideicomiso del Centro Histórico, el festival, también conocido como Poesía por Primavera, pretende ser un espacio literario y un ejercicio de la ciudadanía. La idea es que la gente viva y se apropie de la ciudad, del espacio público, como una prueba de que bien podemos organizarnos sin la autoridad, consideró el escritor y ensayista.