Cultura
Ver día anteriorMiércoles 2 de abril de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Ver el mundo con otros ojos es uno de los grandes placeres de la literatura, dice a La Jornada

La poesía permite crear algo de la nada, sostiene Charles Simic

En la escuela leí poemas que me emocionaron y así descubrí la belleza del género, señala

Cada calle de la ciudad, con sus personas y sus cosas, es un pequeño teatro, indica el también traductor y ensayista, galardonado con el Pulitzer en 1990 por su poemario El mundo no se acaba

 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de abril de 2014, p. 3

Los poemas de Charles Simic (Belgrado, Serbia, 1938) son lienzos en los que nombra la realidad con imágenes; cada palabra permite conocer el pensamiento y el sentir del poeta, traductor, ensayista y filósofo.

“Ver el mundo con otros ojos es uno de los grandes placeres no sólo de la poesía, también de la buena prosa. Cuando la escritura es tan visual, y si estás leyendo un libro del siglo XIX, a Charles Dickens, lo agradeces, porque te das cuenta cuán maravilloso es esto.

Este mundo está ahí y a veces es más diferente cuando uno lee poesía o prosa china, pero las palabras, las analogías son mínimas y aún así lo ves.

En charla con La Jornada, el premio Pulitzer 1990 por su poemario El mundo no se acaba, comparte que no pensaba dedicarse a la escritura, porque de pequeño quería ser pintor. “Siempre quise ser un artista, pero cuando estaba en el último año de la preparatoria, en Chicago, empecé a escribir pequeños poemas y conocí a otros jóvenes que también lo hacían, así que me dije: voy a enseñarles cómo escribir un poema.

Comencé a escribir sin saber qué saldría de aquello, hasta que un día empecé a publicar en revistas literarias, así que poco a poco advertí que era un poeta y no un artista.

Lugar donde se usa la imaginación

Sentado en un sofá de la habitación donde se realiza la entrevista, Charles Simic mantiene la mirada atenta, cálida y profunda mientras habla de la poesía: “Creo que el primer instinto para escribir un poema es haber leído. En la escuela leí poemas que me gustaron y me emocionaron, así descubrí que la poesía podía ser bella.

La poesía es un lugar donde puedes usar tu imaginación, ser tú mismo y tratar de hacer algo de la nada. Es una experiencia de algo que viste, de palabras o frases que están en tu cabeza. La mayoría de mis poemas son cortos.

Aún con los recuerdos de su juventud, relata que en su afán de demostrar a sus amigos que podía escribir un poema mejor, generalmente escribía uno peor. “Mis poemas eran peores, es cuando te ves a ti mismo y piensas, ¡qué pasa! Así que decidí leer más poesía para escribir más poesía.

Foto
Charles Simic, quien deseaba ser pintor, señala: Un día empecé a publicar en revistas literarias, así que poco a poco advertí que era un poetaFoto Cristina Rodríguez

Empecé a leer más poesía y después, creo que eso también le pasa a otros artistas o músicos, te enganchas, ya sabes, dices quiero hacer algo como eso, algo así de bello, por lo menos una vez, cuenta entre risas el autor, quien suele escribir poemas en la cocina, mientras su esposa prepara la comida.

La fragilidad de la vida

Simic cambió con la poesía, se convirtió en un observador y en su escritura expresa la fragilidad de la vida y lo cotidiano.

Respecto de la escritura visual que realiza, expresa: Es muy gracioso esto de ver, soy un chico de la ciudad, nací en una urbe, viví en Nueva York y en Chicago. En la ciudad, en el momento que estoy en la calle, mis ojos están moviéndose y veo cosas, esto y aquello. Veo un montón de cosas, y esto es uno de los grandes placeres de la ciudad, ver a las personas, a las cosas; cada calle es un pequeño teatro.

Desde hace 40 años, Charles Simic vive en un pequeño pueblo en New Hampshire, cerca de un lago rodeado de bosque, pero asegura que a diferencia de la ciudad, ahí ve pocas cosas. En la ciudad aprendes a ver las cosas de cierta manera, excepto ahora que vivo en el campo, donde tengo que batallar bastante.

Tal vez su forma de percibir el mundo se debe a que nació en Belgrado, ciudad bombardeada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, episodio que recuerda: Cuando tenía tres años, el barrio donde nací fue bombardeado por los nazis el 6 de abril de 1941. A las 5 de la mañana cayó una bomba en el edificio de enfrente, se prendió el fuego y yo estaba en el cuarto solo, pero recuerdo vagamente que me sacó de la cama, estaba en el suelo en una lluvia de cristales porque todas las ventanas se rompieron, así que no puedes olvidar eso.