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La extrema derecha avanza; se mantendrá en numerosas ciudades en segunda vuelta

Pierde terreno la izquierda en comicios para alcaldes y concejales en Francia

Elevado índice de abstención; 60% acude a votar

Alain Juppé, de la UMP, relecto en Burdeos

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 24 de marzo de 2014, p. 24

Burdeos, 23 de marzo.

En las elecciones para alcaldes y concejales de este domingo, ganó, sin duda alguna, la abstención. Desde hace 30 años, época en la que 80 por ciento de la población acudía a las urnas, la participación electoral ha ido bajando, y hoy salió a votar sólo 60 por ciento de los 44 millones 900 mil electores. Esa actitud puede considerarse una paradoja en un momento en el que se van a otorgar mayores atribuciones a los poderes regionales y locales.

Pero, por una parte, el número de escándalos, pequeños y grandes, que han implicado a políticos, ha dañado la imagen de la democracia. Por otra parte, la errática política antisocial del gobierno socialista de François Hollande, la austeridad impuesta, la incapacidad para frenar el desempleo y generar la esperanza del cambio prometido en 2012 han desalentado a sus electores e incluso a sus propios activistas.

Generalmente estas elecciones nunca son favorables al recién electo presidente de la república, pero los resultados de la primera vuelta manifiestan más que la expresión de un simple descontento. Es una violenta bofetada al actual gobierno dirigido por el primer ministro Jean-Marc Ayraut. A pesar de que, en tales elecciones, los intereses locales predominan sobre las políticas nacionales, en la votación de ayer ganó la problemática nacional. Sin embargo, la derecha del ex presidente Nicolás Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), no parece haber aprovechado la desconfianza hacia el actual gobierno socialista. Es, en cambio, la primera vez que la extrema derecha logra recoger un porcentaje de votos que le va a permitir mantenerse en numerosas ciudades para la segunda vuelta del próximo domingo. Incluso ha logrado ganar en la primera vuelta la simbólica alcaldía de Henin-Beaumont, en el norte de Francia, en una región obrera que en otras épocas votó comunista y hoy es una región damnificada, marcada por la desertificación industrial y el desempleo. En el sur de Francia, el Frente Nacional ha logrado índices de entre 20 y 40 por ciento de votos. Su dirigente, Marine Le Pen, ha anunciado que no negociará con nadie y que mantendrá todos sus candidatos. El FN, partido racista y xenófobo, se perfila como el árbitro de la segunda vuelta.

La izquierda de la izquierda (Partido Comunista, NPA, Frente de izquierda…) no ha logrado aprovechar el descontento, perdiendo también credibilidad como fuerza alternativa. Se ha visto castigada cuando se ha presentado en listas comunes con el partido socialista. No ha convencido cuando ha presentado sus propias listas.

Hasta el próximo domingo se podrá tener el verdadero retrato político de las 36 mil 700 comunas francesas. Los días venideros verán negociaciones y alianzas, y se pronostican muchas contiendas entre tres y hasta cuatro listas. Es decir, lo incierto de los resultados definitivos.

Actualmente se puede subrayar, en Burdeos, la relección en primera vuelta de Alain Juppé, candidato de la UMP. Con casi 60 por ciento de votos se coloca en una situación privilegiada para ser el líder de la derecha, marginando a Nicolás Sarkozy, para la elección presidencial de 2017.

En Pau, también en la región Aquitania, la probable victoria de François Bayrou, que les gana la alcaldía a los socialistas –que la dirigían desde hace más de 40 años–, plantea el regreso de los centristas en el escenario nacional.

En Marsella la sorpresa es enorme. Se esperaba la victoria del Patrick Mennucci del Partido socialista frente a Jean-Claude Gaudin, el alcalde, un viejo zorro de la UMP. No sólo Jean-Claude Gaudin le lleva 16 puntos al socialista, sino que el candidato del FN tiene más votos que él.

Si bien es cierto que nada está dicho, el próximo domingo podría haber más sorpresas. La izquierda no tiene la certeza de mantenerse en otras grandes ciudades como Toulouse o Lyon. Y, en París, Anne Hidalgo, heredera del alcalde socialista Bertrand Delanoe, no ha ganado aún frente a la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet.